Javier Farina: “Argentina necesita vacunar al 50 por ciento de la población para mitad de año”

Salud - COVID-19 16 de enero de 2021 Por El Ciudadano
“Eso cambiaria drásticamente el curso de la pandemia en nuestro país”, afirmó uno de los infectólogos que integra el comité que asesora al presidente en un contacto con este semanario.
Javier Farina
Médico infectólogo Dr. Javier Farina.

El médico infectólogo, asesor presidencial, jefe de Infectología del Hospital Cuenca Alta y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, Javier Farina, disertó virtualmente en la semana en una capacitación dirigida al personal de Salud del Hospital Cuenca sobre las vacunas disponibles para inmunizar a la población.    
Posteriormente el reconocido profesional dialogó con El Ciudadano sobre las implicancias de la vacuna Sputnik V, los diferentes tratamientos aprobados para combatir el virus del COVID-19, la utilización del dióxido de cloro y el acecho de la ‘segunda ola’. 

–¿De qué trató la exposición de vacunación en el Hospital Cuenca?
–Hicimos una jornada de actualización sobre la campaña de vacunación frente el COVID-19 orientada al personal de Salud para mostrar la evidencia científica que tenemos de las principales vacunas; las que están más avanzadas en las fases de estudio de investigación y ahondar en la información sobre la Sputnik V que es la que hoy tenemos disponible en nuestro país.
 
–Hay distintos puntos de vista con los informes técnicos de la vacuna Sputnik V, ¿usted confía en ella?, ¿está la información necesaria?
–Yo me vacuné el primer día de la campaña –29 de diciembre–, no presenté ningún síntoma relevante, un poco de cansancio al día siguiente, cosa bastante similar a la vacuna antigripal. Con respecto a la documentación, lo que me transmitís está solo en los medios, no es una realidad. El instituto Gamaleya es muy reconocido, se creó en 1891, es el laboratorio que está generando la vacuna y desarrolló múltiples vacunas para otras patologías. Ha seguido los pasos que corresponden, ha publicado su Fase I y II en revistas científicas prestigiosas, incluso en Lancet, una de las tres más importantes del mundo, y la Fase III está en curso como todos los ensayos porque ninguno finalizó esta fase. Falta la publicación de los resultados preliminares que son los de las tres o cuatro semanas del desarrollo de la Fase III, que es el paso que ya adelantaron Pfizer, Moderna o la vacuna de Oxford. Gamaleya ya envió la documentación de los resultados preliminares y de las Fases I y II para publicar, incluso a la misma revista, esta es la documentación que evaluó ANMAT para aprobar la vacuna en nuestro país.  

–El ritmo de la campaña de vacunación ¿es el correcto o se podría avanzar más?, ¿los demás países están en las mismas condiciones?  
–Los países no están en las mismas condiciones, lamentablemente. Por suerte Argentina es uno de los 15 países principales que a la fecha están vacunando, la gran mayoría de las vacunas las han adquirido los países del primer mundo. El período entre una dosis y otra de la Sputnik V es de un mínimo de tres semanas, así fue desarrollado el ensayo clínico. Yo me vacuné el primer día de la campaña con lo cual alrededor del 20 de enero tendríamos que recibir la segunda dosis como mínimo, pero esto podría espaciarse y no modifica la eficacia. La Sputnik V no puede darse en una sola dosis como ha salido en los medios y no fue lo que dijo la viceministra –de Salud, Carla Vizzotti–. Ella solo evaluó lo que tuvo que hacer Inglaterra, que sí ha contemplado dar una dosis de la vacuna de Oxford para poder llegar a un mayor porcentaje de su población. Esta estrategia podría ser adoptada en otros países y es algo que hay que analizar; pero no respecto a la Sputnik V sino a otras vacunas. Por suerte se habían hecho gestiones anticipadas con varios laboratorios Gamaleya, AstraZeneca, un acuerdo con la OMS con lo que es COVAX, que aún no tiene nombre. Argentina necesita vacunar al 50 por ciento de la población para mitad de año, eso cambiaria drásticamente el curso de la pandemia en nuestro país. 

–Entonces la vacuna Sputnik V sí o sí necesita de la segunda dosis.
–Claro, es lo que dijo la viceministra y es lo que va a pasar, se va a aplicar la segunda dosis. Son dos adenovirus distintos, los vectores de las proteínas del SARS CoV-2, por eso no se puede utilizar una sola, la dosis 2 no se puede usar como primera dosis en otras personas; en otras vacunas puede evaluarse la utilidad de las dos dosis. Al mismo tiempo, aclaro, Gamaleya está evaluando la posibilidad de una sola dosis con uno de los componentes y veremos los resultados más adelante.

 –¿Hay ‘discriminación’ en cuanto a la vacuna Sputnik V con respecto a otras?
–Lamento que se haya politizado tanto la vacunación de la población que puede salvar millones de vidas. La vacuna Sputnik V ha sido atacada sistemáticamente por los medios masivos de comunicación y está en la misma instancia que cualquiera de las otras. La documentación para demostrar su eficacia y seguridad ha sido evaluada por la ANMAT. Las vacunas salvan vidas y van a ser la bisagra de esta pandemia. 

–Hay otros tratamientos para el coronavirus y el Hospital Cuenca Alta fue uno de los protagonistas del proyecto del suero equino hiperinmune, por otra parte entiendo que el tratamiento con plasma de convaleciente es más complejo de aplicar. ¿Cuál es su evaluación de estas opciones?
–El plasma de convaleciente no ha tenido ningún estudio importante que haya demostrado alta eficacia; sí el estudio que se desarrolló en Argentina a cargo del Dr. Pollack que demostró algo de evidencia utilizándolo durante los primeros tres días; además está la dificultad de que requiere donantes y una persona puede donar para dos transfusiones. 
En cambio, el suero equino la principal ventaja es la facilidad de la ‘producción’ ya que se pueden generar muchas dosis con un solo caballo para múltiples personas y esto es muy importante en cuanto a la logística. En el estudio del suero que se desarrolló dentro de la institución, yo fui investigador principal dentro del centro, tuvimos la posibilidad de enrolar a 20 pacientes voluntarios en el ensayo clínico que fue muy bien diseñado, serio y prolijo. En cuanto al endpoint, lo que sería el resultado esperado principal del estudio, el suero equino no demostró diferencias estadísticamente significativas comparado con placebo –plasma–; pero sí mostró una tendencia a disminuir la mortalidad en los casos más severos, ahí es donde ANMAT dio su aprobación hace unas pocas semanas. Esta apto para ser aplicado; será evaluado por el médico tratante y requerirá consentimiento informado del sujeto internado.                                

–Fuera de la cuestión de la vacuna y los tratamientos, cómo ve el contexto argentino en cuanto a la pandemia, ¿estamos en la ‘segunda ola’?
–Estamos con un ‘repique’ muy importante de casos en el AMBA, siguiendo la dinámica que nos mostró la ‘primer ola’ en nuestro país. El AMBA es el primer lugar donde se desarrollan los casos y luego se van extendiendo al resto del país. Pareciera que vamos por la misma línea y estamos entrando en una ‘segunda ola’ con lo cual el sistema de Salud se sigue preparando, lamentablemente con un equipo de Salud bastante cansado de transitar una pandemia como ésta, con todo lo que demanda.

–En cuanto a la actualidad, en la última semana trascendió la judicialización de un tratamiento para aplicar dióxido de cloro a un paciente con COVID-19, ¿quisiera opinar del tema?
–El dióxido de cloro es un tóxico, no es un fármaco, no debe ser aplicado absolutamente a ninguna persona. Es un desinfectante para aplicar en superficies, no demostró absolutamente nada.              


Rodo Herrera – [email protected]