Marcelo Romero es uno de los tantos porteños que buscó, en cierta forma, escaparse de la vorágine de la gran ciudad. Al menos, los fines de semana.

Aquella determinación llevó a este médico a adquirir una fracción de tierra en la localidad de Udaondo, allá por 2014, en la que prácticamente todos los fines de semana descansa junto a su familia.

Aunque lo de “descansa” es una forma de decir claro. Porque estar en el campo no implica que Romero, de 60 años, interrumpa el entrenamiento que realiza durante seis de los siete días de la semana.

“Sobre la Ruta Nº215, y desde Udaondo, salgo a pedalear hasta Loma Verde totalizando unos 50 kilómetros. Y enseguida, hago otros siete mil metros de running por la Ruta Nº16”, cuenta.

Romero se dedica al triatlón y recientemente compitió en la última fecha de la temporada en San Miguel del Monte, donde accedió al segundo puesto de su categoría.

Esposo de Miriam y papá de Joaquín y Julieta, este doctor se acercó inicialmente al mundo del atletismo buscando mejorar su calidad de vida. En otras palabras, lo hizo por cuestiones de salud.

Sin darse cuenta, pasó al mundo de la competencia dentro del running hasta que lo complementó con algo de ciclismo y natación.

Practicando estas tres disciplinas, Romero comenzó a participar en las competencias de triatlón que se llevan en Monte y Baradero.

–Habitualmente compite en triatlones. ¿Cómo lo lleva?
–Bien. Suelo hacerlo desde hace unos doce años. Mi debut fue en Baradero, en la distancia “olímpica”, aunque al llegar a Udaondo, y por una cuestión de distancias, comencé a competir en los eventos que se realizan en San Miguel del Monte. No obstante, en 2017 corrí el medio Iron Man en Tigre, la competencia de mayor exigencia que encaré hasta el momento, ya que contempló 2 kilómetros de nado, 90 de ciclismo y 21 de running. El año pasado, en Baradero fui tercero, en mi categoría en la distancia “olímpica” y, una semana más tarde, gané en Monte.

–¿Cuál de las tres disciplinas del triatlón es su fuerte?
–Inicialmente, lo fue el running aunque en la actualidad me siento más cómodo en el ciclismo. El nado es la variante que no tengo tan desarrollada como las demás. Así y todo, hice varias competencias exclusivamente de natación.

–¿Cuál fue el primero de esos deportes que comenzó a practicar?
–Hace unos veinte años me acerqué al running y corrí varias veces la Maratón de Buenos Aires. Luego, empecé a nadar y con el grupo de entrenamiento formamos parte de varias competencias en aguas abiertas como Baradero, Gualeguaychú y Ramallo.

–¿Cómo se gestó la entrada al mundo de la competencia en el ambiente del triatlón?
–El paso a la competencia se dio como una forma de estímulo para seguir entrenando, pero teniendo objetivos o metas. Tras intentar llegar de forma más o menos digna en las primeras carreras y al ver que mejoraba en alguna disciplina, como en el ciclismo, uno busca nuevos desafíos para seguir compitiendo con uno mismo, en la búsqueda de la superación.

–¿Cómo organiza los entrenamientos considerando que practica tres disciplinas bien diferentes?
–Realizo seis sesiones de entrenamientos seguidos, de lunes a sábado, y en base al ciclismo. Constantemente entreno en el “rodillo” en mi domicilio. En cuanto a la natación, hago dos sesiones por semana (indoor), en tanto que el running lo hago una vez por semana en cinta y la otra, a modo de transición, sumando kilómetros tras el ciclismo, los sábados. Ya sea en Udaondo o en el Parque Sarmiento.

–¿Tiene un calendario de competencias a las cuales asistir en lo que resta del año?
–El del domingo 24, en San Miguel del Monte, fue el último de los eventos en esta parte del año, dado que no se organizan triatlones en invierno. La actividad se retoma hacia octubre con carreras tanto en Monte como Baradero donde realizaré otras dos o tres presentaciones más.