Se acerca el final del juicio oral y público contra Carlos Bareuther, que se desarrolla ante el Tribunal Oral Criminal N°1 de La Plata. El ex capellán del colegio Santa María de Cañuelas es acusado de abusar  de dos menores de edad. Y el fiscal Mariano Sibuet pidió una condena de 3 años y 6 meses. También, los abogados de las víctimas, Juan Fontana e Isidro Dignaian.

Para la fiscalía, los hechos se cometieron en la sede escolar de Mosconi, entre las calles Córdoba y Tucumán, en horario escolar durante 2018. Se probó que “un masculino” que se desempeñaba como sacerdote,  empleó la fuerza física necesaria para impedir la resistencia de una menor de 14 años (Rosario Francisco, hoy mayor de edad), de quien abusó sexualmente mediante “tocamientos en glúteos y cola, además del cuello”.

Respecto de la otra acusación, Priscila L. (de 16 años, hoy también mayor), también en horario escolar, fue víctima del religioso que la tocó “en piernas y proximidad de la zona genital”.

Sibuet se basó en las declaraciones de los progenitores de las entonces menores, de las propias víctimas y de los testimonios que ambas brindaron durante la Cámara Gesell. En todas estas pruebas fueron directas a la hora de apuntar contra Bareuther. Resultaron claras, creíbles y concisas sobre las situaciones que afirmaron vivir a manos del capellán del Santa María. Asimismo, se valió de las actas escolares donde se menciona “el abrazo que el cura les brindaba  a las chicas”.

Los hechos, dijo el fiscal, fueron llevados a cabo en lugares restringidos. Y mencionó las consecuencias anímicas que sufrió Rosario, manifestadas en un consultorio psicológico. “El imputado no cumplió con ciertas normas. El lugar de las entrevistas era cerrado, no fue prudente”, resaltó. Y luego pidió la pena.

Desde el particular damnificado, a cargo de los letrados Dignaian y Fontana, solicitaron una pena de seis años de prisión de cumplimiento efectivo. Y subrayaron los inconvenientes que tuvieron que afrontar las víctimas con su desenvolviendo escolar y personal, a partir de los hechos ventilados.

“Dimes y diretes”

El abogado del cura, Horacio Velaz, pidió la absolución y aseveró que las declaraciones de las menores “fueron un cúmulo de dimes y diretes sin poder saber qué pasó. Prisicila describe una situación y no hace referencia a que se le había tocado la cola. En Cámara Gesell sí lo dice, pero luego, en el juicio, vino a decirnos, en algo que yo defino como de cuasi contorsionismo, que además de ser abrazada, le tocó la cola y la vagina. Sobre una misma situación, enarbola tres versiones distintas. A  la psicóloga Larrosa le dijo que fue tocada en su cola varias veces. La victima da cuatro versiones diferentes”.

Para el abogado, con una notoria exteriorización de gestos y tonos de voz, fue llamativo que la víctima Rocío cambió información sobre su núcleo familiar. También, de una situación incómoda que tuvo con un pariente durante un verano. “Es gente que no se ha manifestado con veracidad”, calificó.

Por último, el cura volvió a querer a hablar, pero sin el tenor de una declaración judicial: “Creo en el servicio y la vida entregada como sacerdote salesiano. Creo en la verdad y la Justicia y sigo trabajando a favor de los más pobres, como lo hago en el barrio Nicole. La luz saldrá a la verdad y al que me preguntaba enterado de esta situación, le decía que recen para que salga la verdad. No creo que pase, sé que soy inocente”.
El 11 de agosto, después de la feria judicial, se conocerá el resultado del veredicto.