La tala de árboles en el ingreso al barrio desató una polémica en La Martona

La remoción de ejemplares en el acceso principal y en sectores del bosque generó malestar entre vecinos del tradicional club de campo de Alejandro Petión. La administradora defendió la medida, pero los cuestionamientos apuntan a la falta de controles y comunicación.

Interés general11/09/2025Leandro BarniLeandro Barni
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Los árboles talados en el ingreso a La Martona.

En los últimos meses, una escena inesperada sorprendió a quienes circulan por el acceso principal de La Martona Club de Campo: la hilera de árboles añosos que bordeaba el camino fue parcialmente talada. Entre nueve y once ejemplares fueron cortados a ras de suelo, en una decisión que generó indignación entre los propietarios. Los trabajos también alcanzaron sectores del bosque interno, considerado un símbolo del country.

La medida fue adoptada directamente por la administradora, responsable de las decisiones ejecutivas del club. Según trascendió, el consejo de propietarios habría avalado la iniciativa, aunque varios vecinos plantearon que no hubo comunicación oficial al respecto. De hecho, algunos cuestionan si el propio consejo estaba al tanto del alcance de la intervención, ya que –afirman– decisiones de este tipo deberían contar con la aprobación de una asamblea y no limitarse a la discrecionalidad de la administración.

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La tala de entre nueve y once árboles en el camino principal desató fuertes críticas hacia la administración de La Martona.

Desde la conducción se justificó la tala con diferentes argumentos. En un primer momento, se habló de la necesidad de evitar que las ramas alcanzaran los tendidos eléctricos, lo que llevó a algunos vecinos a replicar que la solución debió ser soterrar los cables. Luego se mencionó que los árboles obstruían la visión de los vehículos, aunque en ese sector la velocidad máxima es de 20 km/h. Más tarde, se adujo la existencia de un informe técnico que advertía riesgo de caída. Sin embargo, dicho estudio nunca fue difundido, lo que incrementó las sospechas.

“Si solo dos hileras presentaban peligro, ¿por qué talaron mucho más?”, se preguntaron varios propietarios. La falta de transparencia y de información formal encendió críticas hacia la administradora y hacia el rol del consejo de propietarios, que debería controlar que no se excedan las atribuciones en decisiones que afectan al patrimonio común.

En un intento por mostrar compromiso ambiental, en agosto el club organizó una jornada familiar de reforestación con más de 60 familias. “Estos árboles darán vida a un nuevo bosque y dejarán huella para las generaciones futuras”, difundió la administración en redes sociales. Sin embargo, para los críticos, la actividad no logró compensar lo que describen como un “ecocidio” en el acceso al histórico country.

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