Se hace llamar profeta Kropp, dice tener la cura para el cáncer y que lo llamó hasta Joe Biden

El Ciudadano Campo 12 de octubre de 2022 Por Jonatan Pedernera
Néstor Corsi dejó a su mujer en Cañuelas y se fue a vivir a Córdoba. Fue detenido en 2012 por “estafa” y “ejercicio ilegal de la medicina” y estuvo casi 3 años preso. Admitió su culpabilidad en 2017, pero insiste con teorías conspirativas.
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Corsi, en su versión de profeta Kropp. Vive en Córdoba, estuvo preso. Lo acusan de fabulador.

El Castillo encierra historias y misterios. Y desde que se puso a la venta, la noticia tomó alcance nacional. Entonces, atrapa hurgar en el pasado y el presente de esta construcción que es un símbolo de Cañuelas.

En ese sentido, resulta increíble el vuelco que dio la vida de Néstor Corsi, el ex dueño de la edificación donde fucionó la vieja fábrica Finaco. Donó su parte de la propiedad, dejó a su esposa, se mudó a Córdoba y no sólo se hace llamar profeta Kropp; además, el ex empresario de 67 años asegura tener la vacuna para el cáncer, dice que lo persiguen las farmaceúticas y que recibió un llamado de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos. ¿Se trata de un loco?

Para la Justicia, es un presunto timador. En 2012 fue detenido y procesado por “estafas reiteradas” y “ejercicio ilegal de la medicina”. Estuvo 2 años y 8 meses con prisión preventiva. Admitió su culpabilidad en 2017 durante un juicio abreviado. El ideólogo de la fachada medieval de la mole ubicada en el ingreso a Cañuelas, hoy está libre. “Me dediqué a salvar vidas en vez de flotar en billetes”, le dijo a El Ciudadano. Y mientras insiste con sus teorías conspirativas, aguarda que su ex mujer, Nilda Arzamendia, le dedique una mejor suerte al Castillo por el que se piden casi 4 millones de dólares.   

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Corsi, como empresario. Fue el dueño del Castillo que hoy se vende en 4 millones de dólares.

--¿Por qué decidió hacer un giro de 180 grados?   

--Cuando compré el Castillo ya tenía el salón ‘La Biela’ y contaba con un respaldo financiero abultado. Pero me sentía el hombre más inservible del mundo. Con plata cualquiera hace cualquier cosa. A los 8 años hable con Dios y Él me dijo que me iba traer una vacuna. Y así fue. Ser profeta implica tener una línea de comunicación con el más allá y no debe haber interferencias, ni personales ni económicas. 

–La Justicia lo condenó y estuvo tres años preso.    

–Porque me metí con la farmacología y eso es un arma de doble filo, ya que ahí hay intereses brutales. Estamos en un país con muchas personas atrás de la negación, avaricia e idolatría. Lamentablemente, siempre fui apuntado, sufrí varios atentados y me negaron hacer varias pruebas por el hecho de no tener un título.     

–¿Y cuál es su actividad en la actualidad?   

–Estoy con el proyecto ‘Pozo de luz’, una obra titánica en San Marcos Sierra. Continúo con la vacuna, la que desarrollé a partir de los años 70 en el Amazonas y pulí en laboratorios rusos. Ya traté a miles de pacientes oncológicos que eliminaron el tumor y mejoraron su calidad de vida. De ahí saqué varias curas para otros virus. También me dediqué a la craneometría y a la neonatología.

–Hay gente que cree que usted es un fabulador.  

–Creo que hay un gran negocio en la medicina y hay determinados temas de los que no se hablan, por ejemplo, de la forma de los humanos de eliminar los desechos del cuerpo y el consumo de magnesio y bicarbonato, algo fundamental para desprender las impurezas. Muchos médicos cambiaron su manera de pensar a partir de mis teorías. Acá han venido muchas celebridades, hasta me mandó a llamar Joe Biden.   

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La imagen de la vieja fábrica donde funcionó la Finaco. También, un restorán y un boliche.

-¿El propio Presidente de Estados Unidos?

–Sí, el mismo. Su hijo murió por un tumor cerebral y quiere que yo inicie un plan para detectar las causas.  
El profeta Kropp le abre paso a los recuerdos de Corsi en Cañuelas.

–¿En qué consistía el proyecto de la exposición de autos en el Castillo?   

–Iba a ser una muestra que iba a dar que hablar al mundo. Tenía todo a mi favor y después, se derrumbó todo, al igual que mi matrimonio. Y bueno, me dediqué a salvar vidas en vez de flotar en billetes.   

–¿Cómo fue la etapa del tenedor libre?   

–Fue algo muy lindo. El comedor, en principio, fue una obra que se gestó para asistir a más de 250 chicos de Cañuelas. Es más, con lo que sobraba, me encargaba de llevar alimentos a la gente mayor. También recorría las comisarías de todo el partido y Ezeiza para que el personal tenga un plato de comida. Me gustaría que haya un reencuentro con toda esa gente para recordar esa hermosa época.

–¿Qué pasó luego con el lugar?   

–Lamentablemente, se vino todo abajo y cuando lo ofrecí, nadie tomó el compromiso en serio. De mi parte, doné el Castillo para la construcción de una universidad, hubiera sido algo glorioso, pero me metieron el verso y todo lo que soñé se desplomó. Es muy triste ver el lugar como está, es una imagen tétrica para mí ya que todos saben todo lo que invertí. Verlo ahí es como tener un trapo sucio.   

–¿Imagina algo en particular en ese predio?   

–Estaría bueno que se levante la universidad para que los chicos puedan estudiar de todo, desde las carreras más solicitadas hasta carpintería. El lugar es ideal y quiero aclarar que esa obra no se va a derrumbar jamás, fue construida por ingleses. Es más, nunca tuve tiempo de visitar los subsuelos. Mi familia tiene todo a favor, ojalá que hagan algo bueno.  

–¿Qué piensa de la gente que usurpó el Castillo?   

–Creo que deberían reubicarlos en una casa digna. Esa gente necesita trabajo. Si puedo dar una mano, lo haré. Yo los dejé entrar porque son gente de trabajo. Sentiría un gran dolor si los sacan a la fuerza.   

–¿Cree que encontrará un comprador?   

–Ojalá, ese lugar merece ser levantado, ya que es un ícono de Cañuelas y la historia del Castillo nunca se debe acabar por la energía que hay en ese rincón. 

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