La historia de ‘Brad Pitt’, el toro Yak que busca clonar un científico argentino

Años atrás era inconcebible y hasta de ciencia ficción pensar en duplicar a un ser vivo creando otro exactamente igual. Claro que hoy ya no es novedad, ni causa sorpresa. Desde la oveja ‘Dolly’, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, hasta la actualidad, ya hay más de 300 clonaciones exitosas en todo el mundo.
Argentina siempre fue un crisol de científicos destacados por sus investigaciones y logros. Uno de ellos es el resultado de la participación de Daniel Salomone, docente de la facultad, investigador del Conicet y participante de la Sociedad Internacional de Tecnología Embrionaria, que se propuso clonar a Yak. Se trata del toro traído desde el Himalaya para participar como extra en ‘Siete años en el Tibet’, la película protagonizada por Brad Pitt en nuestro país. Por eso aquel animal, justamente, fue bautizado con el nombre del actor estadounidense.
-¿Cómo surgió la idea de clonación de Yak?
-En la actualidad, está trabajando conmigo una becaria peruana, originaria de una zona en la que viven a 5.000 metros de altura, y fue la única que se interesó cuando yo comenté que tenemos material de Yak. Desde allí avanzamos, tenemos un par de trabajos ya casi terminados, y con todo eso hicimos los embriones del toro y los implantamos en vacas. Sus recipientes eran bastante malos, pero se lograron tres preñeces. Y aunque se perdieron tempranamente, empezamos a buscar las referencias y descubrimos que no había nacimiento de Yaks usando a la vaca como una madre sustituta.
-¿Y cómo avanzaron?
-Fue muy interesante, porque en una situación parecida, los híbridos nacen y la vaca y el Yak tienen hijos. Pero no nos sorprende esto de que no hayan nacido de nuestro experimento. Puede haber pasado que la vaca era muy chica y de ahí el inconveniente que tuvimos. Era un animal de 19 años y ‘Brad Pitt’, el toro, tenía 19 años, cuando empezamos a clonarlo.
-¿Hay un lineamiento estricto a seguir?
-Nosotros tenemos la línea de ‘Brad Pitt’ en la que estamos avanzando. Conseguimos un hijo suyo, híbrido con vaca. En el caso de que al insistir no tengamos nacimientos, a la par vamos a hacer hijos de ‘Brad Pitt’, y la clonación también. Al estar medio emparentado con la vaca, tenemos mucha más fe de que estos animales nazcan, incluso sin estar hechos de la placenta.
-¿El Yak es el único objetivo de clonación?
-Para nosotros, el Yak es como un modelo. Si nosotros podemos hacer esto en dos especies semi-emparentadas y es exitoso, vamos a poder reproducir animales salvajes, a veces en especies domésticas. Y es el objetivo que tratamos de demostrar con todo esto. Generalmente, lo que faltan para lograr nacimientos y expandir poblaciones que están en peligro, son las hembras, que siempre son el factor limitante para adelante la gestación. Entonces, si uno lo pudiera hacer en una especie no tan emparentada, no tan próxima, se podrían rescatar un montón de especies en peligro de extinción.
Salomone está trabajando con un equipo técnico para lograr que nazca un búfalo de una vaca.
-Volviendo al Yak ‘Brad Pitt’, ¿qué fue lo que no resultó tan bien?
-Puede ser que la línea sea mala, yo estimo que no, que probablemente pase lo que pasa con el búfalo. Cuando se implanta un embrión de su especie en una vaca, no nace. Entonces, ahora estamos desarrollando un proyecto en la cual tratamos de insertar una placenta de vaca con un embrión de búfalo adentro, que es una tecnología que nosotros desarrollamos, que hasta gente de Colorado (EE. UU.), vino a ver cómo la hacíamos, porque ellos justamente querían hacer nacer bisontes en vacas.
Además de adelantar las novedades en las que está trabajando en la investigación de clonación, en la charla con El Ciudadano también comentó que el trabajo se expandió a otros animales, como los camellos.
Siete años en el Tibet
“Heinrich Harrer es un célebre escalador austríaco que intenta conquistar la cima del monte Nanga Salomone está trabajando con un equipo técnico para lograr que nazca un búfalo de una vaca Parbat en nombre de la Alemania nazi. Al descender, sin lograrlo, estalla la Segunda Guerra Mundial, lo capturan y se ve envuelto en una serie de aventuras que van desde escaparse del campo de prisioneros en el que se encuentra detenido hasta vivir en la miseria o conocer al Dalai Lama”.
Desde ese argumento, nace ‘Siete años en el Tíbet’, una película basada en una historia autobiográfica, parte de la cual se rodó a fines de los ‘90 en Mendoza.
Para consumar la magia del cine y darle la mayor realidad e igualdad posible al Tibet, enfocados en algunas escenas, trajeron desde los Estados Unidos una serie de toros yaks, originarios de las montañas del Asia Central, que viven entre los 4.000 y los 6.000 metros de altura.
Al ser imposible llevar a los yaks nuevamente a su terruño, años después el equipo de la Facultad de Agronomía de la UBA que lidera Salomone se propuso clonar un macho al que se había apodado ‘Brad Pitt’, como el célebre actor, protagonista de la película que interpretó a Harrer en 1997.
Los caminos del Yak en nuestro país fueron varios. Un productor ganadero con campos en la zona de Trevelín los compró y reprodujo híbridos, pero no logró tener una generación de yaks puros porque, aparentemente, las hembras eran infértiles.
Por un tiempo, lo prestaron al zoológico de La Plata y con una hembra yak concibieron dos crías. Al encontrarse la ciudad de La Plata con una gran inundación en 2013, los trasladaron a un zoológico de Mar del Plata.
“Desde allí a su muerte, me enviaron unos tejidos y decidimos clonarlo”, contó Salomone, ávido investigador en aplicar este método en especies en peligro de extinción.
El especialista, junto a su equipo de trabajo, también aprovechó para ensayar varias innovaciones en la tecnología de clonación, lo que todavía continúan haciendo y experimentando para ser aplicado en las especies que no abundan en Argentina y en el mundo. Lo suyo sería un experimento de película.