Cayó la presión impositiva sobre el agro, pero el Estado aún se queda con más de la mitad de la renta agrícola

La carga tributaria sobre una hectárea agrícola bajó respecto de septiembre y se ubicó en 56,3%, el menor nivel de los últimos 7 años. La reducción de retenciones y la mejora de precios explican el descenso, aunque los impuestos siguen siendo el principal destino de la renta del productor.

El Ciudadano Campo21/12/2025El CiudadanoEl Ciudadano
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Cayó la presión tributaria al agro y está en el menor nivel de los últimos siete años.

La presión impositiva sobre el agro mostró una baja y comenzó a reflejar el impacto de la reducción permanente de las retenciones anunciada por el Gobierno en diciembre. El indicador que mide el peso de los impuestos sobre la renta agrícola se ubicó en 56,3%, lo que significa que, de cada 100 pesos que genera una hectárea luego de pagar los costos de producción, más de 56 pesos se destinan al pago de impuestos.

Desde la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) explicaron que la menor carga tributaria contribuye a dinamizar la actividad económica. “Con menos impuestos se va destrabando esa rueda en la que estamos todos y hace que se movilice la economía”, señaló Antonella Semadeni, economista de FADA, al referirse al efecto que tiene la baja de retenciones sobre la producción, el empleo y el consumo.

Indice FADA
El índice FADA por cultivos. 

El 56,3% del índice refleja cómo se distribuye la renta agrícola una vez que el productor afrontó todos los costos necesarios para producir. “Luego de pagar semillas, fertilizantes, salarios, fletes, seguros y otros gastos, el resultado de la campaña se reparte en tres partes: el alquiler de la tierra representa el 27,9%, la ganancia del productor alcanza el 15,8% y los impuestos se llevan el 56,3%”, explicó Fiorella Savarino, economista de FADA.

La baja del indicador resulta significativa si se la compara con la medición de septiembre, cuando la presión impositiva había alcanzado el 60,9%. Según el análisis, la caída se explica principalmente por la reducción permanente de las retenciones y por la mejora en los precios de la soja y el maíz, que elevaron el valor de la producción y la renta. En ese contexto, las alícuotas pasaron a ser del 24% en soja, 8,5% en maíz, 7,5% en trigo y 4,5% en girasol, lo que redujo el peso efectivo de los impuestos sobre el productor.

De cara a la campaña 2025/26, las proyecciones muestran un escenario productivo favorable, con una mejora cercana al 18% en la producción total de soja, maíz, trigo y girasol, lo que implicaría unas 16 millones de toneladas adicionales frente a la campaña anterior. El crecimiento estaría impulsado principalmente por el maíz, el trigo y el girasol, mientras que la soja mostraría una leve caída. En materia de precios, el escenario sería estable, sin grandes variaciones respecto de los valores actuales.

Indice FADA por Provincias
El índice FADA por Provincias 

El informe también muestra cómo se compone el 56,3% de presión impositiva. Del total de impuestos que paga una hectárea agrícola, el 56,5% corresponde a tributos nacionales no coparticipables, recursos que no regresan a las provincias. El 37,1% son impuestos nacionales coparticipables, el 5,7% provinciales y apenas el 0,7% municipales. Este menor peso de los impuestos no coparticipables se ubica entre los más bajos desde que se mide el indicador, como consecuencia directa de la reducción de las retenciones.

A nivel provincial, el índice también muestra diferencias. Mientras el promedio nacional se ubicó en 56,3%, Córdoba registró un 54,3%, Buenos Aires un 54,5%, Santa Fe un 53,5%, La Pampa un 53,6%, Entre Ríos un 60,3% y San Luis un 51,4%. Estas variaciones responden a diferencias en rindes, estructura de costos y esquemas impositivos locales. “Cada una de estas provincias enfrenta realidades distintas en cuanto a sus costos e impuestos, lo que explica la variabilidad de los resultados”, concluyó Semadeni

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