Tras la denuncia penal de Juntos por el Cambio por la presunta falsificación de la firma de la concejal del Frente de Todos Romina Marques Antunes, el oficialismo y la oposición se cruzaron el fin de semana en las redes.
El primero que descargó su opinión por Facebook fue el secretario del Concejo Deliberante, Guillermo Proh, quien respondió al bloque peronista. En su muro el empleado legislativo fustigó “Veo con asombro cómo la oposición utiliza ligeramente las palabras ‘transparencia’, ‘honorabilidad’ y ‘haciendo lo que hay que hacer’. Yo me pregunto ¿transparencia cuando el espacio que representan endeudó al país por cien años?; ¿que en sus desastrosos cuatro años de desgobierno los representantes locales no trajeron ni una mejora para nuestro distrito?; ¿que solo se hicieron obras que gestionó el ejecutivo municipal conducido por Marisa y Gustavo? Yo me pregunto, ¿honorabilidad? Participando de marchas antitodo ¿solo por ser un año electoral? Y me pregunto; ¿haciendo lo que hay que hacer? Cuando recorren algún barrio o localidad en años electorales montando shows mediáticos que no le solucionan nada a ningún vecino; por favor: coherencia y cordura en esta época de pandemia que nos toca atravesar y donde muchos vecinos hemos perdido familiares y muchos la han pasado y la están pasando mal, militemos la política para el bien de todos nuestros vecinos y dejemos el odio de lado, más que nunca estoy convencido que el amor vence al odio”.
Parte del mensaje de Proh hace referencia a la justificación de la oposición para presentar la denuncia penal. El posteo del oficialista se publicó alrededor del mediodía y rápidamente sus compañeros partidarios lo compartieron. Incluso dos de los involucrados directamente en el hecho como el jefe del bloque del Frente de Todos, Maximiliano Mazzanti, y la edil Romina Marques Antunes.
Sin embargo, desde Juntos por el Cambio salió a responder el concejal Martín Augusto. Esta réplica llegó unas horas después, sin nombrar a nadie y bajo el título “Falsificación de firma”, quedó claro a quien apuntaba el mensaje: “Había dos personas en una oficina, una lapicera y un libro de actas. Era más fácil decir, me equivoqué, reconocer el error y recibir la sanción correspondiente antes que andar llorando en las redes”. El opositor fue breve pero contundente y el conflicto promete seguir.
Con la intermediación de la Justicia los tiempos de resolución para determinar qué ocurrió con la firma del acta podría alargarse indefinidamente; mientras tanto la honorabilidad del Cuerpo está en juego.

Lic. Marcelo Romero – marcelo@elciudadano.com.ar