La increíble historia del proyecto faraónico que terminó en un montón de nada

Interés general 27 de noviembre de 2021 Por El Ciudadano
“Era una obra grande y de altos costos. Pero, además, pergeñada por gente que no cumplía su palabra”, le dijo Carlos Frescino, arquitecto del Maradona Sport Café, a El Ciudadano. Se planeaba construir restaurantes, cines, locales comerciales y un museo dedicado a Pelusa. Todo quedó reducido a falsas promesas.
maradona proyecto
El plano. El Maradona Sport Café proyectaba una cúpula con forma de pelota y abajo, en el medio, una estatua de Diego.

Leandro Barni 

El Café Sport Maradona acaso fue la idea más novedosa y excéntrica que haya llevado a cabo un emprendedor privado en Cañuelas. También lo fue en su momento, a principios de 2000, el de La Primavera, por el que se buscaba fundar una suerte de mini ciudad en más de dos mil hectáreas. Fueron proyectos faraónicos que, de tan colosales y con los malos manejos que hicieron algunas personas, no se pudieron concretar. Todo quedó en planos y anuncios. 
“Estuve en el proyecto para hacer un shopping temático y conmemorativo de Maradona. Iba a tener locales comerciales, cuatro restaurantes, cinco cines y museo maradoniano. Dentro de las particularidades, se planeó una cúpula con forma de balón de fútbol y en el medio iba a tener una estatua de Maradona, por lo que se proyectaba luz natural. Una obra grande y de costos altos. Pero, además, pergeñada por gente poco confiable”, recuerda Carlos Frescino, de 64 años. Charla con El Ciudadano desde su escritorio en el estudio de Belgrano 568, donde sacó el anteproyecto de shopping temático.  
Según dijo el entonces desarrollador a cargo de los fondos, Oldemar ‘Cuqui’ Barreiro Laborda, había interesados en comprar franquicias desde México, Japón e Italia, “adonde me dijo tenía que viajar y marcar la idea”, destaca Frescino. 
Barreiro Laborda era un paraguayo que se mostraba como empresario y que en esos inicios del Siglo XXI había fundado la empresa de rastreo satelital Lo Jack, mientras que venía a su Haras Parque Tobelma y donde ‘el Diego’ supo descansar, frente a La Garza Mora.  
Se iba a levantar en un terreno de unas siete hectáreas, sobre un campo entre la autopista y Rutas 205 y 3. Justo donde hoy se exhibe un cartel publicitario de una inmobiliaria.  

fresinoProyectista. Carlos Frescino, en su estudio de Cañuelas. Trabajó a pleno, pero el empresario que tenía que financiarlo no cumplió.

Algunos o varios, pensaron que solo se trataba de una ensoñación imposible de realizar. “Barreiro era muy conocido por no cumplir con su palabra. La que más estaba en el proyecto era la mujer de Maradona, Claudia Villafañe”, admite Frescino, que estudió arquitectura. Además, reconoce que no llegó a ver un peso. “Eso era normal y en esta actividad pasa mucho”, disparó en el entrevistado. Aunque aclaró que “me gustan los desafíos y hacer cosas lindas”.  
De aquellas malogradas hectáreas cañuelenses, la idea del ‘Maradona Sports Café’ fue trasladarla a la desaparecida tienda Harrods, en calle Florida, en la ciudad de Buenos Aires. “Ya la idea allí se empezó a divagar un poco”, agrega el proyectista. Por la supuesta construcción, por la que jamás se colocó ni un cimiento, afirmó: “No sé si era faraónico. Estoy convencido de que se pueden hacer cosas en Cañuelas. Hice un proyecto para un hombre con campo sobre la autopista, con shopping, estadio cubierto para 20 mil personas, con cancha de golf y de polo, dos salones de eventos, hotel cinco estrellas superiores”. 

-Si alguien del entorno de Maradona llega hasta Cañuelas, le toca la puerta y lo buscan nuevamente, ¿qué haría? 
-Lo revivimos. Sin ninguna duda. Y hay que hacer el estadio, que creo que falta en Cañuelas. Hace falta un polo de atracción a nivel nacional, fEuera del conurbano.  Hay que hacer cosas nuevas. 

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