Durante la tarde del viernes, el Tribunal Oral Criminal N°2 de La Plata declaró culpable a Mauricio Wilvers por el femicidio de su esposa, Romina Ruiz Díaz, cuidadora domiciliaria y comerciante asesinada en la noche del 12 de marzo de 2020 en su casa de Pueyrredón 524, del barrio Los Pozos.

La decisión de los magistrados recayó sobre el hombre, de 41 años, por ‘homicidio calificado por el vínculo y por haberse cometido de un hombre a una mujer mediando un marco de violencia de género’. Este delito tiene previsto la pena de prisión perpetua o reclusión. El fiscal Lucas Domski había pedido la reclusión y el Tribunal le aplicó la prisión. Al mismo tiempo, se abstuvieron de tratar el planteo de inconstitucionalidad de la reclusión; además, rechazaron que la prisión perpetua sea inconstitucional, basándose en argumentos de la Corte nacional y provincial, al entender que ninguna pena es a perpetuidad, sino que siempre al momento del cómputo deben hacer una estimación del tiempo mínimo a cumplir para acceder a algún beneficio.

Tal como había informado El Ciudadano, durante el juicio se fueron produciendo las pruebas y testigos. En ese sentido, el acusado había declarado que Romina era la que le pegaba cada vez que tenían una discusión de pareja. 

Tras la lectura de la sentencia, familiares de la víctima y organismos de defensa de mujeres se fundieron en un abrazo y entre llantos, quedaron conformes con el fallo. 

Romina tenía 36 años, era oriunda de Isidro Casanova, madre de tres hijos, que en la actualidad tienen 17, 7 y 5 años, y una asidua concurrente a una iglesia evangélica del corredor de la Ruta 3. La mujer cuidaba gente a domicilio y había montado un pequeño negocio de venta de productos de limpieza en su casa familiar. 

Mientras preparaba la comida para la cena fue asesinada a puñaladas. Su marido, que mide 1,82 metros y pesa 105 kilos, intentó maquillar el hecho como una discusión, de las que eran frecuentes. Según aseguró ante los jueces, su pareja tomó un cuchillo y lo amenazó con irse de la casa con los chicos. Dijo que entonces dejó de recordar qué había sucedido. Sin embargo, debido a la incongruencia de su relato y las pruebas recabadas, además del testimonio del hijo mayor de ambos que presenció la pelea, se descubrió que en realidad se trababa de un femicidio.  

Los jueces valoraron como atenuantes la carencia de antecedente y la ocupación laboral que tenía el imputado, que había sido repartidor de un correo. 

En la sentencia los magistrados no discutieron la calificación legal, la de un homicidio agravado por el vínculo, es decir por la relación de pareja existencia entre víctima y victimario, además de haberse desarrollado en un contexto de violencia de genero. 

La defensa tiene siete días para manifestar si van a recurrir la decisión de la pena y un total de 20 días para interponer un recurso ante el tribunal de Casación, que evaluará si la decisión adoptada es correcta o no.