Plim Plim, el fenómeno infantil que nació en Cañuelas y conquista Latinoamérica, se presentó en la calle Corrientes

Su nuevo hogar es el mítico Teatro Broadway, con funciones sábados y domingos durante estas vacaciones de invierno. Mariano Pitarch es el productor artístico de esta obra galardonada como la mejor para los chicos. El mes pasado recibió un Martín Fierro de Teatro.

Espectáculos30/07/2025Leandro BarniLeandro Barni
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Plim Plim no es cualquier show y Mariano Pitarch (de lentes), lo sabe.

El sol del mediodía cae a pleno en avenida Corrientes, pero el verdadero calor se siente adentro del teatro Broadway. Allí, entre pantallas gigantes, peluches y un puñado de niños que no sueltan sus vinchas de colores, se presenta la temporada 2025 de Plim Plim en Vivo, Energía Musical. Y hay un nombre que resuena fuerte entre los flashes: Mariano Pitarch, el productor general del show, nacido y criado en Cañuelas, el mismo que desde hace años mueve los hilos del payaso más querido de la región.

"Queremos que cada función sea una celebración para todas las familias", lanza Pitarch, micrófono en mano, frente a un auditorio repleto de famosos, periodistas, y sí, una nube de pequeños fans. El anuncio no es menor: Plim Plim desembarcaba en la avenida Corrientes en la Ciudad de Buenos Aires. Su nuevo hogar será el mítico Teatro Broadway, con funciones sábados y domingos durante estas vacaciones de invierno. Un dato no menor para quienes se mueven por la cartelería porteña: no es común que un espectáculo infantil conquiste ese escenario. Mucho menos uno con muñecos de espuma y valores pedagógicos.

Es un fenómeno regional que nació en 2011 en la pantalla de Disney y creció con fuerza propia en YouTube (donde solo el canal en español acumula más de 17 millones de suscriptores), TikTok, Instagram y Facebook. Desde ahí, esta propiedad 100% argentina—creada por Guillermo Tita y potenciada por la productora Smilehood—construyó un universo entrañable con personajes como Amnesio, Acuarela, Mei-Li y Jogi. Todos, en escena, promueven hábitos saludables, trabajo en equipo y una visión amable del mundo. Sí, amabilidad: ese valor que escasea, pero que Plim Plim defiende sin titubeos.

Martín Fierro con acento cañuelense

La frutilla del postre llegó en junio, cuando el espectáculo recibió el Premio Martín Fierro de Teatro a Mejor Espectáculo Infantil en una gala transmitida por América TV desde la Usina del Arte. Mariano Pitarch subió al escenario con el elenco completo para recibir el premio. En su discurso, con emoción contenida, destacó: “Este show, creado y producido en Argentina, es interpretado por cuatro compañías en Latinoamérica. Este premio es de todos ellos también”.

Y sí, la escala del proyecto impresiona: más de 120.000 espectadores, una gira internacional por 70 ciudades en 10 países, y el apoyo constante del público en festivales como Lollapalooza Buenos Aires y Santiago. Un dato: Plim Plim en Vivo tuvo  presentaciones en Perú, México, Colombia, Venezuela, Uruguay, Chile y Panamá. Todo con el mismo objetivo: llevar a escena ese universo que niños y niñas consumen en sus tablets, pero ahora con peluches tamaño real, voces originales pregrabadas y una escenografía que busca no abrumar en los primeros cinco minutos.

"Nos dimos cuenta que muchos vienen con niños de año y medio o dos años, es su primera salida al teatro. Por eso cuidamos cada detalle: los horarios, los ritmos, el clima del show", explica Pitarch en una entrevista. El dato no es menor: las funciones son al mediodía, evitando la siesta, permitiendo a los padres improvisar un almuerzo posterior o, si la salida se complica (sabemos lo que es un berrinche en la fila 4), volver a casa sin drama.

Lo que diferencia a Plim Plim no es solo su estética colorida o sus canciones pegadizas —como el ya clásico “baile de la ensalada”, celebrado por madres y nutricionistas por igual—, sino su mirada pedagógica. Cada historia, cada escena, cada canción fue creada junto a docentes, psicopedagogos y especialistas en desarrollo infantil. No hay improvisación: hay método, hay intención. Hay valores.

“Nosotros no queremos solo entretener”, aclara Pitarch, quien fue jefe de Prensa en el mandato municipal de Gustavo Arrieta y funcionario de Marisa Fassi. “Queremos que los chicos salgan del teatro cantando, sí, pero también que piensen en cómo ayudar al otro, en cómo cuidarse y cuidar al planeta. Es una responsabilidad”.

La calidad del show también se cuida al milímetro. Los actores en escena son diferentes de los que hacen las voces, que son grabadas por los mismos doblajistas que dan vida a los personajes en la serie. Eso asegura una coherencia narrativa que los fans más chiquitos detectan sin necesidad de explicaciones. Porque sí, Plim Plim puede parecer un espectáculo liviano, pero detrás hay un engranaje aceitado, profesional y exigente.

Lo de Pitarch no es casualidad ni golpe de suerte. Es constancia, es estrategia, es amor por el oficio. En una industria donde los productos para las infancias suelen ser subestimados, él apostó por hacer algo con calidad, sin subestimar al público.

“Es un orgullo que este producto, que comenzó como una idea animada en Argentina, hoy esté siendo disfrutado por familias en todo el continente”, dice. Y es cierto: pocas veces se vio una gira infantil tan ambiciosa, tan cuidada y tan coherente.

¿La fórmula? Tal vez sea, como canta el propio payaso, “la energía musical del corazón”.

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