Es médico y campeón sudamericano de Jiu-jitsu

Deportes 27 de mayo de 2022 Por Lic. Matías Folgueira
Radicado en Cañuelas hace ocho años, Martín Ruiz Sala ganó la medalla de oro en el campeonato sudamericano en la Villa Olímpica. Porqué eligió esta disciplina y cómo le cambió la vida. "Me ayudó en situaciones límites", le dijo a El Ciudadano.
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Ruiz Sala, medalla de oro en el pecho, junto a un afiche del torneo en el que compitió.

Martín Ruiz Sala (50 años) trabaja en el ámbito de la medicina y practica Jiu-jitsu desde poco antes del inicio del aislamiento a consecuencia de la pandemia.

Casado con Valeria (43) y padre de Catalina (6), Ruiz Sala es otro de los “nuevos cañuelenses” que se mudó a estos pagos por cuestiones personales y laborales.

“Vivía en zona sur, trabajaba en Capital Federal y siempre nos gustó Cañuelas. Hasta que hace unos ocho años decidimos mudarnos acá”, comentó el facultativo que, actualmente, trabaja en el Hospital Marzetti, en el Dardo Rocha de Uribelarrea y en un par de consultorios privados de esta ciudad.

Tras practicar aikido durante varios años, Ruiz Sala incursionó en el Jiu-jitsu, disciplina en la que compitió en un evento de carácter sudamericano. 

En este torneo, llevado a cabo en el Parque Roca, Ruiz Sala logró la medalla de oro al imponerse por puntos en la final ante Pablo Balassanian, de Corrientes.

–¿Practicabas anteriormente algún deporte de contacto o arte marcial?

–Sí, practiqué aikido con el profesor Báez en el Club Juventud Unida de Cañuelas, ciudad que tiene gran riqueza en lo que es la oferta de artes marciales. Por diferentes motivos dejé el aikido, cuando estaba a punto de rendir el I Dan, aunque no quería quedarme parado; quería seguir practicando algo de características similares. Me gustan las artes marciales japonesas que no incluyen golpes y eso es lo que tienen ambas en común.

–¿Qué te sedujo particularmente del Jiu-jitsu?

–La efectividad y el hecho de no dar golpes, además de la capacidad de dar respuestas rápidas a situaciones de conflicto. Eso genera una sensación de bienestar y tranquilidad a la hora de vivir una situación límite, cuando por lo general uno no actúa. El Jiu-jitsu te enseña a reaccionar en el último momento y cuando es absolutamente necesario. Si no fuera por el Jiu-jitsu tendría miedo o no sabría cómo reaccionar ante situaciones límites. También suma que en el ambiente hay buena gente, ya que por lo general aquellos que quieren aprender para hacer daño se van depurando en el camino.

–¿Cómo es un entrenamiento habitual de Jiu-jitsu?

–El mestre es quien dictamina qué hacer: lucha, elongación, físico, etc. 

–¿Cómo se dio el paso a la competencia?

–De modo natural. El mestre Paris Campacena no te obliga a competir, es algo que está en cada uno. El solamente avisa cuándo hay competencia y dice quién está para luchar estableciendo las categorías en que podría hacerlo cada uno, pero la determinación está en uno mismo.

–¿Cuánto hace que competís?

–A los ocho meses de haber empezado a entrenar tuve mi primera competencia, naturalmente ante gente de mi misma graduación.

–¿Qué encontrás en la competencia o qué te seduce de ella?

–Es una cuestión psicológica muy importante. A veces uno desea superarse por diferentes motivos y va creciendo con el entrenamiento hasta que surge la posibilidad de concurrir a un torneo y te dan ganas de ir para probarte con alguien de conocimiento similar al tuyo. La competencia sirve para ver dónde estás parado, independientemente de que tu profesor lo tenga súper claro. En un torneo, los errores quedan muy en evidencia y una participación así te fortalece. Además, uno aprende mucho viendo luchar a otras personas que no ve habitualmente. La situación mental tiene mucho que ver también: no es lo mismo ir a competir en óptimas condiciones que pasando por un mal momento en lo laboral o en lo familiar. Eso se practica también como para poder subir al tatami sin peso extra.

–¿Cómo viviste el torneo Sudamericano del pasado domingo?

–Al ser cinturón blanco, pesado y con 50 años es difícil que haya rivales de similares características por lo que, por lo general, tengo que competir ante gente de menor edad. En este caso, competí ante un correntino de mi propia categoría, la Master 4, al que terminé venciendo por puntos a poco del final. Fue una experiencia muy linda.

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