Herencia y usurpación: la batalla de una familia por recuperar su campo en un barrio privado

Tras cuatro años de denuncias, la Justicia releva una fracción de más de dos hectáreas en Los Pozos que fue usurpada y loteada durante la pandemia. Allí, unas 40 viviendas de fin de semana, varias con pileta, fueron construidas mientras los verdaderos herederos reclaman su restitución. Los compradores no podrán escriturar.

Interés general02/09/2025Leandro BarniLeandro Barni
aérea puchetta
Desde Google Earth la zona era puro campo hasta que se abrió la primera calle y siguió la construcción de casas.

En la calle Mariano Puchetta 750, hoy rebautizada Jacarandá, a apenas 1.200 metros de la Ruta 3, se levanta “La Tranquera”, en inmediaciones al establecimiento religioso de los Oblatos Diocesanos. Desde afuera parece un barrio como tantos otros que florecen en las afueras de Cañuelas: tranquera de acceso, calles abiertas, luminarias, cámaras de seguridad, casas modernas y hasta piletas. Para su ingreso hay que abrir una tranquera que permanece cerrada con candado. Sin embargo, detrás de esa postal de progreso se esconde un conflicto judicial y familiar que lleva ya cuatro años sin resolución.

La historia comenzó en plena pandemia, cuando el predio de 2,5 hectáreas adquirido por los hermanos Mariano y Reinaldo ‘Pelo’ Puchetta, Susana y Graciela Puchetta fue tomado y rápidamente convertido en un loteo clandestino. Los alambrados fueron cortados, el cartel de venta retirado y, en pocos meses, lo que era un campo familiar terminó parcelado y comercializado como un nuevo barrio. “Nosotros tenemos la escritura y el certificado de dominio a nombre de nuestro padre. Durante años pagamos los impuestos. Cuando volvimos, nos encontramos con calles abiertas, luminarias instaladas y varias casas en construcción. Son 22 lotes, con un tamaño equivalente a dos o más lotes urbanos, dado que están emplazados en los 28.000 mts2 que tiene la parcela 9, que es la usurpada / loteada irregularmente. No entendemos cómo nadie se dio cuenta”, relató Susana durante una comunicación con EL CIUDADANO.

terreno
Un panorama de noviembre de 2021, cuando no había sido tomado todavía el terreno. 

El proceso judicial fue lento y frustrante. La denuncia por usurpación de inmueble) se presentó en agosto de 2022 ante la Fiscalía 1, pero durante mucho tiempo el expediente estuvo archivado en dos oportunidades. Recién ahora, tras reiterados pedidos, un oficial de justicia releva la zona, constatando más de 40 construcciones. Muchas de ellas se usan como casas de fin de semana, con pileta y terminaciones de alto nivel.

Las herederas aseguran que nunca lograron identificar al supuesto “desarrollador” que loteó y vendió la tierra. Los actuales ocupantes, en su mayoría familias que compraron lotes a precios muy inferiores al mercado, reconocen que no poseen escrituras ni posibilidades de obtenerlas. “A nosotros nos dijeron que íbamos a poder escriturar, pero no tenemos papeles. Queremos una solución”, admitió uno de los vecinos durante el relevamiento judicial.

En el Municipio, en tanto, nadie se hace cargo. Según las hermanas Puchetta, cuando consultaron en la Dirección de Legales les respondieron que era un asunto provincial. En Urbanismo se limitaron a acompañarlas en un recorrido por el predio, pero nunca se inició ningún expediente de parcelamiento en esas coordenadas. Lo mismo ocurrió en la delegación municipal de Los Pozos, situada a pocas cuadras del terreno: “Nos dijeron que no sabían nada, cuando las obras estaban a la vista”, denunció la familia.

lote Puchetta
La parcela 9 es de la familia Puchetta y en medio de un insólito caso ahora judicializado. 

Las imágenes satelitales confirman la velocidad del avance. Hasta febrero de 2021 la zona era puro campo. En marzo ya se había trazado la primera calle y en diciembre, apenas nueve meses después, se observaban casas terminadas y varias piscinas instaladas. Hoy, “La Tranquera” es un barrio consolidado, aunque sin respaldo legal.

Más allá de la usurpación, el caso plantea interrogantes sobre los controles oficiales. ¿Cómo se habilitó la bajada de luminarias? ¿Quién permitió la apertura de calles y la colocación de cámaras de seguridad? Las herederas no descartan que detrás exista una red organizada que, aprovechando la imposibilidad de circular durante la pandemia, loteó tierras privadas a espaldas del Estado.

La batalla judicial promete extenderse. La familia Puchetta busca recuperar la propiedad que sus padres compraron en los años 60 y que mantuvieron en regla durante décadas. “Mi papá trabajó como gastronómico toda la vida para tener este campo, junto a mi madre que cocinaba en el restaurante familiar. Y para eso pagaron todos los impuestos y tasas. Seguir adelante es la manera de honrarlo”, resume Susana, convencida de que, aunque el camino sea largo, no abandonarán la pelea junto a su hermana María Graciela Puchetta y la prima Sonia Beatriz Puchetta.

Mientras tanto, los ocupantes también quedaron atrapados: invirtieron dinero en casas que jamás podrán escriturar y que, tarde o temprano, podrían perder. En medio, el Estado, ausente, observa cómo creció un barrio entero sin planos, sin habilitación y sin papeles.

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