Del gallinero al aula: la historia que invita a los niños a conectar con un libro sus sentimientos

Vecina de Alejandro Petión y psicopedagoga jubilada, Silvina Asurmendi se lanzó al mundo editorial con una publicación infantil que rescata la ternura de la infancia y la relación emocional con los animales. Desde su publicación, recorre escuelas de Cañuelas y la región para compartir su mensaje.

Interés general09/10/2025Leandro BarniLeandro Barni
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La autora recorre escuelas de Cañuelas con su propuesta de educación emocional a partir de los animales.

En el fondo de una casa de San Pedro, entre el olor a maíz y los cacareos del amanecer, una niña llamada Anita —alter ego de Silvina Asurmendi— descubría que la ternura y el aprendizaje podían tener plumas. De esos recuerdos, que aún laten con fuerza, nació El gallinero de mi abuela Pía, el primer libro de esta vecina de Alejandro Petión, publicado por la editorial Luvina, que lleva su nombre en homenaje al célebre cuento de Juan Rulfo.

“Siempre tuve mucho contacto con animales —recuerda Asurmendi—. Los fines de semana íbamos al campo de mis abuelos en San Pedro, y ahí tuve contacto con todo tipo de animales. Me fascinaban. De chica leía muchos libros donde los animales hablaban y eran personificados. Creo que de ahí viene gran parte de mi inspiración”.

Silvina es psicopedagoga y trabajó durante quince años en el Colegio Las Cañuelas. Aunque su formación profesional estuvo ligada al aprendizaje y la educación, nunca se había animado a publicar lo que escribía. “Hace años que este libro lo venía gestando y nunca me decidía. Hasta que un día dije: basta, lo quiero publicar. Me ayudó muchísimo Claudia Cortalezzi, de la editorial (escritora, editora y tallerista en la biblioteca popular Domingo Sarmiento de Cañuelas), que me acompañó en las correcciones y el proceso final”.

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Silvina Asurmendi con los editores Fabián Rossini y Claudia Cortalezzi. 

El libro, bellamente ilustrado, está dirigido a chicos de entre 4 y 10 años, y cada historia encierra una emoción. “Atrás del libro hay actividades para trabajar con las emociones —explica la autora—. En cada cuento se destacan distintas emociones, y las actividades sirven para que los chicos puedan explorarlas jugando. Es un libro pensado para ser trabajado en las escuelas”.

Desde su presentación en agosto de 2024, Asurmendi ha llevado El gallinero de mi abuela Pía a distintas instituciones educativas de Cañuelas y alrededores. “Me encanta ver cómo los chicos se conectan con los personajes, cómo descubren que las gallinas también sienten miedo, alegría, tristeza o curiosidad. Creo que los animales son un espejo de nuestras emociones y que, a través de ellos, los niños pueden aprender valores fundamentales: el cuidado, la empatía, el amor”.

—¿Su abuela Pía existió realmente?
—Sí, claro. El libro es totalmente autobiográfico. Mi abuela en el fondo de su casa tenía un gallinero y yo la ayudaba con las gallinas. Ella me enseñó muchas cosas, como la importancia de alimentarlas a la mañana. Decía que las gallinas no tenían cena ni heladera para guardar comida, así que había que darles de comer siempre temprano. Era su manera de enseñar el valor del cuidado diario, del compromiso.

—¿Qué busca transmitir con esta historia?
—Muchos mensajes de amor. Que los animales necesitan cuidado como nosotros, que hay que respetarlos y comprenderlos. Y también que las emociones son parte de nuestra vida cotidiana. A través de Anita, la protagonista, quise mostrar cómo una niña aprende de los animales sobre la paciencia, la alegría y el trabajo en equipo.

El libro cuenta con ilustraciones que reflejan la calidez familiar y la conexión con la naturaleza. “Le expliqué a la ilustradora cómo era mi abuela, y logró reflejarla tal cual. Me emocionó muchísimo verla en esos dibujos”, confiesa.

Además, la obra cuenta con el prólogo de Mariana Mandolini, artista plástica y facilitadora de educación emocional para niños, quien destaca que “las emociones cobran vida en este gallinero, donde los corazones encuentran resonancia”.

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Silvina con alumnos del colegio Las Cañuelas.

Inspirada desde niña por Pedro el conejo de Beatrix Potter, Asurmendi encuentra en la literatura infantil una forma de tender puentes entre generaciones. “Mi mamá siempre me leía cuentos y me compraba libros. Eso marcó mi infancia. Creo que leer con los chicos sigue siendo una de las experiencias más ricas que existen”.

Hoy, jubilada pero activa, lleva su libro por escuelas y ferias. “A los docentes les interesa mucho porque permite trabajar emociones desde un lugar lúdico, a través de la identificación con los personajes”, explica.

El gallinero de mi abuela Pía es, en definitiva, un viaje a la ternura, un homenaje a las abuelas, a la infancia y a esos animales que nos enseñan sin palabras. En tiempos donde la prisa y la tecnología parecen dominarlo todo, el libro de Silvina Asurmendi recuerda que las emociones —como las gallinas de su abuela— necesitan ser alimentadas cada día.

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