Buscando los secretos de ciudades y campos
Urbex, el arte de explorar sitios abandonados que se populariza en internet. Un joven del Conurbano ya incursionó en La Finaco, la Guardia del Juncal y una residencia de Alejandro Petión. Se viene una visita a La Martona.
Investigar estructuras urbanas en desuso o vedadas al público, se define en internet la práctica conocida como exploración urbana. Y uno de los que lleva esta actividad es un muchacho de 32 años, que suma cientos de adeptos, tanto a nivel provincial como internacional.
A través de la plataforma de YouTube se encuentra enrolado en una tendencia que creció mundialmente entre los jóvenes en los últimos años a través de internet, llamada exploración urbana, que propone internarse en sitios de acceso vedado como construcciones abandonadas, túneles, embarcaciones, y sectores a los que no se puede ingresar de edificaciones en desuso, como sótanos, terrazas y torres.
Se trata de tomar imágenes que luego compartirán en las redes sociales, especialmente en YouTube e Instagram. Pero el que busque datos históricos, no los encontrará. Es poca la información, en ocasiones es nada. Se trata de un género alejado del documental.
Aunque hay un grado de peligro, está presente en sus practicantes llevar algunas precauciones, como no ingresar a una alcantarilla si está lloviendo o colocarse guantes y tapabocas. Por otro lado, manejan un puñado de reglas y límites que son llevados adelante porque forman parte de lo que ellos llaman su filosofía o arte.
En su reglamento que respetan no se concibe indicar el lugar preciso que están visitando, romper cosas, ni llevarse elementos, hacer basura, dejar las cosas como las encontraron, como no ser vistos a la hora de ingresar ni de salir.
Sebastián, de 32 años, le contó a El Ciudadano que son “cerca de tres años que estoy dedicado a esto. Los lugares me los voy agendando en mi mapa y que por alguna razón me llaman su atención. También la gente me escribe de lugares y sus historias. No necesariamente tienen que ser abandonados. Y una vez que tenga tiempo me largo a visitarlos, que puede ser en colectivo, auto, tren o bicicleta”, respondió el hombre que sale desde su casa de González Catán y que prefiere no revelar su apellido.
La práctica parece que crece y goza de adeptos que van metiéndose en espacios recónditos o a veces en lugares suburbanos. En algunas ocasiones tienen que superar algún obstáculo y repeler el miedo que se interpone con ruidos, animales o la falta de luz.
Sebastián en El Castillo de Cañuelas.
Si bien en Cañuelas no se lo practica de manera organizada, en la provincia de Buenos Aires, sobre todo en el Gran Buenos Aires, hay grupos de jóvenes que pasan horas llevando recorridos.
El año pasado Seba desembarcó en nuestro distrito y es probable que cuando la pandemia se corra vuelva, para tal vez explorar La Martona, como le adelantó a este medio.
El muchacho explicó que “los videos que hago y subo a YouTube algo de plata genera, pero no es significativa ahora, capaz que a largo plazo. Surge también alguna publicidad, pero sin plata todavía, o invitaciones a lugares medio raros”.
Urbex Jahman, “lo llamé así por la exploración urbana y como un sinónimo de Estados Unidos. Y el de Jahman es un poco inventado por mí, que viene de Dios y de hombre”, explicó el aventurero.
A veces sus incursiones son acompañadas por otras personas y en otras ocasiones es de forma individual.
Cuando desembarcó con uno de sus compañeros en la Guardia del Juncal, “también tenía para explorar el Castillo de Cañuelas y siempre fue difícil su ingreso. Nunca se encontraba a nadie para pedir permiso. Hasta que encontré un hombre, que en principio no estaba dispuesto a dejarnos entrar, pero insistimos, le gustaron nuestras caras y nos dejó. Le decíamos que, aunque sea pasemos sin grabar, los vemos con nuestros propios ojos, le insistía; pero al final accedió”.
“Así que nos escabullimos de una. Me cebo, me muevo para todos lados cuando nos dejan explorar y así pudimos con el Castillo”, destacó durante la comunicación telefónica con este medio.
Las cuestiones de seguridad son un tema presente. En ocasiones los espacios que se recorren tienen riesgo de derrumbe, pisos rotos o elementos que guardaban algún material biológico. También puede surgir al episodio con alguna persona, ya sea un okupa o un vecino que llame a la policía. “Esas situaciones de imprevistos son tomadas por las cámaras y se dejan grabadas para que después la gente las vea”, dice.
El sol entra claro por una fila de árboles cercanos a la estación de Alejandro Petión y llegan a una residencia. El piso cruje a cada paso, hay faltantes en el piso, en medio paredes con maderas y empapelados. Seba deambula por la casa de dos plantas y encuentran particularidades de lo que fue una señorial vivienda. Faltan algunas aberturas, vidrios que no están. Síntomas del abandono, del paso del tiempo y también de sustracciones.
Sebastián sorprendido con el Chevrolet Malibú en la Guardia del Juncal.
Un momento anhelado por Seba fue subir a la terraza de La Finaco (el Castillo de Cañuelas). Debe ser el sector más atractivo. Desde allí se puede apreciar buena parte de la ciudad de Cañuelas y sus alrededores. Busca los mejores lugares para las tomas con la cámara digital y registra en silencio. Postal perfecta de lo que significa esta actividad.
En ocasiones pueden ser locaciones para una película de terror. Pero en realidad son testigos de una sociedad que ya fue, aunque sus vestigios se asoman o esconden, de cara al progreso, a una crisis, o un cambio.
De la Guardia, con su entrañable dueño Ronaldo Urruti, solo encontraron poco y nada. El esqueleto póstumo de dos casas camperas rodeadas de árboles y yuyos. En las simples estructuras con sus aberturas dañadas y, dentro una montaña de discos de pasta, papeles, muebles rotos y animales disecados. Todo ello bajo una capa de deposiciones de murciélagos. La imagen es triste.
Mientras recorren el exterior, los exploradores reconocen un aljibe, el auto Chevrolet Malibú y máquinas rurales que se camuflan con la vegetación cada vez más intensa.
Y una regla que incorporó Seba como otros exploradores urbanos, cuando pase la pandemia, se viene otra recorrida para inmortalizar su actividad con la toma de imágenes.
Leandro Barni - leandrob@elciudadano.com.ar
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