Debate en torno a la escuela de aviación local

Interés general 24 de abril de 2021 Por El Ciudadano
Un abogado especializado en aeronáutica y aviación, apoderado de la Escuela 18 Cañuelas, opina sobre el nuevo suceso fatal, con dos muertos, a escasa distancia del centro educativo de Ruta 3.
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Gustavo Marón, investigador aéreo y abogado especializado en derecho aeronáutico, se refiere a lo ocurrido.

A menos de una semana del accidente aéreo ocurrido con una nave de la Escuela 18 Cañuelas y que terminó con la vida de un alumno y su instructor, despertó y renovó varias polémicas, además de disparar algunas preguntas. El apoderado legal del centro educativo salió a responder a algunos comentarios en publicaciones digitales y en las redes sociales. Lo hizo desde la página aeromarket.com.ar, bajo el título “El accidente de Cañuelas”, por el letrado Gustavo Marón.
Como se publicó, en la tarde del miércoles 14, en inmediaciones del aeródromo local de Ruta 3 kilómetro 72, se cayó un avión Tecnam P2002 matrícula LV-S008, con el resultado de dos personas carbonizadas, al igual que la aeronave. Los restos correspondían al alumno-piloto Juan Pablo Rodríguez Montenegro y del inspector de vuelo y funcionario de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) Angel Mario Cerreia Varale, quien le tomaba examen para entregarle la licencia de piloto privado de avión.
El suceso se suma al del 31 de enero de 2020, con un Tecnam P2002 matrícula LV-S014, del mismo aeródromo, con el desenlace fatal de su instructor de vuelo y su pupilo, a poco del ascenso inicial del aeródromo cañuelense. Un hecho todavía no aclarado por los especialistas aéreos oficiales.
En marzo, otro Tecnam P2002 matrícula LV-S084, terminó destruido luego de un aterrizaje de emergencia en Mendoza. Era otro vuelo de entrenamiento en zona de montaña. Esta vez fue sin víctimas fatales.
Durante otro episodio local, con un vuelo de bautismo de planeador, la máquina marca Alexander Schleicher, modelo ASK-13, tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en un campo no preparado con el impacto contra un alambrado y un talud de tierra en la carrera de detención. Resultó que el acompañante no se adoptó al vuelo y dijo tener miedo. La situación afectó al sistema operativo del avión, además que el piloto no realizó los procedimientos establecidos, según analizó la entonces Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil. El piloto sufrió lesiones graves y el acompañante resultó ileso. Fue el 12 de febrero de 2013.
Marón se presenta como letrado del Centro Regional de Instrucción Aérea y Servicios Aeronáuticos Cañuelas SRL, la explotadora de las aeronaves accidentadas, es decir la Escuela 18 Cañuelas.  También es abogado de Aerotec Argentina SA, representante de la marca Tecnam en nuestro país. Docente en cursos de formación de investigadores de accidentes de la JIAAC y profesor universitario, estudió las nuevas categorías de aeronavegabilidad ADL y VLA (Aeronaves Muy Livianas). Es asimismo apoderado de las empresas Hangar 3 Polo Aerodeportivo SRL (representante de la marca Pipistrel) y Aeroprakt Argentina (representante de la marca Aeroprakt).
“Probablemente por este contexto, lo que siguió al último accidente de Cañuelas fue una auténtica explosión de opiniones diversas. A las genuinas muestras de dolor y especulaciones técnicas –afirma Marón– propias de estos episodios, pronto se sumaron las intervenciones de curiosos, morbosos, envidiosos y oportunistas”. 
El abogado se hizo eco de comentarios, como el de que los aviones Tecnam eran ultralivianos, que la categoría de Aeronaves Deportivas Livianas (ADL) era “impropia” para dar instrucción, que la escuela explotadora debía ser clausurada y que el modelo P2002 debía ser “inmediatamente” retirado de servicio. 
“Nadie se preguntó si el inspector tenía experiencia suficiente en el tipo de avión que estaba operando, del cual era piloto al mando investido de las potestades de comandante, dado que el alumno bajo inspección todavía no tenía licencia”, lanzó el letrado Marón. 
“En repetidas oportunidades he expresado que los aviones de las categorías ADL y VLA, cualquiera fuera su marca, han venido a mejorar –afirmó el especialista– la Aviación General y la instrucción de vuelo en la Argentina”, sobre lo cual tiene varias publicaciones en medios especializados.  
Respecto de sus investigaciones, “puedo afirmar que los aviones de categoría ADL han permitido el resurgimiento y desarrollo de la aviación general a nivel mundial tras el pronunciado declive de actividad registrado en las décadas de 1990 y 2000. Sin ir más lejos, en la Argentina han permitido renacer a decenas de escuelas de vuelo. Los aviones de categoría ADL no tienen ninguna restricción técnica o legal para ser utilizados en instrucción o entrenamiento ulterior de pilotos, no sólo porque así lo contempla expresamente la Resolución N°969/2012 de la ANAC, sino porque así surge también de las normativas de certificación norteamericana (LSA 2004) y europea (CS-LSA 2011), que sirvieron de inspiración a la regulación argentina”. 
Y recordó que para acceder al Certificado de Competencia en ULM el alumno-piloto debe acreditar apenas cinco horas en vuelo doble comando y otras cinco horas en vuelo solitario (10 en total, RAAC 61.217) mientras que para obtener la Licencia de Piloto Privado en un ADL debe acreditar una experiencia muy superior: 40 horas en instrucción (30 de ellas en doble comando, incluyendo 6 en travesía) más 10 horas de vuelo solo local bajo supervisión y control del Instructor de Vuelo (RAAC 61.109). 
En su artículo digital, el representante legal destacó que “más de cien aviones ADL vuelan en Centros de Instrucción de Aviación Civil de nuestro país y tanto empresas privadas como aeroclubes pueden dar fe de su seguridad, tecnología de punta y bajo costo operativo”.  
“No es un dato menor destacar que el avión accidentado en Cañuelas (importado de fábrica en 2013) llevara registradas más de 4.400 horas de vuelo en instrucción sin haber reportado ningún problema. No es un dato menor, tampoco, que los ocho aviones Tecnam P2002JF de categoría VLA adquiridos por la Fuerza Aérea Argentina tengan acumuladas más de 7.800 horas de vuelo desde 2017 sin haber registrado ningún accidente pese a estar sometidos al ritmo de operación propio de la Escuela de Aviación Militar”, agregó. 
Y destacó que los aviones ADL y VLA (en este caso los P2002 de la marca Tecnam) “son muchos y suman miles de horas de vuelo en Argentina, principalmente en la formación de pilotos”.  
Además, dijo que no comparte el pedido de clausura de la Escuela 18 Cañuelas. ‘‘Quienes lo reclaman parecen estar más motivados en la envidia que en la seguridad operacional. Sólo entre 2017 y 2019 la escuela voló más de 15.000 horas, lo que me exime de todo comentario”, razonó el abogado. 
“Si somos los profesionales que decimos ser, en los tres accidentes sufridos por la Escuela 18 Cañuelas debemos llamarnos a silencio, no en clave de autocensura sino para que la JST pueda trabajar en la determinación de las causas sin presiones ni condicionamientos de ningún tipo.  Fueron tres episodios, diferentes, ocurridos en contextos disímiles y probablemente por razones distintas. Las recomendaciones de seguridad pueden ser, pues, muy variadas”, finalizó sin querer elevar un tono confrontativo que el que registró en las redes.


Leandro Barni – [email protected]

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