A más de diez años de su muerte, expondrán la obra de un pionero del teatro cañuelense

Pedro Eduardo Peredo nació un 15 de mayo de 1926 en Cañuelas, pero dejó una huella indeleble en el arte y la cultura local. Su trayectoria abarcó diversas disciplinas, tales como la actuación, la dirección teatral, la dramaturgia, el dibujo, la pintura y la fotografía, consolidándolo como una figura emblemática en la región.  

Según investigó Juan Manuel Rizzi, director de la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento, Peredo mostró “desde una temprana edad su inclinación natural hacia las artes plásticas, lo que lo llevó a estudiar dibujo y pintura en Buenos Aires". Sin embargo, su paso por el Instituto de Arte Cristiano 'Beato Angélico' se vio interrumpido por una tragedia personal.

A los veinte años, su padre murió en un accidente automovilístico, un suceso que marcaría inequívocamente el rumbo de su vida. En sus propias palabras, el propio Peredo siempre recordaba cómo un diputado lo atropelló en la ruta "justo el día que mi madre cumplía años”.

La asistencia que recibió del legislador, quien intentó reparar el daño colaborando para que Peredo ingresara al Registro Provincial de las Personas de Cañuelas, fue un punto de inflexión en su vida laboral. Desde 1947, ejerció como ayudante en esta institución, ocupación que desempeñó hasta su jubilación, en 1982. Entonces, se desempeñaba como jefe. 

A pesar de dichas circunstancias, Peredo nunca abandonó su pasión por el dibujo, tal como señaló el crítico Rodolfo Morfese en la 'Biblioteca Digital de Autores de Cañuelas', que dirige Rizzi, quien también profesor de filosofía. “En los comienzos, sus obras eran propias del aprendizaje”, afirmó el docente. A través de copias de yesos clásicos, Peredo desarrolló su técnica en carbonilla, transitando luego por tintas, pasteles, óleos y acuarelas.

Sus temas preferidos abarcaron paisajes, retratos y cuadros costumbristas. En el ámbito popular, su facilidad para la caricatura lo llevó a colaborar con la revista del club de sus amores, River Plate, durante 1945, cuando el equipo contaba con una delantera legendaria conocida como 'La Máquina'. 

El 24 de noviembre de 1951, Peredo contrajo matrimonio con Teresa Borlandelli, hermana del cura párroco de la localidad. Tuvieron tres hijas: María del Carmen, Ana María y María Claudia, quienes luego les darían ocho nietos y cuatro bisnietos. 

A mediados de la década del '50, Peredo incursionó en la fotografía bajo la tutela de 'Chulo' Iribarne, en Foto Mayco, dedicándose a la cobertura de eventos familiares como bautismos, comuniones y bodas. Se destacó como pionero en este oficio y fundó el Foto Club Cañuelas a finales de los '60, aunque esta iniciativa no prosperó. No obstante, en esos años su otra gran pasión comenzaba a brotar: el teatro.

Su debut actoral se produjo en 1952 con 'La virgencita de madera', una obra presentada en un improvisado escenario habilitado en el patio de la Iglesia Nuestra Señora Del Carmen. A partir de ese momento, su carrera en las artes escénicas se consolidó, contabilizando aproximadamente unas 25 obras en las que actuó o dirigió, y que incluyen una pieza de su propia autoría.

De este modo, Peredo se erigió como un pionero en la escena teatral de Cañuelas ocupando espacios que iban desde la parroquia hasta el extinto salón del primer piso de la Municipalidad. Y -finalmente- llegó al Cine Teatro Cañuelas. Asimismo, el reconocido Darío Vittori le dio la obra ‘Llueven dólares' (1987) junto a un papel con indicaciones para que el propio cañuelense la dirigiera en esta ciudad. Ninguna de sus obras escritas se encuentra fechada. 

En 1983, como culminación de tres décadas de experiencia, fundó el primer grupo de 'Gente de Teatro', donde trabajó junto a destacados artistas como Zully Moreno, Odolmo Barboni, Haydée Martínez, Susana Rojas, Rolando Ponce, Nancy Pelluchi y Aída Urruti, entre otros, quienes contribuyeron a enriquecer la escena teatral local.

En una entrevista de 2007, Peredo recordaba con nostalgia el impacto que tuvo en la opinión de una “buena señora de Cañuelas” que le dijo que era un payaso. “Si haciendo un payaso podía hacer reír a un solo chico, quisiera ser siempre así. Es mi modo de ser”, reflexionó sobre su vocación y su conexión con el público. 

Falleció el 10 de mayo de 2014 en una clínica de Lanús, cinco días antes de cumplir 88 años. Sus restos se encuentran en el cementerio municipal junto a los de la familia Borlandelli. Para esta biografía de Peredo, Rizzi se valió de varios artículos de publicados en El Ciudadano.  

La Biblioteca Digital de Autores y Autoras de Cañuelas (https://labiblioteca.cañuelas.gob.ar/)  comenzó a digitalizar la obra escrita de Pedro Peredo, que comprende un total de siete piezas, disponibles en línea a partir de febrero. Con la excepción de “Expresión 91”, que fue creada a través de una convocatoria a estudiantes de la secundaria, y que ha quedado como un testimonio de su intención de involucrar a la juventud en las artes, la mayoría de sus obras permanecen inéditas, azarosamente aguardando el momento de ser descubiertas. 
 
Zully Moreno, quien lo dirigió a partir de los años 80 y fue una de las pocas personas que tuvo el privilegio de leer sus escritos, destacó la presencia de Peredo en cada una de sus obras, señalando oportunamente: “En todas las obras estás vos, Pedro”. Esta observación pone de relieve la íntima conexión que Peredo cultivó con su propio arte, reflejando su esencia a través de los personajes que creaba. 

El pintor Rodolfo Morfese, al referirse a Peredo, lo definió como un “artista integral”, añadiendo que en su obra se manifiesta “la necesidad de comunicarse y expresarse con medios donde la emoción y la sensibilidad están al alcance de todos”.