El Ciudadano en Qatar: la tierra del aire acondicionado

Está en todos lados y te invade como una corriente de placer, ante el sofocante calor de Doha. El aire acondicionado es, sin dudas, la figura de la Copa del Mundo. Si hasta los estadios lo tienen bajo los asientos y detrás de los carteles publicitarios, en construcciones preparadas para repeler el calor y crear una atmósfera agradable. Hasta hay que llevar un buzo o una campera. Por las dudas.

Lo cierto es que el calor de Doha es como una piña en el mentón. Seco. O como meter la cara en la salida externa de un aire acondicionado. O como un horno. La falta de humedad hace un poco de justicia, pero aún asi la caminata al sol hacia el centro de prensa se hace un martirio. Se transpira menos que en enero en Baires y eso que el termómetro marca 33 grados.
El aire acondicionado, por lo tanto, está presente en todo. En la habitación del hotel queda prendido automáticamente aunque uno saque la tarjeta que enciende las luces. Hasta las paradas de colectivo tienen climatización y es gélida. Y es por eso que por mucho que amemos a Leo Messi y lo sintamos indispensable, sin esa corriente fresca al entrar a un lugar se nos haría imposible la existencia. Por eso, y amén del 10 argentino, el aire es la gran figura de la cancha.