Sergio Massa, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, llega a un balotaje expresando la continuidad ‘esperanzadora’ del peronismo. Es notable el relato en los spots televisivos, mostrando al tigrense como si no fuera funcionario del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, tan desdibujados en estos meses.

Así y todo, desde el tercer lugar de las PASO, Massa encaró una estricta campaña política y logró quedar primero en las elecciones generales y muy bien posicionado para el balotaje contra Javier Milei. Todo ello en el medio de una escalada inflacionaria y acrobacias del mercado con el dólar que puso al ministro-candidato frente a diversas batallas. Si es ratificado como el titular del Poder Ejecutivo, el hacedor de la economía nacional deberá desactivar varios explosivos financieros y de caja. 

El candidato busca convencer a quienes no lo votaron para poder superar el 50% en el mano a mano con el libertario y así llegar a la Casa Rosada. 

Massa prometió un gobierno de unidad nacional y que “la grieta es el pasado”. Su facilidad para la rosca puede llevarlo a lograr otra victoria e inaugurar una era post-kirchernista. En ese sentido, el ex intendente de Tigre se concibe a sí mismo como lo opuesto a Alberto, el presidente que está refugiado en la quinta de Olivos. Si llega la Casa Rosada, sería además el conductor del peronismo, aunque Alberto es el titular formal del Justicialismo a nivel nacional. 

Al asumir el ministerio realizó una serie de anuncios en materia económica, tarifaria, de empleo público y de subsidios.  Si bien cumplió en cuanto a la reducción del déficit primario y la eliminación de planes de empleo, incumplió las metas relacionadas al congelamiento del empleo público nacional, la eliminación de los subsidios y la reducción de la inflación.  En agosto de 2022 agarró la brasa de Economía y desde entonces viene procurando que no termine de estallar todo, al ser el candidato presidencial del oficialismo. Y si se le da el triunfo, quedará como el nuevo jefe del peronismo. 

Y en todo ese engranaje de la política nacional, se cayó Juntos por el Cambio, un poco derribado por el oficialismo y otro tanto por sus luchas internas, lo que terminó con una construcción política de varios años. 
Rodeado de jóvenes que saltaban con él en un pogo improvisado, al ritmo del jingle que dice “Preparame la boleta / pa’ votar a Sergio / que la damos vuelta”, el candidato de UP y líder del Frente Renovador cerró así su campaña en la Escuela superior de Comercio Carlos Pellegrini, de la ciudad de Buenos Aires. “Voy a dejar todo de acá al domingo para que la ilusión que ustedes tienen de un buen resultado se dé”, les prometió.

Los estudiantes, efusivos, le cantaban: “El domingo cueste lo que cueste/ el domingo tenemos que ganar”. El acto fue sencillo y similar al cierre de campaña que UP hizo antes de las elecciones generales. 

Por el lado de su partido, el gobernador Axel Kicillof decidió ponerse al frente de la cruzada para conseguir, como mínimo, el 60% de los votos para que Sergio Massa gane el balotaje y se convierta en el futuro jefe de Estado. “Lo mejor que le puede pasar a la Provincia es que Sergio Massa esté en la Casa Rosada”, repitió una y otra vez. El gobernador bonaerense, con su reelección asegurada, bajó la orden de no relajarse y mantener la campaña electoral. 

Después de las generales, Kicillof inició una ronda de reuniones con intendentes, de la que participó la jefa comunal de Cañuelas, Marisa Fassi, para poner en marcha el operativo (ver página 7). Massa tuvo buenos resultados en Cañuelas, como también a nivel provincial y local. 

Las cuentas que hacen en UP es que necesitan ganar en la Provincia con el 60% de los votos para contrarrestar a Córdoba y a la Ciudad de Buenos Aires. Y otra tarea delicada es incentivar el no voto a Milei, que puede conseguirse por la vía del blanco, el impugnado o, directamente, el no voto. A nivel país, Massa con Agustín Rossi lograron el 36,68 % (9.645.983 votos) y La Libertad Avanza, con Milei y Victoria Villaruel, un 29,98% (7.884.336 votos). En Buenos Aires, Massa, 42,87% y Milei 25,71 %, mientras que Patricia Bullrich cosechó el 24,09%. 

En el tercer y último debate presidencial previo al balotaje, que se realizó el 12 de noviembre en la Facultad de Derecho de la UBA, Massa hizo 20 propuestas. Se trataban de medidas o políticas que llevaría a cabo en caso de resultar ganador. Entre ellas, está el aumento de la inversión educativa al 8% del PBI, baja de impuestos e inversión en Seguridad. 

Como se dijo, si Massa gana el balotaje será el nuevo jefe del PJ, algo que parecía imposible hace dos años, cuando el oficialismo perdió las elecciones de medio término y Juntos por el Cambio se restregaba las manos. Puso al partido en competencia, aún con la economía alborotada, pobre y endeudada, pero además corre con chances de continuidad.