
Son provocadas por la actividad eléctrica de la atmósfera. Sus variaciones nos permiten monitorear el clima y la actividad del sol. Pueden estar asociadas a los sismos y afectar a la salud humana.
La conexión entre el equilibrio interno y físico es clave. La medicina ayurvédica considera la zona del vientre como el núcleo energético por excelencia. Se trata de una fuente de energía sutil y de resonancia emocional. La importancia de tener alineados los chakras.
Salud y Bienestar18/07/2024 Prof. Anabella LucioneExiste un gran paralelismo y conexión entre el equilibrio interno y el físico o externo. En el plano interior, si el centro se encuentra debilitado o desestabilizado, será imposible sentirse en equilibrio.
Cuando esto ocurre, aparecen indicadores en forma de angustia, nerviosismo, negatividad, apatía o algún tipo de malestar anímico.
Lo mismo sucede en nuestro organismo. Cuando se da un desequilibrio o tensión física, el centro suele encontrarse poco tonificado y las descompensaciones aparecen en forma de dolor o contracturas.
El equilibrio significa bienestar y está estrechamente ligado al centro de gravedad, puesto que es el que lo posibilita.
En el ser humano, según diversas disciplinas y tradiciones milenarias, este centro de gravedad se sitúa en la zona del vientre, desde donde se irradian las fuerzas vitales hacia las cuatro direcciones.
En Oriente se considera esta zona una fuente de energía sutil y un núcleo de resonancia emocional.
Se recurre a él para recoger, movilizar y potenciar la energía, así como para dirigir los movimientos de cualquier acción.
La medicina ayurvédica considera esta zona el núcleo energético por excelencia. Es donde se encuentra el denominado chakra manipura (tercer chakra), situado entre el ombligo y la boca del estómago, que se encarga de regular la voluntad, el sentido de control y la coordinación.
Es donde nace la fuerza que impulsa a actuar, y está vinculado al sistema nervioso, al hígado, así como al páncreas. Su energía dirige también los procesos purificadores del organismo.
Cuando el tercer chakra se encuentra fortalecido, la capacidad de decidir, moldear y desarrollar lo que sucede en nuestras vidas es mayor.
Si, por el contrario, su estado es débil, fácilmente aparecen inseguridades, obsesiones, decaimiento, dispersiones o desorientación.
La cultura japonesa otorga al hara –cuyo significado es vientre– la excelencia de ser considerado el punto central del ser humano o la conciencia profunda del ser.
La medicina tradicional china denomina tan-tien a este punto que considera uno de los tres centros por donde fluye la energía vital.
Ambas tradiciones apuntan a que es el lugar donde se aúnan la fuerza física y la espiritual. Por ello, conectar con el centro de gravedad ayuda a desarrollar las propias capacidades.
¿Cómo recuperar la armonía?
Cualquier práctica meditativa, o de búsqueda del centro, está orientada a recuperar la armonía perdida, con la finalidad de vivir plenamente.
Existen múltiples técnicas para lograrlo, pero todas pasan por dedicar un momento a la interiorización.
Romper con el mecanismo habitual de pensamientos constantes (a excepción de las horas de sueño, pasamos todo el día, voluntaria o involuntariamente, dándole vueltas a las cosas que han sucedido o que sucederán) implica adquirir una actitud contemplativa, que facilite la quietud. Es habitual que este proceso cueste un esfuerzo y que, por el camino, aparezcan numerosos pensamientos, ideas y emociones incontrolables.
No obstante, en lugar de luchar para que desaparezcan, simplemente hay que dejarlos pasar, sin permitir que nos arrastren. Como si de una película se tratara, nos convertiremos en espectadores de la sucesión de imágenes y sensaciones que nos invaden. (‘Cuerpo mente’, Prof. Mercedes de la Rosa).
La inhalación
Un medio que ayuda a lograr la contemplación es la respiración, -y más si es aire puro de la naturaleza– lo que permitirá visualizar cómo el oxígeno entra en el cuerpo y llega hasta el centro o punto de gravedad.
Con la exhalación
Se notará cómo el cuerpo se vacía, hasta volver a sentir el centro.
Son provocadas por la actividad eléctrica de la atmósfera. Sus variaciones nos permiten monitorear el clima y la actividad del sol. Pueden estar asociadas a los sismos y afectar a la salud humana.
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