Lo había rozado la muerte en febrero, cuando dos delincuentes intentaron robarle su auto. Entonces, Osvaldo Gabriel Dorado, comisario de la Policía Comunal Cañuelas, resultó herido de un balazo en una pierna en Villa Luzuriaga. Quizá por ese motivo, en marzo había decidido retirarse. Alejado de la fuerza, falleció el jueves a los 56 años mientras jugaba al tenis, uno de sus deportes favoritos.

Dorado se descompensó por la tarde, cuando se encontraba jugando en una de las canchas del Lawn Tenis de la calle Del Carmen. Según los testigos, el ex inspector sintió un dolor en el pecho y se desplomó.

De inmediato, su familia decidió llevarlo a  la Clínica AYMED de Cañuelas. Frente a la gran cantidad de personas que se encontraban en el lugar, y agravada su situación por el denominado ‘Código Rojo’, decidieron llevarlo al nosocomio de la zona, Hospital Ángel Marzetti, donde falleció como consecuencia de un infarto, a pesar de los intento de reanimación del personal sanitario.

Entre sus cargos en Cañuelas, Dorado había sido jefe del Comando de Patrullas en el 2019 por casi un año y medio. Luego en el 2021 y hasta marzo de este año fue parte de la Policía comunal de Cañuelas.
También fue profesor en la escuela de Policía local y además fue profesor en la escuela de policías de Ezeiza y de la Juan Vucetich.

Asalto con suerte

El 21 de febrero al mediodía, mientras Dorado estaba de civil guardando unas pertenencias en el interior de su vehículo cuando fue sorprendido por dos sujetos armados. 

El hecho ocurrió alrededor de las 7, en las calles Carrasco y Labarden. El entonces comisario de la Policía Comunal de Cañuelas estaba de civil y no portaba su arma reglamentaria.

Los pistoleros golpearon a la víctima en la cabeza con la culata de un arma, efectuaron un disparo que impactó en la pierna derecha y se llevaron el vehículo Volkswagen Voyage color gris, propiedad del ex comisario, para luego darse a la fuga.

El efectivo fue internado en el Policlínico de San Justo, donde se recuperó y fue dado de alta.
Nacido el 4 de junio de 1966, Dorado fue trasladado al cementerio privado Parque La Oración, sobre la Ruta 205.

Sus colegas lo despidieron con pesar. “No lo conocí personalmente, pero sólo recibí buenos comentarios de su persona y su función como policía”, dijo el comisario Mayor Miguel Ojeda, a cargo de la Superintendencia de Seguridad, en diálogo con El Ciudadano.