Baños de Bosque, la nueva terapia japonesa

Los bosques, además de ser espacios naturales bellos, son lugares que pueden mejorar el estado mental y físico de las personas. Así lo defienden diversos estudios científicos y expertos que recomiendan los “baños de bosque”. Esta terapia originaria de Japón, donde la practican entre uno y dos millones de personas, propone visitar los bosques para aprovechar sus efectos terapéuticos. Este artículo revela qué es un baño de bosque y dónde podemos realizarlo en Argentina.
El origen
En 1982, el Gobierno japonés ponía en marcha los baños de bosque (shinrin-yoku) como una terapia de relajación mental y física para una creciente población urbana sometida a niveles intensos de competitividad y estrés; y de paso, escapar de la contaminación de la gran ciudad para proteger y valorizar los bosques. Ahora, entre uno y dos millones de personas practican el shinrin-yoku en el país nipón, estima Yoshifumi Miyazaki, fisiólogo y antropólogo de la Universidad de Chiba (Japón) y uno de los pioneros mundiales del estudio científico de los baños de bosque.
El baño de bosque consiste en caminar, sentarse, estirarse, observar elementos naturales del entorno y disfrutar del silencio y los sonidos naturales de forma relajada. El shinrin-yoku se inspiró en las tradiciones de las religiones sintoístas y budistas que promueven la comunicación con la naturaleza a través de todos los sentidos.
Desde su puesta en marcha, diversas investigaciones han comprobado de forma científica los efectos beneficiosos de los baños de bosque en la salud física y mental: disminución del estrés, la ansiedad o el insomnio; mejora de la diabetes mellitus tipo 2, de la
obesidad, de las enfermedades cardiovasculares o del sistema inmunitario; aumento del estado de ánimo y bienestar psicológico; y disminución del estado de ánimo negativo.
¿Cómo hacer un baño de bosque?
Hay diversas maneras, como recoge la guía ‘Baños de bosque, una propuesta de salud‘, publicada por el Instituto DKV de la Vida Saludable, que ofrece detalles sobre esta práctica y, en general, sobre cómo un medio ambiente sano beneficia a la salud. La alternativa más sencilla consiste en recorrer un bosque por cuenta propia y hasta un parque urbano con naturaleza.
Por su parte, la opción organizada puede hacerse con un grupo con guía y realizar una sesión que puede durar entre dos o tres horas o incluso varias sesiones durante varios días.
Los bosques maduros, con ejemplares grandes y antiguos y una gran comunidad viviente de plantas y animales, son preferibles para hacer un baño de bosque. No obstante, los estudios científicos señalan también beneficios para la salud de estar en contacto con todo tipo de espacios naturales, incluidos parques en la ciudad o espacios cercanos al mar.
El Dr. Qing Li, autor de ‘Shinrin-Yoku, el arte y la ciencia del baño forestal’, realizó una investigación científica entre 2004 y 2012, en la que descubrió que, además de reforzar su sistema inmune, los “bañistas” se llenan con fitómidos, moléculas rechazadas por los árboles, que provocan varios efectos positivos en las personas, por lo cual el baño de bosque lo recomienda especialmente a quienes necesitan reducir la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre, mejorar la concentración y la memoria y, en general, mejorar el funcionamiento cardiovascular y metabólico.
“Caminarás lentamente sin ningún propósito durante dos horas. Deja que tu cuerpo te guíe. Escucha adónde quiere llevarte”, indica el inmunólogo
en su libro. “No importa si no llegas a ninguna parte”, enfatiza.
En Argentina tenemos vastos bosques donde podemos realizar este tipo de terapias, pero siempre que estemos en contacto con la naturaleza, nuestro cuerpo estará más sano y de mejor ánimo.
(*) Maestra de Reiki Usui, Karuna y Kundalini. Gemoterapeuta y armonizadora. Especialista en magnetoterapia. Terapeuta péndulo hebreo.