Marita Marchini se instaló en Haifa, ciudad industrial y portuaria. Llegó en 2020 junto a su marido y sus dos hijos. Reside más cerca de Siria que de Palestina y trata de contener a sus compatriotas. La guerra contra el grupo terrorista Hamas.
Interés general 16/10/2023 Martín Millán
Como en casi cualquier parte del mundo, siempre hay un argentino viviendo lejos de su país. Es el caso de Marita Marchini, de la ciudad vecina de Lobos, quien se mudó a Israel junto con su marido y sus dos hijos. Y si bien esta es la tercera vez que viajan allá, en busca de otra forma de vida, nada impidió en esta última escala se quedaran en Haifa, una ciudad de 45 mil habitantes, casi el mismo número de habitantes que Lobos y menos poblada que Cañuelas.
Con la industria como principal actividad y sede del segundo puerto más importante del país (el más grande está en Tel Aviv), reside a cinco minutos del Mar Mediterráneo. Sin embargo, el ataque del grupo terrorista de Hamas sobre civiles y la respuesta de Israel sobre Gaza provocó un escenario bélico que puso en alerta a ella y su familia. Desde el punto más álgido del conflicto, charló con El Ciudadano.
“El 2 de julio cumplimos dos años desde que estoy acá. Nosotros vinimos por primera vez en 2002, después en 2008 y por última ocasión en 2020, cuando empezó la pandemia. Buscábamos otra vida”, dice.
-¿Y cómo están viviendo este momento de violencia?
-Hasta el sábado, teníamos una vida completamente normal. Todo esto está pasando del centro hacia el sur y nosotros estamos del centro hacia el norte, no tan al norte como los territorios ganados a Siria, que es otro foco que se puede llegar a poner caliente. Nuestra situación, como te decía, hoy no cambió. La única diferencia es que desde el domingo, los chicos no tienen clase, pero después el resto la vida sigue igual.
-¿Qué sensación te queda de todo esto?
-Obviamente, un sabor completamente amargo por lo que está pasando, por lo que pasaron esas familias. Hay muchos argentinos, muchos hispanos parlantes involucrados en esto, hay más de 100 personas que están secuestradas por el grupo terrorista Hamas, y por más que uno quiera seguir con su vida normal, es imposible poder hacerlo.
Soldados israelíes caminan por la zona donde cayeron los misiles que lanzaron los terroristas.
-¿Cuántos argentinos hay en Israel?
-Aquí, hay en su gran mayoría argentinos, también, uruguayos, chilenos, peruanos y brasileños. Nosotros también vivimos la guerra contra el Líbano en 2006 aquí, con un segundo conflicto de escaladas militares.
Marita ya cuenta con algo de experiencia en este tipo de conflictos. A veces más cerca y otras más alejada en zonas bélicas, en el norte, a dos kilómetros de la frontera con Siria.
“En ese momento lo vivimos mucho más de cerca de lo que estamos viviendo ahora, pero esto es algo que no tiene antecedentes, no hay algo parecido que le haya pasado en Israel. Ni siquiera la guerra de YomKipur de 1973 fue así, ni con esta magnitud, ni con esta violencia, ni con este salvajismo”, se lamenta.
-¿Qué experiencia te deja esta situación?
-Hacemos lo posible por contener más que nada a los nuevos, que hace muy poco llegaron acá. Hay gente que vive aquí hace una semana, hay otros que están hace 15 días, un mes... Venir de una realidad argentina donde estas cosas no pasan, y enfrentarte a una guerra es muy difícil. Desde ese punto de vista, tratamos de manejar y trasladar la experiencia que uno tiene, y de darles tranquilidad. El dolor que se siente muy grande, te preguntas a cada momento por qué y cómo un ser humano llega a tener tanto odio por la vida.
UNA CAÑUELENSE EN TEL AVIV
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