Jeremy Baker: “Solo se vive una vez”

Deportes 18 de febrero de 2020 Por El Ciudadano
polo jeremy baker
Baker: “Para hacer las cosas hay que hacerlas bien”.

Jeremy Baker es un británico que, a comienzos de los noventa, visitó Buenos Aires por apenas un par de días conociendo en aquel viaje iniciático a quien luego se convirtiera en su esposa.
Con el paso de los años Baker decidió dar un cambio drástico en su vida dejando de lado no sólo el Londres en el que vivía, sino también la comodidad que poseía en el mundo de las finanzas radicándose en Cañuelas en su propio club: Puesto Viejo.
Actualmente este club ubicado a la vera de Ruta 6 no sólo es su gran proyecto, su desafío y orgullo, sino también su medio de vida.
Con un claro castellano aunque con un insoslayable acento gringo, Baker recibió a El Ciudadano tras una práctica de polo cuando el sol de fines de enero comenzaba a menguar en su poder.
En un paradisíaco rincón del parque que el hotel boutique posee junto a una de las seis canchas que orgulloso ostenta hoy en día Puesto Viejo, tuvo lugar esta entrevista en la que Jeremy Baker afirmó, por ejemplo, sentirse cañuelense antes que británico o incluso argentino.

–¿Cómo llegó a Argentina?
–En 2003 compramos esta tierra junto a mi señora aunque, en realidad, visité por vez primera Argentina en 1992 cuando vine con unos amigos a ver qué podíamos encontrar en Sudamérica. En ese viaje conocí a quien hoy es mi esposa.

–Eso explica muchas cosas.
–(Ríe). A los dos años volví para buscarla y ver si estaba disponible, afortunadamente lo estaba y empezamos una relación seria. En 1996 nos casamos en San Isidro pero seguí trabajando en los mercados financieros para un banco británico de inversiones y viviendo en Londres hasta 2010, cuando nos mudamos definitivamente a Argentina.

–¿Qué lo llevó a dejar todo ese mundo?
–Solo se vive una vez. Buscaba un cambio de vida total. En su momento todo esto comenzó por placer pero luego se convirtió en un medio de vida dado que, desde aquella determinación, con mi señora nos dedicamos full time a Puesto Viejo. Un club de polo por sí solo no paga todas sus cuentas cuando tiene determinada infraestructura de servicios, como tenemos acá. Por ello fuimos anexando otros negocios como el hotel, por ejemplo, el loteo que estamos haciendo ahora, los eventos y hasta el glamping.

–Es decir una serie de ‘kioscos’ paralelos.
–Exacto. Un club de polo que tiene caballerizas da para pagar sus instalaciones, pero no mucho más. No da para insfraestructura y eso justamente es lo que tenemos nosotros acá. De hecho contamos con un equipo profesional con gente dedicada a ello todo el día, lo cual es una ventaja respecto a otros clubes ya que podemos organizar unos veinticinco torneos anuales propios. Tenemos servicios de otro nivel con un gran diferencial, contando además con canchas que están en un excelente estado para polistas de bajo gol, o sea para seres humanos comunes y no necesariamente para dioses como Adolfo Cambiaso (risas).

–En el inicio de esta movida, ¿aspiraba alcanzar este nivel de insfraestructura y organización?
–Sí, totalmente. Para hacer las cosas hay que hacerlas bien. Fue mi ambición tener presencia y un nombre en el mundo del polo, como entidad, y en eso estamos.

–Veinticinco torneos por año es una cifra sumamente elevada.
–Es cierto. Muchos clubes tienen a lo sumo uno al año. No es un dato menor que diez de nuestros torneos ya tienen diez años de historia. Agosto y enero son los únicos meses en los que no tenemos torneos, más que nada por una cuestión de cambio de temporada y tema caballos. 

–Puesto Viejo también es sede de certámenes organizados por terceros.
–La AAP ayuda mucho organizando torneos de catorce goles, por ejemplo, y somos sede de muchos de ellos. De hecho este año vamos a recibir partidos de la Copa República.

–También tienen representación en la faz competitiva fuera de las instalaciones del propio club.
–Hemos competido en el Abierto del Club San Jorge, pusimos un equipo en el torneo clasificatorio y hasta hemos llegado a la semifinal de la Copa República con un equipo totalmente propio. Si existe la oportunidad de poner nuestro nombre, lo haremos. No obstante, si bien está al alcance de la mano este tipo de representaciones, para mí es más importante tener torneos de menor hándicap, diez goles por ejemplo, para darle actividad y competencia a un número mayor de socios. Prefiero tener diez equipos en el que puedan jugar cuarenta socios a solo un equipo de mayor hándicap donde juegan solo cuatro. Cuando uno es fanático del polo quiere jugar, no quiere ver cómo juegan otros; para eso uno tiene sus caballos... uno quiere transpirar, jugar, formar parte como jugador y no como espectador.

–¿Qué es el polo para usted?
–Es un estilo de vida con muy buena gente. Es un deporte fantástico que permite, por ejemplo, que compartan cancha hombres con mujeres e incluso jovencitos. En lo personal, con mis 54 años, juego y compito con mi hija de 16, lo cual es fantástico. Aunque es cierto que es un poco difícil de alcanzar, como deporte, desde lo económico.

–¿Extraña la vida anterior a Puesto Viejo?
–¡Extraño la plata! (risas). Hablando en serio no, para nada. Se terminó mi etapa de Londres, etapa superada. Solo se vive una vez. No podría volver a vivir a Inglaterra por el clima incluso. El clima acá es fantástico, si hasta jugamos en invierno y de hecho en 2020 vamos a tener un certamen que va a terminar en pleno invierno con la Copa 9 de Julio.

–¿Qué se viene de ahora en más?
–Queremos vender lotes, lo cual estamos logrando bien. Puesto Viejo ya paga sus facturas que es lo que buscamos en un comienzo. Siempre queremos más socios y con seis canchas podemos duplicar la cantidad que tenemos en la actualidad.

–Hoy en día, ¿se define como cañuelense, argentino, británico?
–Me defino como cañuelense, seguro. Pero cada día me siento más como ciudadano del mundo y no como alguien de un país en particular. Nacer es un acto ‘random’, se nace donde sea por lo que uno no debe defender cualquier cosa porque esté relacionado a su país; si tu país hace cosas estúpidas hay que criticarlas. Hay que tener ojos críticos en lugar de defender porque sí como un adolescente cualquier cosa, solo porque está relacionada a ‘tu’ país.

Lic. Matías Folgueira

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