La pizarra del entrenador de Cañuelas está llena de dibujos y garabatos. Y se entiende, Fabián Zermatten tuvo que echar mano a distintas iniciativas para sobrepasar momentos muy duros en el club: la partida de jugadores en pleno receso, el ajuste económico y las lesiones repentinas. Así y todo, el técnico no descuidó el objetivo y su equipo ya está adentro del Reducido en la búsqueda de un pasaje a la Primera Nacional. Relajado y con lapicera en mano, charló de todo en la redacción de El Ciudadano y analizó a Defensores Unidos de Zárate, el primer escollo en la dura pelea para pegar el salto. 

Zermatten sabe que en el Reducido no hay margen para el error, pero el ex Laferrere no tiene problemas en ese aspecto, ya que demostró que no le tiembla el pulso para los cambios de libretos según la ocasión. De hecho, en el transcurso de las fechas movió nombres en todas las líneas, cambió de arquero (incluyó a Nicolás Nocetti en lugar de Lingua Bender) y probó con distintos esquemas.   

El técnico de 50 años, formado futbolísticamente en Argentinos Juniors, también es consciente de que está a un paso de jugar una instancia histórica en su carrera en la búsqueda de un lugar en la segunda categoría del fútbol argentino.  

Y analizando al rival, “un duro equipo”, como cuenta el entrenador, se le vienen a la memoria los mejores recuerdos. Es que justamente, ante el elenco de Villa Fox, consiguió el ascenso en el banco de San Miguel en una final durísima que se definió por penales en 2017. ¿Festejará de nuevo ante el CADU? 

–¿Es la posibilidad más importante de tu carrera? 

–Sí, sin dudas. Este es un caso muy especial, por todo lo que le costó al club y el esfuerzo que hicimos desde que asumimos con el cuerpo técnico. Si bien respeto y valoro todo el trabajo que hice en todos los clubes, esta chance de jugar por un ascenso a la Primera Nacional tiene mucha más trascendencia. 

–¿Qué importancia tiene jugar en casa? 

–Es muy importante porque queríamos regalarle esta chance histórica a nuestros hinchas y que puedan disfrutar de este gran momento. Además, en el estadio Arín cosechamos la mayor cantidad de puntos. Ojo, son números y no significa nada, ya que nos enfrentamos ante un rival muy difícil y se va a dar un partido muy complicado. 

–¿Te tenés fe en los penales? 

–Sí, claro. En el caso de que lleguemos a esa definición, vamos a estar a la altura porque practicamos durante toda la semana, aunque ahí juega mucho el factor mental. Con Cañuelas no me fue bien ante Comunicaciones en el Torneo Complementación del año pasado (NdR: ante el ‘Cartero’ fue caída por 4 a 2 en semifinales), pero en mi etapa en San Miguel pudimos ascender de la ‘D’ a la ‘C’ por esa vía. 

–¿Cómo fue el camino para lograr el objetivo?  

–Y... no fue fácil. Tuvimos momentos buenos y períodos complicados. En los momentos malos, el grupo se sostuvo creyendo y no dejando de luchar, por eso tuvieron su premio a falta de una fecha. El corazón de los jugadores nos trajo hasta acá y vamos a dejar todo para ascender.

–¿Cómo se reconstruyeron después del éxodo de jugadores de mucha experiencia?  

–La ida afectó y apelamos a la unión del grupo y a la madurez repentina de los más jóvenes, quienes se hicieron cargo con errores y virtudes y estuvieron a la altura de la competencia.  

–¿Cuál es la mayor virtud de Cañuelas?  

–La honestidad, la solidaridad y la generosidad que tiene cada integrante del plantel para entregarse cada día. Y el compañerismo, claro, porque el que está afuera apoya al que está adentro, sabiendo que hay 30 jugadores preparados para el momento que sea necesario.  

–¿Y el punto más débil para corregir?  

–Justamente, quizás sea la inexperiencia de algunos chicos, pero a la vez son cosas que se van puliendo y como resalté, la actualidad y urgencia hacen que maduren de manera rápida. Acá había chicos que hace un año y medio estaban en la ‘C’ y ahora están luchando para jugar en la Primera Nacional.  

–No te tembló el pulso para echar mano a la rotación, como en el arco, ¿en este Cañuelas nadie tiene el puesto asegurado?  

–Exacto. En cada club donde me toca dirigir, dejo las reglas bien claras. Desde el cuerpo técnico transmitimos la idea de que nadie tiene asegurado el lugar y todos se tienen que preparar de la misma manera. No creemos en un once ideal, sino en un plantel listo para el momento que toque.  

–¿Cómo se maneja la ansiedad de los más chicos del grupo?  

–Se controla hablando mucho y bajando el nivel de presión. Entendemos que estamos en un momento único e histórico para el club, más allá de las ansiedades y obligaciones que genera el fútbol, es una instancia decisiva donde también se tiene que disfrutar.  

–Encima, está la chance de entrar a la Copa Argentina y jugar contra alguno de los grandes… 

–Claro, nuestro objetivo ya se cumplió, todo lo que venga después va a ser un extra. Estamos tan enfocados en el primer partido que ni pensamos en la posibilidad de jugar y disfrutar de esa competencia. Pero ya tendremos tiempo para soñar y como quedó demostrado en algunos cruces, nada está dicho.  

–En una definición mano a mano, ¿morís con tus ideas o cambiás para pasar de instancia como sea?  

–Y... en partidos definitorios, si tenemos que resignar el juego para ser más cerrados, lo haremos. A diferencia del campeonato tradicional, sabemos que acá no hay revancha, por eso trataremos de ser lo más prácticos posible.