La dura historia de Pérez Díaz, el talento colombiano de Cañuelas

Deportes 08 de septiembre de 2022 Por Jonatan Pedernera 
“Muchos de mis amigos se perdieron en la delincuencia; por suerte, elegí el buen camino”, le dijo el enganche a El Ciudadano. Tuvo una infancia muy difícil, pero a fuerza de gambetas, se abrió paso en el 'Rojo'.
Página 20 Foto principal (Borrá la marca de agua)
Con la 10. Díaz Pérez entregó gran parte de su repertorio de recursos ante Ituzaingó, el pasado sábado.

“¡Hace cuánto que no te­níamos un jugador así!”. El grito del plateísta retumba después del 3 a 2 ante Itu­zaingó. Es que en esa levan­tada, Manuel Eusebio Díaz Pérez, uno de los nuevos, volvió a llamar la atención con sus pinceladas (ya había debutado en la 11ª fecha con­tra Los Andes) en el estadio Arín. Con desparpajo, el en­ganche colombiano mostró todo su repertorio: gambetas, caños y una clara visión en los pases profundos. Y este lunes, fue titular ante Fénix en el empate 1 a 1. Muy alegre por este presente, Díaz repasó su historia, que no fue fácil en los comienzos, con El Ciudadano

Olaya Herrera es uno de los barrios más humildes y peligrosos de Cartagena. Lejos del paisaje playero, Díaz Pérez empezó a dar sus primeros pasos ahí, bajo un clima muy hostil, en una escuelita llamada Panathi­naikos: “Vengo de un ori­gen muy humilde. Empecé pateando la pelota descalzo en las canchitas de tierra. Muchos de mis amigos se perdieron en la delincuencia y la mala vida; por suerte, elegí el buen camino y el fútbol tuvo mucho que ver”. 

Y así, en la senda de la redonda, el chico de 23 años deslumbró en su país en el equipo de la ciudad y fue seguido de cerca por el Sporting Lisboa de Portugal en 2017. Después, tuvo un breve paso por Millonarios y el Real Cartagena, donde se entrenó junto a la Primera División, pero no llegó a debutar. 

Su amistad con Jorge Ca­rrascal lo trajo a la Argentina. El entonces mediocampista de River, hoy en el C.S.K.A. de Moscú, lo acercó a De­portivo Morón en 2020 y en su mejor momento, la pandemia dificultó la estadía en el ‘Gallo’. 

Finalmente, Cañuelas le dio cobijo e hizo carrera en el equipo de la Reserva con grandes actuaciones con la 10 en la espalda, en especial en un amistoso ante Boca (mar­có el único gol en el triunfo de los ‘xeneizes’ 6 a 1). La convocatoria en el primer equipo de Fabián Zermatten no tardó en darse y contra Los Andes, en Lomas De Zamora, llegó el tan esperado estreno. 

Y ahí nomás, los medios colombianos anunciaron con bombos y platillos el debut de Díaz Pérez. Los diarios más importantes le dieron lugar en la tapa y nombraron a Cañuelas, “el equipo de la tercera categoría de Argentina que fichó al amigo de Carras­cal”. Desde ese momento, el ‘Rojo’ acompaña al nombre del cartagenero en las prime­ras planas de ‘El Universal’ y ‘Primer tiempo’. 

El mediapunta mostró to­das sus dotes en el último triunfazo contra Ituzaingó y los hinchas ya se ilusionan con el colombiano, tal como pasó en el 2009 con el con­goleño Occupé Bayenga. Y atentos, porque el pibe ya tiene pensado un baile para su primer festejo en la red. 

–¿Qué sentiste en el de­but? 

–Tuve una felicidad enor­me porque luché mucho para llegar a ese momento y man­tenerme para este presente. Mantuve la fe y por fin se abrieron las puertas en mi carrera. 

–¿Qué tipo de jugador sos? 

–Soy un mediapunta inte­ligente, con visión de juego, gambeteador y fuerte en el mano a mano. 

–Contra Ituzaingó tiraste algunos caños y la gente enloqueció. 

–Sí, por suerte, se me die­ron las cosas. Tengo una manera de jugar que mantuve siempre. Lo más importante, más allá de mi rendimiento y lo que le gusta a los hinchas, es que pudimos dar vuelta un partido muy bravo ante uno de los animadores. 

–¿Tenés preparado algún baile para los festejos de los goles? 

–A mí siempre me gustó bailar, pero no tengo pensado uno específico. Por ahí sor­prenda bailando ‘Champeta’, que es un ritmo típico de mi ciudad. Es como una cumbia con bases africanas. En Co­lombia se baila en pareja y con muchos gestos. 

–¿Conocías algo de Ca­ñuelas? 

–Sinceramente, sabía muy poco. De lo que más estaba al tanto era del último ascenso a la B Metropolitana. Es una institución muy ordenada y me siento muy cómodo. Los hinchas y toda la gente de la ciudad me trataron muy bien desde el primer momento. 

–¿A qué equipo se parece en Colombia? 

–Es difícil encontrarle un parecido porque allá hay muy pocos equipos en compara­ción a Argentina. El escudo es igual al del Junior de Ba­rranquilla. 

–¿Cómo fue tu experien­cia en Sporting Lisboa? 

–Fue algo muy lindo. Para mí fue especial porque salí de un club de barrio muy humilde, donde no teníamos ni para entrenar, y de repente pisé tremendos templos del fútbol. Fue un sueño y me sirvió mucho para crecer como futbolista y profesional, ya que me adapté a su manera de trabajar de inmediato: son muy estrictos. 

Página 20 segunda fotoCon sus amigos Carrascal (ex River, en el centro) y Viri Franco.

–¿Te cruzaste con algún jugador importante? 

–Sí, me enfrenté a varios chicos que hoy por hoy están jugando en las grandes ligas. Siempre recuerdo a Rafael Leão, delantero del Milan, y a Nuno Mendes, defensor del París Saint Germain. Ya pintaban para ser figuras en cualquier rincón del mundo. 

–¿Y en Morón? ¿Cómo te fue? 

–Llegué con todas las ilu­siones y justo me agarró la pandemia, en la peor etapa con los casos positivos. Pude entrar al país, pero no llegué a debutar. 

–¿Hace cuánto que sos amigo de Carrascal? 

–A Jorge lo conozco desde los 6 años, de la época de la escuela primaria. Vivimos juntos varios años, forjamos una gran amistad y estamos en contacto permanente. 

–¿Qué te dice? 

–Me habla mucho. Me recalca que aproveche mi talento y que siga luchando como lo vine haciendo hasta ahora, que todo llega. Siem­pre me dice que insista con el fútbol para poder ayudar a mi familia. 

–Y con tus otros compa­triotas del fútbol argentino, ¿con quién hablás? 

–Con la mayoría, somos muy unidos los colombia­nos. Por medio de Carrascal empecé a tener contacto con Johan Carbonero (Racing), Sebastián Villa (Boca) y Andrés Roa (Argentinos Ju­niors), entre otros. Hablamos seguido y me dan consejos. 

–¿A quién tenés como espejo con la pelota? 

–Uno de los jugadores que siempre admiré era Robinho. Me encanta su manera de tratar el balón y todas sus piruetas en velocidad, era imparable. Y bueno, en la actualidad sigo al mejor de todos, que es Lionel Messi. Voy a hinchar por él en el próximo Mundial de Qatar. 

–¿Cuál es tu objetivo en el club? 

–Mi meta es seguir crecien­do como profesional y poder aportar lo mío. Ojalá se pueda dar un ascenso y además, es un lugar que me sirve como vitrina, ya que Cañuelas es un club muy ordenado y está bien visto en la categoría. 

–¿Cuál es tu sueño en el fútbol? 

-Y... tengo varias metas, quiero afianzarme en algún club grande y como todo fanático de este deporte, an­helo vestir los colores de mi querida Selección algún día. También me encantaría jugar en grandes clubes de Europa, como el Barcelona o el Real Madrid, y poder competir en una Champions League. Por ahora, vamos pasito a pasito y con fe. Pensando sobre todo en Cañuelas.

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