De Uribelarrea al Mundial: fabrican alfajores 100% cañuelenses

La recorrida por Uribe ya tenía de todo para instaurar al jardín de Cañuelas como pueblo natural: quesos y salames de todo tipo; cervezas en distintas versiones, y en los últimos años se sumaron los vinos de autor y champagnes. Faltaba el postre y hacia eso apuntaron Leo Guiñazú y su esposa Andrea. Así, le dieron curso a un viejo proyecto y de esa manera nació el alfajor característico del lugar, que se elabora a cocina abierta al público en la calle Gufanni al 300.
El packaging también es de autoría propia y el food truck negro, presente en todas las fiestas regionales, es un emblema para los visitantes. Allí, el matrimonio también ofrece bombillas, mates, recuerdos, cartas de café y muchas cosas más. Leo habló con El Ciudadano.

-¿Cómo se embarcaron en el rubro?
-Siendo la capital del dulce de leche, buscamos un producto relacionado al turismo local. Sabemos que a pesar del sabor, el alfajor se usa como souvenir y la gente se lleva un recuerdo con nuestra elaboración.
-Y es made in Cañuelas, con la harina del molino y el dulce de Mayol, ¿no?
-Sí, usamos todo lo que el distrito nos ofrece. Además, utilizamos margarina Grabyia, que también nace acá. Podemos decir que somos 100% del distrito, todos los ingredientes son de la localidad.
-¿Cuáles son los más pedidos?
-Son el de frutos rojos, el de dulce de leche clásico y el XXL, un alfajor triple de 110 gramos de peso. En total, tenemos 13 variedades.
-¿Hay algún sabor sobre el que les gustaría experimentar para presentar una variedad?
-Sí, siempre. Para el camino del vino hacemos un tipo con la bebida local y hay varias ideas que las reservamos para poder dar la sorpresa. Tenemos un secreto de familia, je.
La Pulpería tiene 13 gustos. “Hay gente que está innovando con rellenos”, dice Guiñazú.
-El alfajor de Campana que ganó el Mundial presentó un tipo con pasta de maní, ¿qué pensás de eso?
-A ver, el libro de los gustos tiene páginas en blanco y cada uno lo llena como quiere. Nosotros hacemos alfajores tradicionales, pero hay gente que está innovando con rellenos nuevos y me parece bárbaro. Yo creo en lo básico, con dos tapas y un elemento. Pero ojo, lo probaría con todo gusto. Depende mucho del jurado que haya ese día. Ojalá que puedan sostener el reconocimiento en el tiempo.
-¿Se van a presentar para el próximo certamen?
-Sí, soñamos con participar, pasa que nos agarró en plena tarea con la construcción de la sala de elaboración a la vista. Sabemos que hay una responsabilidad, hay que hacer cerca de 12.000 unidades porque hay que estar los tres días con los productos. Creo que el año que viene vamos a estar listos para decir presente.
-¿Y en la fiesta de la Picada y la Expo?
-¡Sí claro! No podemos faltar, vamos a estar con nuestros alfajores y todo lo referido a la cafetería.