Campaña Antiaftosa: entre el libre mercado y hacer lo correcto

La apertura de la importación puso a los productores en el dilema de elegir entre las vacunas locales o recurrir a dosis extranjeras más económicas. Los precios se terminaron adecuando. ¿Qué ventajas tienen unas sobre otras?

El Ciudadano Campo 01/05/2024 Martín Millán
Foto Página 7 en arriba
La vacunación se topó con un encarecimiento de los costos locales y se recurrió a la importación.

Por unos días, en el medio de la campaña de vacunación, los productores ganaderos se vieron en el dilema de vacunar como normalmente lo venían haciendo –a un valor 23% más caro desde inicio del ciclo–, o importar vacunas más baratas pero que restaban cobertura e inmunidad al rodeo.

La aparición de un nuevo frente de tormenta con el campo tuvo en jaque al gobierno de Javier Milei con el reclamo del sector ganadero que, ante el inicio de la primera campaña de vacunación anti aftosa del año, se encontró con un aumento en el costo de la vacuna, anunciado por los laboratorios que la proveen en nuestro país.

Concretamente, los productores pasaron de pagar (aproximadamente) $ 1.100 a más de $ 2.000, según el laboratorio. Cabe aclarar que los costos son finales e incluyen aplicación, honorarios y viáticos del inoculador.

Con motivo de los reclamos por el costo elevado de la vacuna, el gobierno decidió la apertura de la importación de la vacuna, que traducida en pesos argentinos resultaba más barata que la que venden los laboratorios locales, por lo que se puso inmediatamente de manifiesto el ya consabido caballito de batalla de la era Milei, “el libre mercado”, y los laboratorios inmediatamente después de analizar costos y beneficios, decidieron retrotraer el aumento en un 23%.

Ahora bien, esto abrió otra puerta que introdujo en la mesa el debate técnico: la vacuna importada, “por más barata que sea”, ¿cubre e inmuniza por el total que lo hace la que se da en Argentina?  

Foto Página 7 a la derechaBiogénesis Bagó provee la vacuna. Lideran cuatro cepas del mercado local y global.

Desde el laboratorio CDV –fabricantes de la vacuna-, comentaron: “Referentes técnicos reconocidos a nivel mundial sostienen que, considerando factores como el contexto regional, estudios epidemiológicos, magnitud y amplitud de protección conferida, entre otros, la vacuna antiaftosa debe conservar su composición actual. Esto permite garantizar la mayor cobertura de la vacuna y sostener el estatus sanitario que conseguimos luego del brote de aftosa en 2001, que nos dejó hasta 14 años fuera de los mercados internacionales”.

En Argentina, la vacuna antiaftosa tetravalente se vende a dos dólares colocada en el animal vivo –entre 1.800 y 2.000 pesos– versus USD 0,70 de la vacuna de 2 cepas, que se aplica en el resto de la región, por ejemplo, en Uruguay y Brasil. 

En nuestro país surgieron diferentes proyectos de empresas de salud animal que intentaron producir vacuna antiaftosa. Debido a la complejidad de los requerimientos de calidad y bioseguridad, los dos laboratorios que afrontaron las necesidades de inversiones y adecuación tecnológica, y que permanecen habilitados y abastecen al país y exportan al resto del mundo, son el Centro de Diagnóstico Veterinario (CDV), de capitales argentinos y chilenos, que también le produce a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA); y Biogénesis Bagó, propiedad al 50% entre las familias Sigman y Bagó, que lideran con cuatro cepas el mercado local y global.

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Dicho esto, y sabiendo que una dosis de vacuna antiaftosa aplicada puede representar como máximo el 0,2% del costo de un novillo, el laboratorio argentino CDV difundió información relacionada a la discusión que se generó sobre el anuncio de importación de vacunas para la aftosa que realizó el gobierno nacional.

Y anunció que mantendrá el mismo precio de la vacuna CDVac Aftosa del 1/1/2024 y hasta 30/06/2024, “asumiendo esa pérdida y esperando que las condiciones macroeconómicas del país continúen estabilizándose y brinden mayor previsibilidad a las empresas nacionales”.

La importación nunca estuvo cerrada

“Desde CDV nos proponemos llevar claridad, en especial a los productores ganaderos, veterinarios y demás actores de la cadena del sector agropecuario”, destacaron. Y agregaron, “en primer lugar, señalan que en Argentina no está prohibida la importación de vacunas antiaftosa. De acuerdo con la Ley N.º 24.305, Artículo N.º 11 de la misma, vigente desde el año 1994, siempre que se cumpla con los registros de productos de origen biológico, como en cualquier parte del mundo”. 

Respecto del libre mercado, aseguran que en el país hay tres proveedores de vacunas y dos laboratorios que las producen, compitiendo por precio, participación en el mercado, la fidelidad de los clientes y la entrega de servicios y vacunas de calidad superior.

Desde los laboratorios coinciden en que, “un brote de aftosa pondría al país, una vez más, fuera de todos los mercados de exportación, donde se destina más del 35% de la producción cárnica del país. Esto podría ocasionar caídas de hasta 3 mil millones de dólares en exportaciones anuales”, alertan. Y apuntan a que el país cuenta con oferta y producción suficiente de vacuna para atender todas las campañas, teniendo ya producidas las dosis de las próximas dos campañas, asegurando un abastecimiento de calidad. “No hay riesgo sanitario ni de abastecimiento”.

Foto Página 7CDV advierte sobre las dificultades que podría ocasionar no invertir en las vacunas argentinas.

Bajo este marco, advierten que importar vacunas de otros países con composición antigénica diferente a las requeridas por la regulación vigente, sin un adecuado aval técnico científico previo, ni controles sanitarios y normativos, en especial de potencia (eficacia), podría ser una decisión riesgosa a nivel sanitario, productivo y económico.

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