Una jubilada fue golpeada brutalmente en un intento de robo en El Taladro

A Susana Ramallo, de 66 años, la sorprendieron mientras descansaba en su cuarto en Año Nuevo. Le exigíeron dinero: "Pero le dieron la data mal", dijo. No hay detenidos.

Actualidad10/01/2024El CiudadanoEl Ciudadano
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Las marcas y el dolorLa jubilada estaba acostada en su cama cuando un desconocido la golpeó y la insultó exigiéndole dinero que ella no tenia.

Susana Ramallo, de 66 años, ya tiene miedo de todo lo que se escucha y se mueve alrededor de la zona semirural de El Taladro. Mientras que buena parte de la población de Cañuelas celebraba el Año Nuevo, ella creyó que se moría en manos de los delincuentes que se metieron en su casa y le exigían dinero. Ella vive sola, es jubilada y desde hace 9 años decidió instalarse en El Taladro.

Nació en Lobos y ahora se recluye en la cocina; no quiere volver más a su dormitorio. El día 31 de diciembre la terminó de la peor manera en su vivienda. Unas horas antes, había recibido a sus dos nietos con sus novias y brindaron con una sidra. En esa primera noche del 2024 empezó a escuchar ruidos. Los atribuyó a unos animales inquietos por los elementos de pirotécnica que arrojaron algunos vecinos mientras ella estaba acostada.

Pero luego sintió unas manos en el cuello y una rodilla apoyada en su espalda, al mismo tiempo que empezó a recibir una serie de insultos. El desconocido le exigía dinero y la empezó a golpear. La jubilada no recuerda mucho más. Afirmó que se desmayó y luego se encontró con sangre y en su cama: “Tenía golpes en todos lados. Me levanté como pude. Descubrí que me había sacado la ropa interior. Intentaba levantarme y me caía, hasta que pude salir, asomarme a un ventanal y pedir ayuda a un vecino. Caminaba sin saber quién era…”.

Susana dijo también que mientras le realizaban unas placas radiográficas pudo despertarse en el Hospital Angel Marzetti. Cuando regresó a su casa, luego de las curaciones, supo que el delincuente se metió por la ventana de la cocina. La abertura no tiene rejas. Y si bien es algo pequeña, fue suficiente como para que una persona ingresara, previo a retirar el mosquitero. El resto de la casa tiene rejas, pero esa justamente no llegó a ser colocada por sus dos nietos que la ayudan con las cosas de la vivienda.

Además, la abuela tiene una cámara de seguridad en su vivienda desde hace unos meses. Pero le faltaba la instalación de un chip y solo capta el ingreso a la vivienda. Y si bien Susana nunca creyó que se iban a meter a robar en su casa, terminó con un episodio de inseguridad y la cara casi totalmente desfigurada. Todavía se recupera de un corte arriba de un ojo, además de perder un diente y la rotura de la prótesis dental, entre otras lesiones.

La víctima suele levantarse varias veces en la madrugada y deja una luz encendida en el pasillo que conduce al baño. A partir de este episodio no logra pegar un ojo hasta las 5 de la mañana. Y por una iniciativa de unas vecinas, el sábado pasado recibió la visita de un sacerdote para ayudarla y apoyarla espiritualmente tras lo vivido. Tampoco está segura sobre cuantos delincuentes eran. Sí escuchó que el que la apretaba el cuerpo le dijo que no la mirara. Supone que era alguien joven. “Este lugar ya cambió mucho. Hubo un crecimiento de casas, de gente, y ahora hasta de robos y de gente de caras raras que se juntan por ahí. Ya terminé con la casa toda enrejada”, afirmó con mucha tristeza.

Si bien la mujer radicó la denuncia en el Destacamento Policial de Uribelarrea, hasta el momento no se registró a ningún sospechoso ni hay detenidos. En ese sentido, también afirmó que la Policía Científica no levantó huellas dactilares. Finalmente, los delincuentes no se llevaron nada. “Creían que había dinero pero les dieron una data mal. A pesar de la paliza, Dios me ayudó a seguir con vida”, concluyó Susana.

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