Un elegido que vio al Maradona de Argentinos Juniors

Protagonistas cañuelenses 28 de noviembre de 2020 Por El Ciudadano
Entre lágrimas, alegría y amor por la pelota un testigo recordó la era dorada del 10. “Aún siendo un pibito tuve la certeza que lo que estaba viendo era la fugacidad hecha futbolista, esto quiere decir que es irrepetible, que cada cosa que hizo no la iba a volver a ver, ni siquiera por Él mismo porque se reinventaba cada partido”.
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Diego Desirello con uno de sus tesoros, póster del mejor equipo de Argentinos.

El genio del fútbol universal, Diego Armando Maradona, falleció el último miércoles e inició la leyenda que perdurará por los siglos de la historia futura. El mejor jugador de todos los tiempos y máximo deportista nacido en suelo argentino se recordará en todo el planeta cómo un héroe mitológico del balón.   
Diego Desirello es vecino de Máximo Paz, fanático, por herencia, de Argentinos Juniors y vivió la campaña en el Club de La Paternal de un ‘Cebollita’ que luego se convertiría en un ser ancestral. 
La historia no es tan lineal y las peripecias del destino lo señalaron para que sea un testigo presencial del legendario ‘Pelusa’ y además esté al alcance de El Ciudadano para contar sus anécdotas y vivencias relacionadas a D10S.  
La familia Desirello residía en Olivos, partido de Vicente López, y Edmundo, papá de nuestro protagonista, era hincha de Boca. Eran años en los cuales el ‘Bicho’ militaba en una categoría menor mientras que el ‘Xeneize’ siempre fue de Primera; entonces el primo ‘Coco’ Desirello, de Villa Ortuzar, influyó para que Edmundo comparta su pasión por la redonda entre los dos clubes. Años más tarde llegaría al mundo Diego y como su padre ya había fanatizado al hijo mayor con el club de la Ribera, decidió que el menor debía ser de Argentinos Juniors; a todo esto ‘Coco’ –padrino del entrevistado– fue el autor intelectual de un amor maradoniano que nació en un añejo y simbólico estadio de tablones de García y Boyacá. 
Diego, de 52 años, se estableció en Máximo Paz hace unos años en una casa de campo familiar tras vivir en el exterior por su actividad laboral. A los ocho años vio por primera vez a un mágico Maradona adolescente y siguió su trayectoria por el resto de su vida. A su edad ya es socio vitalicio de la institución de La Paternal y el pasado mayo ganó un concurso literario organizado por el club. 

–¿Antes de ver a Maradona por primera vez ya tenías experiencia viendo fútbol?
–Empecé a ir a la cancha a los cuatro años, el primer partido que fui a ver fue en el ‘72 contra Lanús. Mi papá nos llevaba mucho a la cancha desde muy chiquitos. Cuando Diego debuta en Argentinos en el ‘76 yo había cumplido ocho años y no podía ir a La Paternal solo. De local no me perdía un partido salvo que no me pudieran llevar, por eso a esa corta edad era un asiduo veedor y entendedor de fútbol. Recuerdo perfectamente que sabíamos en presencia de qué estábamos. 

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Pedazo de tablón del viejo estadio de Argentinos obtenido por Desirello.  

–¿Y anteriormente a su debut se hablaba de Él en la hinchada?     
–En la tribuna ya se hablaba por su habilidad para hacer malabares con el balón en el entretiempo y yo lo ví. La hinchada pedía que no empiece el segundo tiempo, en ese momento no se sabía el nombre. Diego tendría 12 ó 13 años.
Fechas antes de que debute, que no pude estar, no teníamos presente el nombre, sabíamos que había alguien pero era pichón. Semanas antes de su debut recuerdo un tipo agarrado del alambrado (suspiros) que le decía desesperado a Juan Carlos Montes –entrenador– ‘ponelo al Diego’ y yo decía ‘papá, ¿quién es Diego?’ y él me dijo ‘no sé ya nos enteraremos’. Eso lo recuerdo con una claridad absoluta. Ese hombre viviría en el club, no lo sé, porque no era como ahora, no había redes sociales, no había información. En ese momento te enterabas en la cancha el domingo.

–Si bien no recordás el primer partido que lo viste, ¿cuál es la primera jugada de Diego que se te viene?
–En el año ’80 con doce años en cancha de River que era el equipo que iba a salir campeón. Mi papá tenía unos primos hinchas de River que tenían plateas y con tal de ver a Argentinos lo vi allí. Ganamos 2-0 con dos goles de Diego, memorables, históricos, al ‘Pato’ Fillol, que ese día le atajó un penal pero Él le metió un gol de treinta metros de tiro libre. De ese partido tengo las imágenes más nítidas, quizá porque me sabía rodeado de hinchas de River, mi viejo no había ido, era yo contra todos y Diego me llevó a esa victoria inolvidable. Era como salir campeón del mundo para Argentinos.         

–¿Qué te acordás de la tribuna cuando miraban a Diego?
–Desde el momento que fue titular todos nos dimos cuenta que estábamos en presencia de algo extraordinario, irrepetible. Era una sorpresa en cada partido, hoy me doy cuenta de que cada cosa que Él hiciera era estar viendo la fugacidad, no se repetía ni Él mismo porque era magia. Diego lo llevó a un nivel nunca visto, era capaz de lo imposible y el público lo veía claramente. Lo amábamos, cuando le pegaban (se exalta) era impiadoso, no lo podían parar, ¡fue un milagro que no lo rompieran antes! Los arbitrajes eran más permisivos y Diego jugaba en Argentinos entonces podían hacer lo que quisieran. Era como que nos pegaban a nosotros, me trepaba al alambrado, insultaba, era como que le pegaban a mi mamá o hermano. Era indignante verlo pero era increíble ver lo que hacía. Los domingos a la tarde veías un montón de gente que no conocías y te decían ‘yo soy de Racing o San Lorenzo pero venimos a ver a Diego’, así abiertamente.         

–¿Cuándo te diste cuenta que fuiste un privilegiado al ver a Maradona en la cancha?
–Apenas se fue a Boca. Quizá tiene que ver con la vida misma, uno termina de valorar las cosas cuando se pierden o se alejan. Sentí una tristeza tan grande que me quedé con las manos abiertas diciendo ‘¿y ahora qué hacemos?’; fue tan literal que en 1980 Argentinos sale subcampeón y en el ’81 nos salvamos del descenso de milagro ganándole a San Lorenzo. Sentí que me robaban la pelota. Pensaba que por lo menos iba a estar contento mi hermano. 

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Mural de Maradona en un paredón frente al estadio del ‘Bicho’.

–¿Qué le dio Diego a Argentinos?    
–La mejor campaña de Argentinos Juniors hasta ese momento, que fue un subcampeonato, el campeón fue River. Era el Diego más grande que jamás existió que nos llevó a obtener ese subcampeonato, nunca se había llegado a esa posición. Diego jugó 166 partidos y metió 116 goles, es el máximo goleador histórico de Argentinos y tiene el índice de gol más alto de toda su carrera (0,7 por partido). No tengo la intención de entrar en debate pero el mejor Diego estuvo en Argentinos y tuve la fortuna de verlo y muchos años. Tuve el privilegio de verlo subcampeón y goleador del ’78 al ‘80 y ver la mayoría de esos goles. Habrá un napolitano que diga otra cosa y le diré gracias por quererlo. Aún siendo un pibito tuve la certeza que lo que estaba viendo era la fugacidad hecha futbolista, esto quiere decir que es irrepetible, que cada cosa que hizo no la iba a volver a ver, ni siquiera por Él mismo porque se reinventaba cada partido. 
 
–¿Cuándo lo veías en la cancha era un chico jugando con grades o un adolescente ya formado físicamente?
–Enseguida Diego desarrolló una potencia de piernas que fue la clave de su juego. Un pique corto descomunal, la relación cuerpo cerebro que tenía, el punto de gravedad bajo, era una como una serpiente, vos decías no se puede ser tan rápido. Eso se lo daban sus piernas. Además no lo movías. No es casualidad que Diego haya surgido de Argentinos Juniors; Redondo, Placente, Riquelme, Cambiasso, Sorín, Batista. Es una forma de trabajar humanamente, en Argentinos lo formaron, lo alimentaron, lo criaron bien. Diego era un pibe maravilloso por eso el mejor Diego es el de Argentinos porque jugó absolutamente por el orgullo de jugar y ganar.           

–¿Cuándo pasa a Napoli el hincha del ‘Bicho’ se sintió más identificado con Él a diferencia de cuando estuvo en Boca o Barcelona?
–Absolutamente que sí. Diego pudo haberse ido antes de Argentinos pero decidió quedarse porque estaba cómodo y porque siempre fue un chico humilde. Nunca olvidó su origen y en función de esa referencia su conducta siempre fue enfrentar desafíos. Cuando pasa a Napoli es la certeza de que es el Diego de siempre, el que vuelve a decir ‘yo voy a renacer a la pobreza a ver hasta dónde llego’ y gracias al cielo en Napoli pudo lograr lo que no hizo en Argentinos. Ganó Scudettos, Copa Italia, Copa Uefa, con un equipo que nunca ganó nada. Es el Diego de Fiorito el que dice ‘yo le voy a ganar a Boca, a River’.

–Vos que lo viste en sus inicios ¿el gol a los ingleses te sorprendió?
–No, ya lo había hecho a Newells en la cancha de Atlanta, lo ví en el año ’80 y fue más complejo. No me sorprendió en absoluto, nada me sorprendió. El gol de la Juventus, no hay ley física. Era como decir ‘y si, si es el Diego del que te hable toda la vida’.

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Diego Armando Maradona en Argentinos Juniors.

–¿En qué momento te agarró la noticia de su muerte?
–Mi hijo tuvo una jornada de revinculación a clases y a las 12:30 lo fui a buscar. Volvimos, la comida estaba servida, fui a comprar unas cosas, estoy viniendo y Santiago –hijo– me dice ‘papá, Diego se descompesó’ eran apenas pasada las 13. Puse la tele, el programa del ‘Pollo’ Vignolo y cuando vi la cara de los tipos que miraban para abajo agarre el teléfono puse Clarín (llora) y decía lo que nunca hubiera querido leer “Murió Maradona”. Me puse a llorar en la mesa, es como que te digan murió Dios, no se puede morir (entre lágrimas). La tristeza más grande que yo tengo es sentir que murió triste porque no lo merecía porque nadie nos dio tanta alegría… Yo soy de Argentinos y el orgullo de que haya surgido… de haberlo formado, de haberlo visto, de ser el jugador que metió más goles en el club y yo lo haya visto no me lo saca nadie. Era una estrella fugaz que aparece ahí y miralo porque no aparece más y tuve la inmensa fortuna como futbolero y como hincha de Argentinos de verlo en la cancha. Algún día Argentinos merece un homenaje del fútbol argentino y no sólo por Maradona.


Lic. Marcelo Romero – [email protected]