La columna de Diego Díaz: este hombre se ganó un lugar en el altar

¿Cómo no ilusionarse con este equipo que llegó hasta la final? La Selección jugó como siempre lo buscó. Fue inteligente, más allá de que la pelota se movió en su campo la primera parte del partido a partir de algunas imprecisiones y el manejo de los volantes croatas, de Modric, de Brozovic, de Kovacic, pero no sufrió en ningún momento.

Además de no quedar mal parado, Argentina es un equipo traicionero en el buen sentido de la palabra. Porque este hombre que usa la "10", te inventa un pase cuando nadie lo espera. Y Julián es un laburante del fútbol, tiene un sentido de la oportunidad y una muy buena escuela técnica y táctica, es uno de esos número "9" que nadie quiere enfrentar y tuvo la fortuna de cristalizar esos dos ataques que terminaron en goles.

Argentina se llevó una ventaja excesiva en una primera etapa que había sido pareja, pero la Selección tiene este mérito, parece que no se encuentra en una gran noche, pero no sufre y en cualquier momento te mete la estocada y la daga decisiva. Ante Croacia lo hizo de la mano de impotenciar a un rival que hizo cambios, pero nada le salió.

La jugada de Messi en el último gol es de antología. En la cancha uno creía que iba a llevarse la pelota para entretener, para descansar mientras asediaban los croatas con desesperación y, de repente, armó una jugada para cerrar el partido.

Los últimos minutos sobraron por la tranquilidad de un equipo que se sabía ganador y finalista. No es un dato menor que en un Mundial en el que ha habido equipos importantes, Argentina es merecida finalista. Lo que pueda pasar el domingo será cuestión de analizarlo. Ni México, ni el Chiringuito, ni el pitito lo van a poder cuestionar. 

Es más "el equipo de Messi" que nunca, ven que él hace el esfuerzo, que cuando no está, lo ayudan. Y responde. Y Messi, como hermano mayor, maneja la locomotora del tren, es el mejor jugador de la Copa del Mundo, sin dudas.

El festejo tuvo una carga distinta al de Países Bajos. Contra Croacia se empezó a saborear desde 10 minutos antes, toda la plantilla tuvo un puñado de minutos: entraron Dybala, Foyth y Correa. Le faltó poner a Armani y Rulli, más redonda era imposible de pensar que podía ser esta noche.

Esto lo dice un amante incondicional que tiene el virus Maradona en su sangre. En estas últimas horas, cuando escuchaba que Messi "maradoneó", no me resulta una falta de respeto. En el lugar más grande que hemos tenido tiene que haber un espacio para compartirlo. Lo que ha hecho este hombre con las apariciones tan determinantes, con la categoría que mostró, volviéndose a hacer cargo del penal, los encares, o llevar la pelota para adelante con la velocidad corta, fue fenomenal.

Messi tiene un escalón propio. Este hombre se ha ganado un lugar en el altar. Es enorme lo que ha hecho Messi en este Mundial. De la mano de un técnico que ha hecho bien las cosas, que llevó bien los estrellatos y ojalá nos corone en la final.