Emiliano Arrieta: “A los argentinos nos tratan como reyes"
El volante de 18 años, surgido en los Torneos Barriales, se incorporó al Akademisk Boldkclub FC de Dinamarca. Desde el hotel en Copenhague, su nueva ciudad, comparte su historia de sacrificio y el sueño cumplido mano a mano con El Ciudadano.
Entre la rueda de mates, el pibe llama la atención en las calles de Copenaghe y al toque se repite la pregunta: “¿Argentino?”. El que responde, con el pecho inflado después de la tercera estrella conseguida en Qatar, es Emiliano Arrieta. De zapatillas, como si estuviera en el barrio Libertad, el mediocampista de 18 años atiende la videollamada, a minutos de arrancar una nueva práctica en el Akademisk Boldkclub.
Un vecino, ‘Pacheco’, lo encaró cuando era muy chico: “Llegarás muy lejos, vas a ser profesional y vas a vivir de lo que te gusta, nene”. Y acertó. El camino no fue nada sencillo; tras brillar en los Torneos Barriales, pasó por EFIC y desembarcó en Lanús. Ahí cumplió su sueño de firmar contrato y tras jugar ocho años en el ‘Granate’, le llegó la gran chance de viajar a Dinamarca junto a Emiliano Gómez, un compañero del equipo del Sur.
Zurdo, de buen pie y con proyección al ataque, fue probado en los primeros entrenamientos como doble cinco y dejó conforme al cuerpo técnico de Patrick Braune.
–¿Cómo te sentiste en la llegada?
–Muy cómodo porque la persona que me recibió es muy copada y me ayuda en todo. Me quedé muy tranquilo a partir de eso y los compañeros tuvieron la mejor. Por suerte, me estoy adaptando sin problemas. Además, en el hotel hay tres argentinos y hablamos todo el tiempo.
–¿Y con las costumbres? ¿Fue difícil?
–Mirá, por ahora me vengo acostumbrando al ritmo de ellos. Almuerzan y cenan muy temprano y hay poca luz solar; a las cuatro de la tarde ya es de noche. Después, comen mucho pescado, pero yo no tengo problemas.
–¿Cómo hacés con el idioma?
–La piloteo, le voy encontrando la mano y por suerte los compañeros se hacen entender. Con el fútbol es fácil porque hay gestos, señas, etc.
–¿Te dijeron algo por lo del último Mundial?
–Sí, a los argentinos nos tienen como reyes, je. Lo primero que te preguntan cuando se enteran es por la Copa, Messi y el ‘Dibu’ Martínez. Es una locura que a uno lo reciban así viniendo de tan lejos. Me llena de orgullo.
–¿Cómo fue tu camino con en el fútbol?
–A los 10 años, un vecino me consiguió una prueba en Lanús. No tenía botines ni ropa, así que mi hermano le pidió una camiseta a un entrenador del barrio. Mi primo me dio el calzado y así me fui con Jorge Silva y mi mamá. Al segundo día de las pruebas ya había quedado. Comía en el tren y llegaba muy tarde. Me fui a Victoriano Arenas y después, en Lanús, pude llegar a la Reserva. Por suerte, enganché la pensión en el club. En la última parte estaba en un departamento.
–¿Y con el tema de la escuela cómo hacías?
–Cuando empecé a entrenarme de mañana tuve que cambiar de turno muchas veces. Fue muy complicado llegar y tener que copiar lo que todos ya habían terminado.
–Entonces, valieron la pena los viajes a Lanús desde Cañuelas…
–Sí, yo nunca me quejé de levantarme a las 4 de la mañana. No te voy a mentir, no me despertaba con una sonrisa, pero jamás falté por no tener ganas. No fue en vano tanto trajín, las comidas, los pasajes. Cumplí mi sueño, que es ser profesional. Mis viejos y mi familia se rompieron el lomo para que yo llegue adónde estoy y lo voy a decir todo el tiempo.
–¿Qué sueños tenés en el fútbol?
–Y... es lo que estoy haciendo ahora, jugar en Europa. Tengo contrato por 5 años y tengo muchas ganas de seguir avanzando y poder llegar a un club grande. Y bueno, obviamente, me gustaría representar a la Selección Argentina.
AKADEMISK BOLDK FC, UN GIGANTE DORMIDO
Universitario, legendario y popular
Tuvo varios altibajos a lo largo de su historia. En la actualidad, milita en la Segunda División de Dinamarca y quiere recuperar el terreno para colarse entre los cuadros más poderosos de Europa.
La institución a la que llegó Emiliano Arrieta es una de las más antiguas de Dinamarca. Fundado por universitarios en 1889, comenzó como un club de cricket, pero la influencia británica lo terminó de convertir en uno de los cuadros más conocidos del país del deporte de los ‘ingleses locos’. Golpeado luego de varios ascensos, el AB busca recuperar la memoria en la máxima división.
La historia nativa del Akademisk es similar a la de muchos equipos argentinos, pero claro, con varios años de anticipación. Reuniones de estudiantes universitarios, ideas, sueños y aumento de masa societaria. La leyenda cuenta que la madre de uno de los jugadores tejió las primeras toallas para que los deportistas pudieran higienizarse después de las competencias. En los comienzos, sólo podían integrar las filas de los representativos aquellos jóvenes que pertenecían a la academia, pero con el correr de los años, el club se fue acercando a las calles de la ciudad de Copenhague, que fue engrosando su población a la par de todo el continente.
Tuvo su época de oro después de la Segunda Guerra Mundial. En ese tramo, el juego de la pelota se profesionalizó y el club llegó a tener a grandes jugadores, como Aage Hansen, quien luego pasó a la Juventus. Después, aportó a varios deportistas para los Juegos Olímpicos de Londres de 1948.
En la década del ‘70 vivió periodos de crecimiento a nivel futbolístico, pero en materia económica, se estancó en una meseta y después entró en una decadencia. En 1986 descendió a la Tercera División y estuvo a un paso de ser desafiliado de la Federación danesa.
Pero la ayuda de varios futbolistas y socios arraigados con los colores hizo posible la levantada en los ‘90. Con varios altibajos, volvió a la máxima categoría, pero entró en un sube y baja constante. En la temporada 2014/15, volvió a bajar a la Segunda División, donde permanece hasta la actualidad.
El club más popular de la ciudad juega en el Gladsaxe, un estadio con capacidad para 13.200 personas que fue remodelado en 1999 junto a la construcción de una de sus cabeceras. Sus plateas tienen un parecido arquitectónico a las de la cancha de Banfield, el Florencio Sola.
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