La madre de Vanesa Nahir Garay, la mujer de 38 años, que se fue de su casa el 26 de octubre y nunca más apareció, se presenta en la plaza San Martín y cambia el número de los días que lleva sin saber el paradero de su hija en los carteles que colocó en los árboles, inclusive en el buzón de la esquina de Libertad y Del Carmen.

“Estoy yendo y viniendo a la fiscalía, a la comisaría y nadie sabe nada de mi hija. Inclusive, ningún funcionario a cargo del caso me recibió, tampoco de la intendencia. Tengo 65 años y una única hija, que es Vanesa que se me perdió. Me juré que hasta la última gota de aliento   y de sangre que la voy a buscar. Ruego a Dios que no me lleve antes. Quiero que ella este con sus hijos y conmigo. Que el apellido de mi hija no sea conocido en Cañuelas, no interesa. Y vengo a escribir un día más de su desaparición”, dice Mónica.

En pleno mediodía, y durante la ola de calor, esta mujer llega hasta el centro de la ciudad y pone otra cifra por la ausencia de Vanesa, quien se fue de la casa familiar en 12 de Octubre al 300, del barrio San José, y no se supo más nada. 

Vanesa venia llevando un tratamiento por consumos de drogas y era atendida por una médica psiquiatra en el hospital Ángel Marzetti, como contó la madre en una charla con El Ciudadano. 

“El año pasado, mi hija entró en un cuadro depresivo. Le consulté a su psiquiatra y le dije lo que venía transitando. Vanesa hace siete años estuvo en una comunidad terapéutica en Adrogué. Entonces, esta doctora le fue cambiando la medicación. Pero mi hija estaba en la cuerda floja, hasta que un día detonó y se fue”, exclama la madre de la mujer. 

-¿La causa judicial de su hija qué está indicando?
-Los empleados de la Fiscalía 1 son los que me preguntan a mí si tengo alguna novedad. 

-¿Y la gente con la que se podía reunir su hija le comenta algo?
-Con nadie se juntaba. Hace 5 años que llevaba tratamiento psiquiátrico y ella tenía en su centro de la cabeza y el corazón los tres hijos (de 16, 17 y 18 años). Ella me decía que había dejado toda la porquería de la droga, por los nenes. Durante un tiempo se juntó con un narco del barrio Hipotecario que lo vengo denunciando. Tomaba cualquier cosa que le daba, además le pegaba y tenía esas camas para ciertas prácticas. Venía golpeada, quemada, dientes rotos. Pero no me tomaron la denuncia en la Comisaría de la Mujer porque decían que tenía que ser la propia víctima.