La exposición a un estímulo adverso puede influir en la percepción o el pensamiento inicial de los seres humanos. La respuesta, incluso, puede ser de manera inconsciente. Qué es, cómo funciona y de qué manera se combate. Los efectos emocionales.
Salud y Bienestar09/06/2025 Prof. Anabella Lucione
El primado negativo es un fenómeno psicológico. Se refiere a la influencia que la exposición inicial a un estímulo negativo puede tener en la percepción, el pensamiento o el comportamiento posterior de una persona.
Este concepto, derivado del campo de la psicología cognitiva y social, está estrechamente relacionado con el priming (o cebado), un proceso mediante el cual la exposición a un estímulo afecta la respuesta a estímulos posteriores, incluso de manera inconsciente.
Cuando este estímulo inicial tiene una connotación negativa, se habla de primado negativo, y sus efectos pueden ser profundos en cómo interpretamos el mundo y tomamos decisiones.
Una palabra, imagen, sonido o experiencia con carga emocional negativa influye en la forma en que una persona procesa información posterior, predisponiéndola a interpretar estímulos ambiguos o neutrales de manera más negativa.
Por ejemplo, si alguien lee una noticia sobre un crimen violento, es más probable que, poco después, interprete una situación ambigua (como una discusión en la calle) como potencialmente peligrosa.
Este fenómeno se basa en la idea de que nuestro cerebro está diseñado para priorizar la información negativa, un sesgo conocido como ‘negativity bias’ o sesgo de negatividad, que tiene raíces evolutivas: en el pasado, prestar atención a estímulos negativos, como amenazas o peligros, era crucial para la supervivencia. Como resultado, las emociones negativas tienden a tener un impacto más fuerte y duradero que las positivas, lo que amplifica los efectos del primado negativo.
El primado negativo opera a través de varios mecanismos cognitivos.
Activación de Redes Neuronales: Cuando se expone a un estímulo negativo, se activan estas redes asociadas con emociones o conceptos similares. Por ejemplo, escuchar la palabra “fracaso” puede activar pensamientos relacionados con la decepción o la inseguridad, lo que influye en cómo se perciben eventos posteriores.
Sesgo Atencional: Las personas tienden a prestar más atención a estímulos negativos después de un primado negativo. Esto puede hacer que se enfoquen más en los aspectos negativos de una situación, ignorando los positivos o neutrales.
Efectos Emocionales: El primado negativo puede inducir estados emocionales como ansiedad, tristeza o desconfianza, que colorean la interpretación de la realidad. Por ejemplo, ver una película de terror puede hacer que una persona se sienta más ansiosa y perciba su entorno como más amenazante.
Memoria Implícita: El primado negativo a menudo opera a nivel inconsciente, afectando la memoria implícita. Esto significa que las personas pueden no ser conscientes de cómo un estímulo inicial está influyendo en sus juicios o decisiones.
La exposición constante a noticias negativas (como desastres, crímenes o conflictos) puede llevar a las personas a desarrollar una visión más pesimista del mundo. Por ejemplo, un estudio clásico de Kahneman y Tversky demostró que la exposición a información negativa puede influir en la toma de decisiones, haciendo que las personas sean más reacias al riesgo. Sucede con los medios de comunicación.
Y también, con las interacciones sociales. Si alguien recibe una crítica dura antes de una reunión, es más probable que interprete los comentarios de los demás como hostiles, incluso si son neutrales. Este efecto puede ser particularmente relevante en entornos laborales o educativos.
Los anuncios publicitarios que utilizan el miedo o la inseguridad (por ejemplo, campañas sobre enfermedades o riesgos de seguridad) aprovechan el primado negativo para motivar a los consumidores a actuar, como comprar un producto o adoptar un comportamiento.
¿Y cómo se mitiga el primado negativo?
La exposición a estímulos positivos es clave para promover una vida más saludable desde el aspecto mental.
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