AU Ezeiza-Cañuelas: sigue el misterio por el comerciante asesinado de un disparo en la cabeza

Desde el 28 de agosto de 2015 que las preguntas no dejan de acumularse en el expediente judicial y en la vida de la familia de Ezequiel Escudero, de 35 años, quien hoy es una víctima impune. ‘Pichi’, apodo que adoptó del ex futbolista, vendía frutas y verduras en un negocio.

Ese día iba por la Autopista Ezeiza-Cañuelas con destino al Mercado Central. Como era su costumbre, recorría con su camioneta Iveco los 170 kilómetros desde su casa hacia el destino señalado, ubicado en La Matanza. 

Cada lunes y viernes, Escudero hacía ese trayecto. Pero aquel viernes lo mataron en el kilómetro 61. Recibió un disparo en la cabeza y la bala ingresó detrás de una oreja. El comerciante había tomado la Ruta 3, después de la AU Ezeiza-Cañuelas, para conectar, finalmente con la Ricchieri.

Nunca nadie pagó por el crimen y no hay detenidos. Las pistas que se esperaban encontrar no condujeron a ningún sospechoso, ni a un motivo para matarlo. Fue como una "ejecución mafiosa", dijeron los pesquisas.

La víctima terminó al costado de la autopista con un disparo del calibre que usan las fuerzas de seguridad: 9 milímetros.

Fue otro colega de Escudero quien paró su marcha al reconocer el rodado y fue quien lo encontró ya sin vida. Estaba con el cinturón de seguridad colocado, y con una riñonera atravesada. Allí llevaba el dinero para comprar la mercadería para su verdulería, que atendía junto a su mujer Vanina Izarriaga, madre de un hijo de ambos.

Durante los primeros pasos de la investigación se relevaron las cámaras de seguridad del trayecto que transitó Escudero. Pero en ese sector de la autopista donde se encontró su cuerpo no había tecnología y las de la Municipalidad, que pudieron registrar algo, entonces eran de mala calidad. La cámara de un peaje solo captó el paso de Escudero 20 minutos antes de que lo asesinaran, pero no reveló nada sospechoso.

En algún momento se creyó que el hecho tenía alguna vinculación con un robo a los tiros que tuvo una distribuidora de cigarrillos en Alejandro Petión, a mediados de noviembre de 2016. El vehículo sufrió impactos de bala y el vigilador que viajaba con la mercadería se resistió con un arma. Se compararon las balas que se usaron en ambos hechos, pero al final el caso no tenía relación con el asesinato de ‘Pichi’.

Sobre su violento final, se cree que un auto iba siguiendo al vehículo de Escudero y le disparó para que frenara. El rodado terminó en la banquina con un impacto de bala. A él le gatillaron directamente en la cabeza. Fue alrededor de las 4 de la madrugada y no había mucha gente circulando a esa hora. Hubo un testigo que vio un fogonazo del tiro pero no aportó más datos.

Otra hipótesis es que los atacantes se dieron cuenta de que Escudero se iba a escapar en momentos que se aproximaba el auto y que por eso le dispararon. Aceleró la marcha para huir y recibió el tiro fatal. No le robaron nada. En la riñonera que tenía en el pecho quedaron los 35 mil pesos que llevaba y su celular.

El comerciante no tenía conflictos con nadie, estaba en pareja con su mujer desde 2003, trabajaba junto a ella, con quien también iba a jugar al paddle. Además, estaba en un equipo de fútbol 5 que compartía con amigos. Era hincha de Boca, al igual que su Vanina, y tenía pensado ir a la Bombonera algún fin de semana, plan que no se concretó. Se estaba por mudar pronto, después de cinco años de construir el futuro hogar.

El expediente judicial a cargo de la Fiscalía 1 de Cañuelas -al no encontrarse pistas y no haber hallado sospechosos- quedó archivado en 2017.

No hay certezas, hay muchas preguntas, una mujer que busca Justicia y un asesinato sin autor.