La empleada doméstica Sandra Eguizábal y su hijo Franco Pereyra, acusados de robar en la casa de unos los fundadores de la empresa Grabya, fueron liberados. La causa quedó sin detenidos y el caso sigue con interrogantes.

Se trataba de los únicos sospechosos que la Policía había capturado como supuestos autores del atraco contra Adolfo Giannitti. Habían sido detenidos el domingo 1° de octubre y declararon al día siguiente frente al fiscal penal Javier Berlingieri, de la UFI N°1 de Cañuelas.

A raíz de la liberación, surgen las dudas de que lo que finalmente ocurrió durante la noche del 19 septiembre, en la casona de la calle de Rivadavia 267, donde según denunció Giannitti (76 años), fue sorprendido en su cuarto por tres sujetos armados, encapuchados, que lo maniataron, para luego revolver toda la vivienda en busca de dinero y objetos de valor.

Minutos antes se habían retirado su mujer, Ana Saliba, y una de las hijas del matrimonio. En la finca solo quedaba uno de los fundadores de la firma de la Ruta 205. Los malhechores, además, habían logrado ingresar a la casa sin forzar nada.

La cámara de seguridad de un kiosco en Máximo Paz grabó cuando Pereyra, de 24 años, hizo una compra con Mercado Pago a pocos minutos de cometerse el hecho. Esa esa escena fue sumada a la causa de la UFI N°1 y consiguió descartar al joven como uno de los autores del robo.

El hijo de la empleada doméstica, además de negar que asaltó a Giannitti, desmintió que haya obtenido las llaves de la casa, que estaban en poder de su madre, quien hace 15 años trabaja en la vivienda del empresario del rubro alimenticio. Pereyra pudo comprobar que a la hora del robo estaba en la localidad cañuelense, donde luego fue interceptado por una comisión policial.

La Fiscalía N°1 de Cañuelas, luego de analizar la evidencia mencionada, además de los testimonios de los acusados y los denunciantes que tuvieron que ampliar sus dichos, solicitó al juzgado de Garantías Nº8 la liberación de los nombrados.

Un vocero del caso aseguró también que había una línea investigativa con imágenes de las cámaras de seguridad de un auto sospechoso que nunca se terminaron de acercar a los pesquisas.

Hasta el momento trascendió que el fiscal no obtuvo nuevos elementos para mantener las detenciones, a pesar de que en su momento pidió un allanamiento en Máximo Paz, donde se llevaron a la empleada doméstica y a su hijo. Al mismo tiempo, se secuestraron elementos, como relojes pulseras y celulares. Sobre los relojes se destacó que son ordinarios y que tal vez hayan sido sacados con anterioridad al robo denunciado.

Pero también se supo que la fiscalía interviniente valoró que algunos artículos del hogar que fueron mencionados en la denuncia. Al final, nunca habían salido de la propiedad robada. Se trata de un televisor y un microondas. Todavía seguían allí y estaban registrados por imágenes de la Policía Científica obtenidas luego de la denuncia.

La decisión no hace más que pensar que fallaron en el procedimiento. ¿Quiénes fueron realmente los ladrones? ¿Qué pasó con las pistas que recogió la Policía y los dichos de los denunciantes? Lo cierto es que esposaron a esta madre y su hijo. Hasta el momento, no se pudo comprobar que hayan tenido que ver con el ‘robo agravado’.