La explosión de Spegazzini, contada en primera persona: "Todavía siento el crujido del techo y el bamboleo de la ventana principal"

Jonatan Pedernera, periodista de El Ciudadano, sufrió el drama desde adentro, a unas cuadras del lugar del hecho que tuvo foco en el Polígono Industrial y que se sintió en toda la región. "Pienso qué hubiese pasado si la explosión hubiera ocurrido en un turno matutino o vespertino", expresó.

Interés general16/11/2025Jonatan PederneraJonatan Pedernera
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La explosión de Ezeiza, contada en primera persona.

El viernes a la noche me encontraba en la tarea diaria de cierre de diario en El Ciudadano, pero al llegar a mi casa, un hecho hizo girar el foco de la última edición: un cimbronazo sacudió mi casa, en el barrio Tres Américas, de Carlos Spegazzini, y desde ese momento, todo cambió.

Las 20 y 52 con 12 segundos fue el momento exacto. El frente de mi casa se movió como un papel y junto a eso, un sonido ensordecedor acompañó la secuencia. Y antes de buscar explicaciones, socorrí a mis hijas, quienes se encontraban haciendo sus tareas del jardín.

Sinceramente, hice el ejercicio inmediato por encontrar alguna justificación. En esta zona, son muy comunes los cortes de luz, pero en esta locura, todavía estábamos iluminados. Entonces pensé que se había caído un avión: el patio estaba vacío. No me quedó otra opción que pensar en lo más trágico y me incliné por un terremoto.

La puerta se abrió por completo y el techo tambaleó. De repente, todos los vecinos salieron a la calle. Algunos subieron a las terrazas y giraron la atención hacia la zona de fábricas. “Es por allá”, coincidieron, apuntando al hongo de fuego.

La psicosis se viralizó por WhatsApp. Ahí, se empezó a hablar de lo que había pasado. “Cierren todas las ventanas”; “Ojo, hay una nube de gases tóxicos”; “Se cayó una avioneta”; “Explotó ‘Sinteplast’ y van a seguir las detonaciones”, fueron las textuales que corrieron en varios grupos de vecinos.

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La explosión fue en el Polígono Industrial pero se sintió en toda la región. 

Carlos Spegazzini es una ciudad tranquila con aires de pueblo. En el último peldaño del partido de Ezeiza al sur, no aparecen grandes tragedias en su historia. Hasta la noche del 14 de noviembre de 2025. 

Con mi familia nos fuimos a dormir en alerta, ya que circularon mensajes que pedían no salir a la calle debido a la toxicidad de los gases emitidos en la explosión que se generó en la fábrica de agroquímicos Logischem y que se propagó por varias industrias del sector abierto que reúne a grandes empresas, “cruzando el barrio Güemes”, para todos los ciudadanos de ‘Spega’.

Al otro día, desperté con una sensación extraña. El aire espeso se presentó raro. Claro, me encontraba debajo de la nube, ya que el fuego giró en sentido a Cañuelas y San Vicente, justo hacia la parte donde vivo, a 15 cuadras del lugar de la tragedia.

La calle céntrica, 25 de Mayo, amaneció sin gente y con un escenario inédito: vecinos en los frentes de los negocios, recogiendo pedazos de techos, vidrios, estantes y mercadería.

La confirmación del municipio y Defensa Civil, avisando que no había víctimas fatales, tranquilizó a toda la localidad durante un sábado que fue intenso. En lo personal, todavía siento el crujido del techo, el bamboleo de la ventana principal y la crudeza de pensar sobre qué hubiese pasado si esta explosión hubiese ocurrido en un turno matutino o vespertino en el Polígono Industrial.

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