Estafaron a un jubilado con Netflix y el banco no quiere devolverle el dinero

El escritor y guionista Jorge Claudio Morhain, de 82 años, ofrece un elocuente testimonio de una práctica fraudulenta a través de una red social. Después de más de un año ahora le dicen que por brindar sus datos personales no puede cobrar el seguro.

Interés general12/12/2024 Leandro Barni
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A Jorge Claudio Morhain, asiduo cliente de Netflix, le prometieron un descuento como jubilado y fue estafado por una banda de inescrupulosos.

En una tarde cálida de marzo del año pasado, Jorge Claudio Morhain, un hombre de 82 años, se encontraba disfrutando de un refresco en el patio de su vivienda, en Máximo Paz. Con una vida marcada por su labor como historietista, escritor, funcionario de la Municipalidad de Cañuelas y bibliotecario, nunca imaginó que esa tranquila tarde se convertiría en el comienzo de una pesadilla financiera.

Todo comenzó cuando Jorge vio un mensaje en Facebook sobre una promoción de Netflix dirigida a jubilados, que ofrecía descuentos exclusivos. Era algo que había visto muchas veces en esa red social y, como muchos, pensó que se trataba de una oportunidad legítima siendo un televidente de muchos años de esa señal.

“Hace mucho que tengo Netlix y llamé por las dudas”, dice Jorge mientras rememora los primeros momentos de la conversación. Lo que parecía una oferta atractiva pronto se convirtió en un laberinto de promesas y engaños. Los interlocutores lo convencieron de hacer una pequeña transferencia a una cuenta, argumentando que era parte del proceso para activar el descuento. "Bueno... Me dijeron que debía transferir unos pocos pesos, y lo hice", cuenta.

Sin embargo, las solicitudes no pararon ahí. Los supuestos "operadores" de la oferta continuaron insistiendo con más promociones, pidiendo nuevos datos y sugiriendo que contactara a su esposa o a su hija, si también eran usuarias del servicio. El tono de la conversación se tornó cada vez más insistente, hasta que Jorge decidió cortar la comunicación.

Fue al revisar su cuenta bancaria que el vecino se dio cuenta del verdadero alcance del engaño. “Me habían sacado 300.000 pesos, en dos transferencias”, relata. Aunque en ningún momento proporcionó su número de CBU, la trampa se había orquestado de otra manera: el código generado por las transferencias fue utilizado para vincular su cuenta con otras operaciones fraudulentas.

El 'modus operandi' de los estafadores estaba claro. Habían hablado tan rápido y con tanta seguridad que el exfuncionario local, confiado y sin sospechar, cedió sin comprender totalmente la magnitud de la ilegalidad de la maniobra.

Al enterarse de que muchos otros vecinos de su comunidad en Máximo Paz también habían sido víctimas de estafas similares, Jorge decidió actuar. Fue a la sucursal Cañuelas del Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde le aseguraron que no todo estaba perdido. "Me dijeron que el banco tiene un seguro para estos casos, que devuelve hasta 2 millones de pesos", cuenta con algo de alivio. Para iniciar el trámite, era necesario presentar una denuncia policial, lo que hizo en la comisaría maximopaceña.

Lo que vino después fue aún más desconcertante. Tras varios meses de espera, Jorge recibió hace unos días una notificación policial. La noticia no fue la que esperaba: la justicia consideró que lo ocurrido no era una estafa, sino una "negligencia" por parte del titular de la cuenta, por haber proporcionado ciertos datos a los estafadores.

“Ellos interpretan que la culpa es mía”, lamenta Jorge, quien se muestra indignado por la decisión judicial. "Parece que todas las estafas son producto de una negligencia del estafado. Si uno está avivado, o se da cuenta, no se produce la estafa. Pero una estafa, por definición, ocurre porque te engañan", reflexiona.

La frustración del jubilado es palpable. En su opinión, este tipo de fraudes no son simplemente errores o deslices de quienes caen en ellos, sino actos deliberados de manipulación que explotan la confianza y la vulnerabilidad de las personas mayores.

A pesar de haber denunciado el fraude una y otra vez, el aviso sobre los descuentos en Netflix siguen apareciendo regularmente en Facebook. "Cada vez que sale, yo lo denuncio, pero sigue apareciendo como si nada", dice Jorge, visiblemente molesto. Los comentarios bajo esas publicaciones suelen ser una mezcla de advertencias y quejas, pero los estafadores continúan operando sin mayor obstáculo.

Jorge, al igual que muchos otros jubilados, se siente en una posición vulnerable ante la rapidez y sofisticación con la que los delincuentes actúan. "Suponen que los jubilados apenas saben manejar el celular y caen fácil", explica. A pesar de su experiencia de vida, él mismo fue víctima de un fraude en el que confiaba al principio.

Ahora, Jorge no solo lucha para recuperar su dinero, sino también para que se tomen medidas y proteger a los adultos mayores. “Parece un oxímoron”, reflexiona. “Es sorprendente que no haya un departamento nacional dedicado al estudio y prevención de estas ciberestafas, cuando llevan años ocurriendo”, finaliza totalmente indignado.

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