El personal sanitario desde la primer ventanilla
El Dr. Gonzalo Camargo es el Presidente de la Sociedad Argentina de Emergencias. Los emergentólogos son los médicos que tienen el primer contacto con el paciente que llega a un centro de salud, un sistema que funciona 24/7 los 365 días del año.
Rodo Herrera: Te siento voz de cansado…
Gonzalo Camargo: Ja, es verdad. Estoy agotado por varias razones. Los médicos que estamos en el primer nivel de atención no paramos de trabajar desde el comienzo de la pandemia. Cuando hubo algún parate en el medio, descanso mínimo o que en la terapia intensiva empezaron a atender otros tipos de pacientes, nosotros seguimos trabajando. Vimos el pico de fin de año y el de los primeros días de vacaciones. Tenemos consultas todo el tiempo. Esta situación de tener gran cantidad de casos es de nuevo una complicación. Todos los positivos pasaron por un servicio de emergencia, sea ambulancia o alguno del porcentaje de 90% de contagiados que fue a hacerse un testeo a una clínica. Los médicos de guardia son los que decidimos si mandarlos a la casa o internarlos en el piso o en terapia intensiva. Imaginate la cantidad de millones de personas que pasaron por estos servicios. Sin quitarle mérito a los terapistas, cuando la terapia está llena y las puertas de ésta se cierran, los médicos de guardia tenemos que seguir trabajando y ‘aguantando los trapos’ abajo hasta que se libere o aparezca una cama de terapia intensiva. Las puertas de la guardia nunca se cierran, siempre están abiertas. 24 horas por día, 7 días a la semana, los 365 días del año. El trabajo a veces poco reconocido.
RH: Se juegan cosas en lo emocional también…
GC: Con cada paciente que entra la duda es: “¿Estoy protegido? Si estuve en contacto con un caso de COVID, ¿estoy cuidando al próximo paciente? ¿A mi familia? ¿A mis compañeros con los que comparto actividades?”. Es una tensión constante. A veces es difícil de entender esa situación.
RH: Si bien el sistema no está desbordado, el riesgo es quedarnos sin camas, ¿cuál es la patología más común entre los internados?
GC: En este momento, me animo a decir que el 90% de los pacientes de las terapias son COVID. Solo quedan los crónicos, que es difícil sacarle el respirador o están mucho tiempo complejizados, pero son los menos. Los pacientes agudos por otras patologías ya se fueron, salvo algún resabio. En este momento la ocupación es prácticamente total. Las guardas están llenas de pacientes COVID tirados en el piso o en la terapia esperando a que se libere una cama para ellos. Eso se suma a los que también se atienden por otras causas.
RH: ¿Llama la atención cómo cambió la edad de los pacientes que llegan por COVID?
GC: Eso tiene dos caras: desde el punto de vista epidemiológico es una luz de esperanza. La edad es menor porque, aparentemente, los pacientes vacunados obtuvieron protección, están concurriendo menos a las guardias y tienen menos rango de infección en su franja etaria. Además, los mayores son los que más se cuidaron. Se interpreta que la vacunación fue un factor importante en la baja de consultas e internación de estos pacientes. Al mismo tiempo, es duro ver a los pacientes jóvenes que tienen complicaciones. Una interpretación posible puede ser que se debe al efecto secundario de las nuevas cepas.
RH: Se viene el frío, lo que sumaría las enfermedades respiratorias…
GC: Sí, y también trae encierro. La idea es que sigamos cuidándonos. Es una cuestión de todos. No es más individual: lo que uno hace impacta en el resto. Es fundamental entenderlo. Se ve que cuando la política mete la pata en esta cuestión te desmoraliza. Se ensucia el panorama. Ya era difícil y, encima, empiezan a haber entretelones políticos y eso genera más angustia.
RH: La política, principalmente desde un sector de la oposición, cuestiona las restricciones, ¿cómo te caen esas discusiones?
GC: No hace falta ser instruido, si ves colas en hospitales te da la pauta que la guardia, la terapia y las camas están llenas. A nadie le gusta eso en su servicio de urgencia, ni que el Fernández en capital federal se transforme en un Hospital solo de COVID porque no tiene más camas para otra cosa, o poner pacientes en camas geriátricas porque no hay más lugar en la terapia. Eso es fácil de ver. Discutir porcentajes de ocupación o decir que es más o menos la pandemia, con miles de casos, es llamativo.
RH: El Presidente anunció un bono de $6500 por tres meses, ¿Sonó a muy poco?
GC: A todos nos suena a poco. En un momento, cuando hablan de reforma del sistema de salud, tenemos que sentarnos a pensar sobre cuáles son las características, qué tipo de salud queremos para nuestros ciudadanos y qué sueldos cobran los trabajadores de salud, que son esenciales. En esta época nos dimos cuenta que los médicos de guardia necesitan trabajar en lugares adecuados y con sueldos acordes, al igual que los terapistas o los que hacen clínica médica. Son importantes y los que siempre trabajan más, pero llamativamente no son los que habitualmente cobran un salario acorde a eso. Por eso trabajan las horas que trabajan y tienen la carga horaria que tienen: para tener un sueldo digno. Trabajan en varios lugares. Hoy en día, cualquier ayuda es bienvenida, pero tendríamos que estar discutiendo por qué no aumentar el sueldo a los médicos de guardia, de piso y terapistas, que son los que más trabajaron en este último año y medio a comparación de otras especialidades.
Tratemos de transmitir la conciencia y la solidaridad. Cada acto de uno no es solo propio sino que puede influir en una comunidad. Hay que ser conscientes de la responsabilidad que a cada uno le cabe y dejar de lado las cuestiones egoístas. Pensemos en el prójimo al actuar, pensar o hablar sobre cuántas horas tengo o dejo de tener a mi hijo en casa. Hay que pensar en el acceso de cada persona a diferentes cuestiones.
Rodo Herrera - rodo@elciudadano.com.ar
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