Wensel: “Cañuelas es un club que me dio mucho y ojalá llegue al Nacional”

Deportes 16 de julio de 2022 Por Jonatan Pedernera
Dejó su huella en el fútbol argentino con un histórico hat-trick ante River cuando vestía la camiseta de Armenio a fines de los 80. Mano a mano con El Ciudadano, habló del salto de la liga local a la Primera D y su trabajo como albañil.
Pag 20
Wensel, con la ropa de Tristán Suárez, donde pegó el salto desde Cañuelas hace 36 años. Hoy es técnico de inferiores.

Raúl Edmundo Wensel es un nombre propio en el mundo de la pelota. Y no solamente por los tres goles a River con la camiseta de Deportivo Armenio. Su historia empezó de más abajo, en los potreros, para recalar en Cañuelas en 1984. Junto a su hermano Héctor, el entrerriano inició su camino en el fútbol para dejar de lado uno de sus oficios, el de albañil. Fueron dos años en el ‘Tambero’ en la Primera D y a partir de ahí, inició una carrera llena de alegrías: Tristán Suárez, Armenio, Banfield (fue uno de los goleadores históricos y dirigió a la Primera y los Juveniles), San Martín de Tucumán y Deportivo Morón.

El ‘Polaco’, que hace poco fue homenajeado por la dirigencia del ‘Rojo’ y que ocupa un lugar en el himno oficial del club, revivió el inicio de su trayectoria con El Ciudadano. 

Fue el chico de la tapa en la temporada ‘87-‘88, jugando para Armenio, en el debut del ‘Tricolor’ en Primera División. Claro, se destacó nada más y nada menos que en el Monumental, ante el River de Nery Pumpido, Oscar Ruggeri y un joven Claudio Paul Caniggia. El local ganaba 2-0, pero el delantero se destapó y estuvo implacable con un triplete histórico. 

Daniel Roncoli, quien en esa época era periodista de la prestigiosa revista ‘El Gráfico’ y pujaba por Cañuelas en medio de la redacción, recuerda ese día agregando un dato no menor: “Después del partidazo, me mandaron a Núñez.  Averigüé dónde estaba para hacerle una nota y ahí me avisaron que se había ido sin cambiarse al sanatorio porque estaba por ser papá. Al final, nació Estefanía y el goleador me dio la nota a los dos días: hicimos la producción de fotos en el medio de una obra, él subido a un andamio y levantando paredes, pero quedó para más adelante y las imágenes nunca se publicaron”. 

El ex presidente del albirrojo, además, tiene el privilegio de contar con varias anécdotas del ‘Polaco’ que lo involucran directamente, ya que fue uno de los negociadores para que Wensel desembarque en Cañuelas.

 “Yo seguía la campaña del equipo y el técnico, Juan Iglesias, me pidió una lista de jugadores potables para iniciar negociaciones, ya que el club se iba a reforzar con nombres pesados (Carlos Fernández, Carlos Chiappe y Héctor ‘Bulldog’ López) y había que sumar más días de entrenamientos. En esa época, la D era bien amateur y se practicaba dos o tres días en la semana.

Yo nombré a Héctor y Raúl Wensel, quienes la rompían en la Liga de Cañuelas jugando para ‘El Sol’ de Virrey del Pino. Apuntamos a ellos, pero la negociación no fue fácil”.

El dirigente recuerda que “el padre, un tipo duro, nos dijo que los pibes se iban a jugar si nosotros los reemplazábamos en la obra o el club se hacía cargo de otros peones. Al final, lo convencimos, llegaron y se fueron acomodando”. 

Héctor no duró mucho, pero el ‘Gringo’ fue de menor a mayor y brilló en su segundo campeonato, en 1985, con Rubén Macedo a la cabeza. Velocidad en tranco largo, potencia, cabezazo y una típica diagonal desde la derecha. Con esas características, Wensel llamó la atención de los dirigentes de Tristán Suárez, que ahí nomás llegaron a la ciudad para llevárselo al ‘Lechero’. 

–¿Cómo se dio la llegada a Cañuelas?  
–Llegó por intermedio del entrenador García, yo jugaba en la Liga de Cañuelas representando a González Catán para un equipo del Kilómetro 35 de la Ruta 3 (La Matanza), y mediante este técnico se dio el contacto con los directivos de Cañuelas, que me fueron a buscar. Tuve algunos partidos interesantes y me vieron ahí. 

–¿Qué recuerdos tenés de esa época? 
–Y... Sinceramente, tengo muchos recuerdos y la mayoría son hermosos. Teníamos un equipo todoterreno que andaba muy bien. Después de tener rendimientos altos con buenas campañas, pasé a Tristán Suárez. 

–¿Había mucha diferencia entre el ritmo de la Liga y la D? 
–Sí, se notaba mucho el cambio de velocidad. Y a mí, se me notaba el doble porque trabajaba, je. Se me complicaba mucho para ir a entrenar. Practicaba tres veces a la semana, por momentos dos, y cuando se me juntaba todo iba una sola vez. En esa época viajaba desde Ramos Mejía y pasaba un colectivo cada tanto, el trayecto era larguísimo y cuando entrenábamos de noche agarraba el último servicio, muy ajustado. El Ascenso era muy duro en ese momento, nada que ver a cómo se maneja ahora. 

–¿Qué sentís al ver al club en la B peleando por ascender al Nacional? 
–La verdad, me pone muy contento, es un club que me dio mucho y que no para de crecer. Siento una gran alegría y ojalá que pronto pueda llegar a al Nacional. 

–¿Los goles a River con Armenio fue lo mejor que te pasó como futbolista? 
–¡Sin dudas! El día del 3 a 2 fue algo increíble. Encima, después tuve el nacimiento de mi hija, otro de los momentos inolvidables de mi vida. Toda la familia se fue al sanatorio a festejar por partida doble.  

–¿Te volviste a cruzar con Pumpido o alguno de los rivales?  
–Sí, a Nery lo volví a ver una vez, yo estaba como interino de Banfield y él como técnico de Unión. Nos reímos un rato y recordamos ese día antes del comienzo del partido. Esa vez quedamos a mano, fue empate, 1 a 1. 

–¿Qué tipo de entrenador sos?  
–Soy de los técnicos que valoran el fútbol de buen pie y simple. Me gustan los jugadores que piensan. 

–¿Te llaman de muchos equipos del Ascenso para dirigir? 
–Sí, cada tanto suena el teléfono. Tuve varias oportunidades, pero la verdad, siempre me gustó entrenar a los juveniles. Me encanta formar a chicos, es una de las mejores cosas que me pasó en la carrera. Por suerte, estuve mucho tiempo en Banfield, Independiente, y ahora en Tristán Suárez.

–¿Cómo analizás al fútbol de hoy? 
–El juego cambió, pero cada tanto salen buenos valores y eso es lo más importante. Si bien las preparaciones físicas han cambiado, hoy se juega a un ritmo muy vertiginoso, todavía siguen prevaleciendo los que saben jugar con la pelota. 

–¿Y los chicos? ¿Cómo ves el futuro del fútbol argentino? 
–Por suerte, estamos muy bien. Somos un país muy futbolero y siempre aparecen grandes jugadores, en especial en el interior, donde hay mucho más potrero. 

Te puede interesar