La historia de ‘Brad Pitt’, el toro Yak que busca clonar un científico argentino

La especie llegó a nuestro país a fines de los ‘90 para el rodaje de ‘Siete años en el Tibet’. Fue bautizada como el actor norteamericano que protagonizó la película. Daniel Salomone, investigador del Conicet, cuenta los detalles.

El Ciudadano Campo 09/06/2023 Martín Millán 
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Brad Pitt. El actor norteamericano fue el protagonista de la película que se filmó en Mendoza y fue estrenada en 1997. Los toros Yak fueron traídos para la ocasión y un especialista busca clonarlos.

Años atrás era inconce­bible y hasta de ciencia ficción pensar en duplicar a un ser vivo creando otro exactamente igual. Claro que hoy ya no es novedad, ni causa sorpresa. Desde la oveja ‘Dolly’, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, hasta la actualidad, ya hay más de 300 clonaciones exito­sas en todo el mundo. 

Argentina siempre fue un crisol de científicos destacados por sus inves­tigaciones y logros. Uno de ellos es el resultado de la participación de Daniel Salomone, docente de la facultad, investigador del Conicet y participante de la Sociedad Internacional de Tecnología Embriona­ria, que se propuso clonar a Yak. Se trata del toro traído desde el Himalaya para participar como extra en ‘Siete años en el Tibet’, la película protagonizada por Brad Pitt en nuestro país. Por eso aquel ani­mal, justamente, fue bau­tizado con el nombre del actor estadounidense. 

-¿Cómo surgió la idea de clonación de Yak? 

-En la actualidad, está trabajando conmigo una becaria peruana, origina­ria de una zona en la que viven a 5.000 metros de altura, y fue la única que se interesó cuando yo co­menté que tenemos ma­terial de Yak. Desde allí avanzamos, tenemos un par de trabajos ya casi ter­minados, y con todo eso hicimos los embriones del toro y los implantamos en vacas. Sus recipientes eran bastante malos, pero se lograron tres preñeces. Y aunque se perdieron tempranamente, empeza­mos a buscar las referen­cias y descubrimos que no había nacimiento de Yaks usando a la vaca como una madre sustituta. 

-¿Y cómo avanzaron? 

-Fue muy interesante, porque en una situación parecida, los híbridos nacen y la vaca y el Yak tienen hijos. Pero no nos sorprende esto de que no hayan nacido de nuestro experimento. Puede ha­ber pasado que la vaca era muy chica y de ahí el in­conveniente que tuvimos. Era un animal de 19 años y ‘Brad Pitt’, el toro, tenía 19 años, cuando empeza­mos a clonarlo. 

-¿Hay un lineamiento estricto a seguir? 

-Nosotros tenemos la línea de ‘Brad Pitt’ en la que estamos avanzan­do. Conseguimos un hijo suyo, híbrido con vaca. En el caso de que al insistir no tengamos nacimientos, a la par vamos a hacer hi­jos de ‘Brad Pitt’, y la clo­nación también. Al estar medio emparentado con la vaca, tenemos mucha más fe de que estos animales nazcan, incluso sin estar hechos de la placenta. 

-¿El Yak es el único ob­jetivo de clonación? 

-Para nosotros, el Yak es como un modelo. Si noso­tros podemos hacer esto en dos especies semi-em­parentadas y es exitoso, vamos a poder reproducir animales salvajes, a veces en especies domésticas. Y es el objetivo que tra­tamos de demostrar con todo esto. Generalmente, lo que faltan para lograr nacimientos y expandir poblaciones que están en peligro, son las hembras, que siempre son el factor limitante para adelante la gestación. Entonces, si uno lo pudiera hacer en una especie no tan empa­rentada, no tan próxima, se podrían rescatar un montón de especies en pe­ligro de extinción. 

Foto Página 10 abajoSalomone está trabajando con un equipo técnico para lograr que nazca un búfalo de una vaca.

-Volviendo al Yak ‘Brad Pitt’, ¿qué fue lo que no resultó tan bien? 

-Puede ser que la línea sea mala, yo estimo que no, que probablemente pase lo que pasa con el búfalo. Cuando se implan­ta un embrión de su espe­cie en una vaca, no nace. Entonces, ahora estamos desarrollando un proyec­to en la cual tratamos de insertar una placenta de vaca con un embrión de búfalo adentro, que es una tecnología que nosotros desarrollamos, que hasta gente de Colorado (EE. UU.), vino a ver cómo la hacíamos, porque ellos justamente querían hacer nacer bisontes en vacas. 

Además de adelantar las novedades en las que está trabajando en la investi­gación de clonación, en la charla con El Ciudada­no también comentó que el trabajo se expandió a otros animales, como los camellos. 

Siete años en el Tibet 

“Heinrich Harrer es un célebre escalador austría­co que intenta conquistar la cima del monte Nanga Salomone está trabajando con un equipo técnico para lograr que nazca un búfalo de una vaca Parbat en nombre de la Alemania nazi. Al descen­der, sin lograrlo, estalla la Segunda Guerra Mun­dial, lo capturan y se ve envuelto en una serie de aventuras que van desde escaparse del campo de prisioneros en el que se encuentra detenido hasta vivir en la miseria o cono­cer al Dalai Lama”. 

Desde ese argumento, nace ‘Siete años en el Tí­bet’, una película basada en una historia autobio­gráfica, parte de la cual se rodó a fines de los ‘90 en Mendoza. 

Para consumar la magia del cine y darle la mayor realidad e igualdad posi­ble al Tibet, enfocados en algunas escenas, trajeron desde los Estados Unidos una serie de toros yaks, originarios de las monta­ñas del Asia Central, que viven entre los 4.000 y los 6.000 metros de altura. 

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Al ser imposible llevar a los yaks nuevamente a su terruño, años después el equipo de la Facultad de Agronomía de la UBA que lidera Salomone se propuso clonar un macho al que se había apodado ‘Brad Pitt’, como el céle­bre actor, protagonista de la película que interpretó a Harrer en 1997. 

Los caminos del Yak en nuestro país fueron varios. Un productor ganadero con campos en la zona de Trevelín los compró y reprodujo híbridos, pero no logró tener una gene­ración de yaks puros por­que, aparentemente, las hembras eran infértiles. 

Por un tiempo, lo pres­taron al zoológico de La Plata y con una hembra yak concibieron dos crías. Al encontrarse la ciudad de La Plata con una gran inundación en 2013, los trasladaron a un zoológico de Mar del Plata. 

“Desde allí a su muerte, me enviaron unos tejidos y decidimos clonarlo”, contó Salomone, ávido in­vestigador en aplicar este método en especies en pe­ligro de extinción. 

El especialista, junto a su equipo de trabajo, tam­bién aprovechó para ensa­yar varias innovaciones en la tecnología de clonación, lo que todavía continúan haciendo y experimentan­do para ser aplicado en las especies que no abundan en Argentina y en el mun­do. Lo suyo sería un expe­rimento de película.

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