Justo en la semana en la que todos los flashes estuvieron en Dolores, donde se llevó a cabo el juicio contra los rugbiers acusados de matar salvajemente a Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gesell, Luis Medina arrancó con la etapa de reposo absoluto. Después de la herida de arma blanca sufrida el 1º de enero, el joven de 23 años no volvió a ser el mismo. Ahora, espera que la Justicia tome cartas en el asunto, mientras le agradece a Dios la chance de poder contarla.

Entre antibióticos, gasas y cintas, Medina le contó a El Ciudadano el horror que sufrió tras ser atacado por una patota en el Parque de la Salud. Con énfasis, recuerda el instante exacto en el que recibió la puntada. En ese momento, hubo un vacío, pero después siguió la lucha.

El vecino de Alejandro Petión resistió ante los embates y un automovilista le salvó la vida, acercándolo al Hospital. El físico corpulento de Medina y sus habilidades para el kickboxing hicieron posible para que no ocurriera una tragedia similar a la que sucedió hace 3 años a la salida de la discoteca ‘Le Brique’.

–¿Cómo te sentís?

–Y... Ahora tengo reposo absoluto durante cuatro meses. Sigo en cama y me levanto para ir al baño, nada más. Los doctores me dijeron si el puntazo era un centímetro al costado, iba a quedar en silla de ruedas.

–¿Qué recuerdos tenés de esa madrugada?

–Ibamos caminado hacia la plaza del Parque de la Salud y cuando doblamos en San Vicente y Alem, a la altura de la farmacia, un grupito que estaba enfrente nos empezó a insultar y a provocar. Yo estaba sin remera porque hacía calor y me gritaron: “¿Tan ‘poronga’ te hacés que andás en cuero?”.  Ahí nomás se acercaron para agredirnos, yo no me quedé atrás y me defendí. De repente, se empezaron a sumar de todos lados.

–¿Qué les decían?

–Nos acusaron de pegarle a una chica. Les dijimos que estaban confundidos, pero no hubo caso. Mientras peleaba para defender a mi amigo, siento el puntazo en la espalda. Ahí, me crucé de vereda y me quedé como colgado. Todos pararon, pero volvieron a la carga. Entonces, decidí escapar, pero no pude más. Por suerte pasó un auto y me llevó al Marzetti.

–¿Habías tenido algún entredicho con alguno de estos agresores?

–Para nada, nosotros salimos del boliche Alcuba  y pasamos por la esquina donde estaba tocando Cenizas, donde se desató el lío con las botellas que volaban para todos lados. Lo único que hicimos fue cubrirnos; ellos tuvieron peleas con varias personas.

–¿Qué pensás sobre todo lo que se habla de la violencia entre los chicos que salen de noche?

–Pienso que es necesario que se hable y que las autoridades se muevan un poco más, yo la cuento de milagro, ¿qué quieren? ¿Que maten a un pibe?

–¿Qué esperás para los agresores?

–Sinceramente, que se haga todo lo que se tiene hacer. Hay uno que está identificado. El caso está en manos de la Justicia y el de arriba todo lo ve.

–En una semana especial por el juicio por Fernando Báez Sosa, ¿crees que podrías haber terminado como él?

–Sí, creo que estuve cerca de que me pasara lo mismo que a Fernando, un caso similar. Si me pegaban en otro lado, no iba a estar acá para contarla.