¿Por qué no se pudo prever la tragedia de Primero de Mayo?

Policiales 28 de noviembre de 2022 Por Carolina Villalba
José Averio Naón asesinó a tiros a su ex pareja y a su hijastro, disparó contra su hijo de 21 años, quien lucha por su vida en el hospital, y se pegó un tiro. Sucedió el martes por la noche en una vivienda de Nazca al 381. Buscan a un cómplice.
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Otros tiempos. Alejandra Giménez Díaz junto a José Averio Naón. La pareja convivió durante 20 años.

Una verdadera masacre conmocionó a Cañuelas y a todo el país, luego de que un militar retirado disparara contra la humanidad de una mujer de 57 años, la de su hijastro y la de su propio hijo, quien lucha por su vida en el hospital. El hombre, después de cometer la matanza, cobardemente se disparó en la sien.

El doble crimen seguido de suicidio ocurrió cerca de las 21.45 del martes en el barrio Primero de Mayo, cuando un sujeto identificado como José Averio Naón entró a la casa de su ex pareja, María Alejandra Giménez Díaz, y comenzó a dispararle a sangre fría. La mujer se encontraba junto a sus hijos, Edgardo Emanuel Álvarez y José Naón Giménez; éste último, fruto de la relación con el agresor.

Averio Naón, un ex militar de 60 años, y Giménez Díaz, una empleada doméstica, habían estado juntos durante 20 años, residiendo en González Catán. Mantuvieron una relación tormentosa y cargada de violencia que la víctima decidió romper después de soportar los flagelos de impetuosidad. 

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En su cuenta de Facebook, el militar retirado tiene fotos de las prácticas de tiro.

Tras tomar la determinación, se vino a vivir a la casa que su hijo mayor, Edgardo Emmanuel, tiene en nuestra ciudad. La mujer comenzó a edificar en el mismo terreno y empezó una nueva vida junto con dos de sus descendientes: quien la alojó en su vivienda y con José Naón Giménez (21). Sin embargo, el ex militar no soportó la idea de estar separados.

Infinidad de llamadas, mensajes intimidatorios, amenazas. Todo eso tuvo que soportar María Alejandra. Incluso, la mujer solicitó una medida de restricción de acercamiento que le fue otorgada por el juzgado de familia de La Matanza el 21 de octubre de este año. Eso no alcanzó. “Era una persona violenta, enferma y manipuladora”, contó su sobrina en diálogo con los medios. Después de un tiempo, todo terminó de la peor manera y a Naón, la perimetral no le importó en lo más mínimo. 

Un final anunciado

El martes por la noche, el sujeto llegó a la casa de su hijastro, se metió por los techos portando una Glock 9 milímetros y arremetió contra su ex mujer, su hijastro, y también le disparó a su propio hijo en el pecho. Después de la matanza, Naón se disparó en la sien. 

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Quien también estaba en la vivienda era Yanina Masoti (32), la pareja de Edgardo Emmanuel, que fue testigo de la llegada furtiva del ex militar. Estaba allí con sus dos hijas y logró huir de la escena. Cuando regresó, vio a toda su familia sobre un charco de sangre. En estado de shock, corrió a refugiarse a lo de un vecino. El único que sobrevivió fue José Oscar Naón, quien pelea por su vida en la cama del Hospital Cuenca.

La causa quedó a cargo de la fiscal Norma Pippo, titular de UFI N°2 Cañuelas, quien ordenó las primeras medidas y caratuló el expediente como “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por violencia de género” y “tentativa de homicidio”.

Buscan a un cómplice

El Ciudadano pudo averiguar de fuentes judiciales que se investiga la posible participación de un cómplice, quien habría trasladado al asesino hasta la casa de María Alejandra a bordo de un auto blanco modelo Fiat Uno.

“Nadie te va a querer tanto”, dijo el asesino

Luego de lo ocurrido se conocieron los mensajes que José Naon le dejó a su ex pareja antes de trasladarse a su casa y matarla a ella y a su hijastro.

“Nadie te va a querer tanto como aquella persona que te buscó para arreglar las cosas. Esa persona que renunció a muchas personas solo para estar contigo. Esa persona que te perdono, mientras la seguías lastimando”, afirmó el asesino en uno de los comentarios que le dejó a María Alejandra en Facebook, entre el 6 y el 17 de noviembre.

En otro mensaje, expresó: “Ale tenemos que hablar, así no se puede, la familia destruida, cada uno por su lado, todos peleados con todos”.
Esto es, sin dudas, un triste final de una relación violenta, la cual el Estado no supo advertir a tiempo, más allá de las reiteradas denuncias de ella, la restricción perimetral y los pedidos de auxilio. Se podría haber evitado. Y sumó otra víctima a las cifra de 300 fecimidios.

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