Sergio Rondina, mano a mano con El Ciudadano

Deportes 20 de junio de 2022 Por Jonatan Pedernera
“Cañuelas significó una experiencia inolvidable, tengo el mejor recuerdo”, dijo el 'Huevo', un laburante del fútbol que forjó sus primeras armas en el banco del ‘Tambero’, allá por 2006. Actual DT de Central Córdoba, habla de su paso por el equipo en la C.
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Elegante. Rondina siempre sale a la cancha con camisa, saco y un pañuelo en su bolsillo. Una marca lo viste.

Los flashes no encandilaron a Sergio Rondina.  Después del 1 a 0 conseguido por Central Córdoba ante Boca, con todas sus figuras, el ‘Huevo’ no pudo terminar una semana redonda, más allá del campeonato del club de sus amores, Midland, en la Primera C. El miércoles, su equipo cayó 2 a 1 ante Banfield. No obstante, la vida le sonríe. En el ‘Funebrero’, justamente, Rondina dio el puntapié inicial a su carrera como entrenador y fue en el banco del ‘Rojo’ donde empezó a delinear el perfil de trabajo que mostró en todas las categorías del fútbol argentino. 

Llegó a Cañuelas en 2006 y, de inmediato, sorprendió a todos con su rutina de laburo. Es que en la ‘C’ no era habitual observar elementos de laboratorio y cámaras en las prácticas. Para colmo, el estadio Jorge Arín no lucía tan sofisticado como ahora y los lugares de entrenamientos iban rotando. Y de esa manera, con veedores y un cuerpo técnico extenso, el entrenador comenzó a tener voz propia en un equipo que contaba con un mix de pibes y experimentados: el arquero Gerardo Cabral, Mario Alegre, Félix Lasa, Miguel Mendoza y Rodolfo ‘Guapo’ Flores, recordado delantero que pasó por Huracán.  

Rondina, oriundo de la ciudad de Libertad, inició su carrera como jugador en Deportivo Merlo. También estuvo en Chacarita, Defensa y Justicia, Atlanta, Argentino de Quilmes, Estudiantes de Río Cuarto y Técnico Universitario de Ecuador. Pero, sin dudas, una de las camisetas que lo identificó fue la de Arsenal, donde fue uno de los abanderados en el mediocampo durante 6 años. Y claro, en el Viaducto le dieron vía libre para empezar a mostrarse en Primera División como técnico.   

El ‘Huevo’ tiene el privilegio de ser uno de los entrenadores que conoce todas las divisiones de nuestro fútbol. Dirigió en la última categoría en Midland (2005), con Cañuelas en la ‘C’ (2006) y luego de recalar en Luján y Excursionistas se transformó en técnico en Flandria (2010), en la Primera B Metropolitana. Ya en 2013, fue convocado por Platense y Villa Dálmine, donde ascendió a la B Nacional en 2015. Aunque fue su paso por la ciudad el que empezó a darle carácter a uno de los estrategas que mejor reputación tiene en nuestro país. 

–¿Qué recordás de tu paso por Cañuelas? 

–Realmente, significó una experiencia inolvidable. Fue mi primer equipo en la ‘C’ y pudimos trabajar de manera profesional con la gente que gerenció al club en ese momento. Nos sentimos muy cómodos y pudimos empapar a los chicos con los jugadores que ya tenían experiencia en varias categorías. Tengo los mejores recuerdos, hicimos un gran Torneo Apertura y jugamos en la mejor cancha de la categoría: teníamos un campo de juego envidiable y hasta el día de hoy me preguntan sobre eso. Fue todo muy lindo, pero quedó trunco, ya que la gente que manejaba el club se terminó yendo y yo cumplí con ellos. 

–¿Sos de seguir los resultados del equipo? 

–Sí, me puso contento el ascenso a la B Metropolitana y además ahora dirige un amigo, Fabián Zermatten, quien está haciendo un gran laburo y merecía quedarse en su cargo porque metió un final de torneo increíble. 

–¿De dónde lo conocés? 

–Y... Hace muchos años, cuando yo estaba en Chacarita y Arsenal, lo enfrenté muchas veces y nos raspábamos en el mediocampo, je. Después, fuimos compañeros en el Senior del ‘Arse’ y nos volvimos a encontrar en el CEFAR (Centro de Entrenamiento de Fútbol de Alto Rendimiento) de ‘Coqui’ Raffo. Es un gran tipo y merece todo lo mejor. 

–En tu época en Cañuelas varios de los jugadores tenían que salir a trabajar, ¿cómo se manejaba eso? 

–Sí, varios: serenos, playeros de estaciones de servicio, etc. Tratábamos de manejar las cargas para que los chicos llegaran bien a los días de partido. Más allá de que se trabajaba de manera profesional, teníamos a varios jugadores históricos y había que respetarlos. 

–Se dice que fuiste un pionero, con los veedores de los partidos y la manera de laburar… 

–Y... en esa época no existía Youtube, tampoco había Twitter y con suerte había gente de prensa que informaba sobre las formaciones. Nosotros cumplíamos con nuestro rol y teníamos que ir a ver los partidos de los rivales, contábamos con gente preparada para ir a recolectar información para nuestros jugadores. 

–¿Qué cambios ves en el club y en el Ascenso? 

–Hace mucho que no voy, pero vi que hicieron canchas auxiliares y la institución no para de crecer. En el Ascenso todo ha mejorado, puntualmente en la ‘C’, se han instaurado contratos para la Obra Social de los jugadores y, obviamente, la infraestructura también creció a lo largo del tiempo, con los campos de juego, las conformaciones de cuerpos técnicos con kinesiólogos, nutricionistas y demás. 

–¿Hay mucha diferencia entre las categorías y el fútbol de Primera? 

–Sí, hay mucha diferencia. Más allá de que un campeonato con tantos equipos permite abrir el abanico para jugadores y técnicos del Ascenso para estar en la Liga Profesional, hay una franja muy grande. 

–¿Cómo te sentís en Santiago del Estero? 
–Me siento un privilegiado por estar dirigiendo en la Primera División.  Se extraña la familia, los chicos, pero todo el esfuerzo que uno hace también es por ellos.  

–¿Hay algo más lindo que ganarle a uno de los grandes del país? 

–No voy a mentir, en la cabeza son más que 3 puntos, pero si no nos quedamos en Primera, el triunfo no sirvió para nada. Es hermoso, claro, aparte era al único grande que me faltaba ganarle. Fue el triunfo de todos, acá estuvieron los dirigentes y la gente, que siempre está apoyándonos. Y el fútbol tiene algunas cosas, justo en esa semana tuvimos partido el miércoles, así que no hubo mucho tiempo para festejar, je. 

–¿Seguís teniendo en carpeta a jugadores del Ascenso en tus planteles? 

–Sí, siempre. Trato de darles la posibilidad de pelear por un lugar, después depende de cada uno. 

–¿Tenés algún sueño como técnico? 

–La verdad que no, porque el anhelo que tenía, sin querer, ya lo cumplí. Quería llegar a la B Nacional, ni lo imaginaba cuando estaba con Midland en la D. Siento que el fútbol me dio mucho y tengo mucho camino por recorrer. Me gustaría dirigir a un equipo grande.


Un equipo con el estilo Rondina

La era Sergio Rondina en Cañuelas FC tuvo su bautismo el 25 de abril de 2006. El técnico arribó al predio de SMATA presentado por la gerenciadora de colombianos que manejaba al ‘Tambero’ en ese momento. Jorge Vivaldo, ex compañero del ‘Huevo’ en Arsenal, fue el nexo para la llegada del entrenador y su troupe. La presentación formal se dio con todas las luces en la discoteca Sabbat, ubicada en el centro de la ciudad. Y en la cancha, la primera prueba fue ante la Reserva de Boca, nada más y nada menos.

FUTBOL DE LA C RONDINA
                      Rondina, hace 16 años, durante una entrevista con El Ciudadano.

Los hinchas coparon el estadio Jorge Arín y Cañuelas arrancó arriba gracias al mediocampista Javier Miquetk, un chico del club que recién arrancaba a dar sus primeros pasos. El empate del equipo, dirigido en ese entonces por Hugo Alves y con Ever Banega como figura, llegó de la mano de otros chicos que también empezaban a inflar redes: Mauro Boselli dejó solo a Pablo Mouche, quien decretó el 1-1 final. Cañuelas formó con Cabral; Castillo, Manabella, Rizzo, Fernández; Miquetk, González y Arana; Fernández, Flores y Mendoza. Los xeneizes alistaron a Morel; Galarza, Cahais, Gallego, Uribarri; Ormazábal, Banega, Galeano; Guardia; Mouche y Boselli. 

Rondina, una vez consolidado en Primera, recordó la historia de Mario Alegre, el defensor que trabajaba en la pollería y se iba a entrenar sin descansar: “Al principio no me entraba en la cabeza, pero terminó como una de las figuras”. Y el ‘Negro’ terminó siendo uno de los hombres de confianza del técnico. “Rondina es un tipo humilde y laburador. Cuando estuvo en Cañuelas, a la hora de trabajar, se trabajaba. Después, en los tiempos de recreación, era un compañero más, por eso se armó un lindo grupo. Merece todo lo bueno que le está pasando, se notaba que tenía pasta para llegar a cualquier categoría”, recordó uno de los más queridos por los hinchas. 

El plantel contó con varias figuras del momento: Miguel Mendoza, Rodolfo Flores (histórico delantero de Huracán), Fernando Rizzo y Diego González, entre otros. También había un grupo de chicos del club que tenían todas las condiciones para triunfar en cualquier categoría: Javier Miquetk, Gerardo Cabral, Adrián Arana, Félix Lasa, Martín Alzamendi y ‘Memo’ Senas. Sí, el humorista que imita a los políticos y figuras del deporte fue jugador de Rondina. 

Lasa, un punta reconocido en la ciudad, recordó que “siempre me decía que lo hacía renegar y que no sabía si ponerme a mí o mantener a los jugadores que el ya conocía de otros lados. Se armó un grupo muy unido y había una competencia muy sana”. 

Los medios recuerdan que la presencia del director técnico fue una experiencia innovadora en el Ascenso, ya que no se veían grupos de trabajos numerosos, cámaras y elementos de mediciones. Bajo su mando, Cañuelas disputó 18 encuentros y consiguió 8 triunfos, 4 empates y 6 derrotas. Enrique Lucena, periodista del club que presenció toda la campaña, dio su punto de vista: “Fue uno de los planteles más ricos que vi en cuanto a sus nombres y al nivel de jugadores de ese entonces. Consiguió un gran triunfo ante Acassuso, que terminó ascendiendo, en la cancha de Boulogne, en un partido que se jugó entresemana”. 

El ‘Rojo’ mostró un gran nivel y los chicos de la ciudad sumaron experiencia. De hecho, muchos se quedaron y desarrollaron sus carreras en el club. El conjunto de Rondina terminó tercero en el Torneo Apertura y cuando parecía que el equipo estaba para dar el gran salto, el proyecto se esfumó por falta de fondos del grupo empresario. 

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