Salud y Bienestar: combatir el estrés en tiempos de crisis
En esta primera edición de 2024, te contamos cuáles son las técnicas que pueden ayudar a encontrar el equilibrio físico, mental y emocional.
Hoy en día, todo ser humano que viva en nuestro país, pasa por algún tipo de estrés, agotamiento o ansiedad.
Hay muchísimas técnicas que pueden ayudarnos a encontrar el camino al equilibrio mental y emocional. En este artículo vamos a ahondar en una de ellas.
Se trata de un método muy antiguo de relajación espiritual que significa ‘contemplación consciente’ y conduce a la paz interior y a la conciencia plena. Te va a ayudar a encontrarte a vos mismo en el bullicio de la vida y a pesar de todos sus obstáculos.
Podemos practicarlo en el día a día, en caminatas (en lo posible descalzos). Thich Nhat Hanh recomendaba caminar tocando el suelo con cuidado y atención, como si estuviéramos besando a la Tierra en cada paso. Y también sugería incorporar una actitud receptiva, de agradecimiento y de entrega hacia la vida y la naturaleza.
Mientras caminás en cualquier lugar, hacete consciente de tu respiración. Prestá atención a tu respiración, en cada inhalación y exhalación, lentas y tan profundas como puedas si esforzarte.
Observá cómo entra el aire en tus fosas nasales y cómo llena tus pulmones.
Observá cómo sale el aire de tus pulmones y pasa por tus fosas nasales de nuevo.
También podés darte cuenta de la temperatura de ese aire al entrar y salir de tu cuerpo.
Ahora, centrá la atención en la suela de tus pies.
Sentí el contacto de las plantas de tus pies con el suelo sobre el que pisás, haciéndote consciente de las sensaciones que esto te produce.
Podés hacerte consciente del entorno observando desde la contemplación y la relajación, sintiendo cada sensación dando pasos pequeños.
Ventajas de meditar en movimiento (por Mayra Paterson)
El movimiento permite bajar al cuerpo más fácilmente. El movimiento, al caminar, al bailar o al realizar algún ejercicio físico, cambia el foco de atención: lo aleja de la mente para acercarlo al cuerpo.
Uno puede preguntarse: ¿cómo es este movimiento que siento en el cuerpo?, ¿qué músculos participan?, ¿es un movimiento suave o brusco, lento o rápido?, ¿cómo es mi respiración?
Te ayuda a permanecer alerta. A muchas personas les cuesta mucho mantenerse alerta mientras permanecen sentadas y en silencio, sea porque les entra sueño o porque les cuesta mucho detener el flujo de pensamientos. Esto, aunque es algo normal, a menudo los lleva a abandonar la práctica meditativa.
En estos casos, el movimiento corporal puede resultar de gran ayuda, porque evita problemas como la pereza y la somnolencia. Si se medita caminando, de hecho, es más bien lo contrario: caminar te activa a la vez que relaja la mente.
Acomodar la respiración. En toda meditación, sea en postura inmóvil o en movimiento, la respiración desempeña un papel esencial. Al igual que en la meditación sentada, en una meditación dinámica como la meditación al caminar se puede observar la respiración y acompañarla con el movimiento corporal.
Además, también se puede tomar conciencia de la relación que se establece entre ambos, entre movimiento y respiración.
Conexión del cielo y la tierra. Según Laia Montserrat, experta en meditación, al caminar la verticalidad juega a nuestro favor. Y puede ser interpretada como símbolo del contacto entre cielo y tierra y junto al ritmo de los pasos, el silencio y la lentitud nos ayuda a entrar en un estado de calma mental que favorece experiencias de índole espiritual.
Los momentos en que nos sentamos a meditar en calma y en silencio, con los ojos cerrados, estamos creando unas condiciones perfectas para entrar en un estado de observación consciente y serenidad interior.
Estos momentos son, en realidad, un entrenamiento para luego ser aplicado a nuestras diferentes situaciones vitales y a nuestras actividades rutinarias en las que la vida cambia su manera y las condiciones externas están fuera de nuestro control.
La práctica contínua de estas caminatas contemplativas, pueden hacer una nueva manera de conectarnos con nosotros mismo, con la naturaleza y la conexión que tenemos con ella.
La respiración, será la unión entre nosotros y la tierra, dejando fluir lo que es y lo que ya no será. Soltando en cada exhalación frustraciones, enojos, y todo aquello que nos vaya perturbando en nuestra vida cotidiana y en cada exhalación, llenarnos de nuevos propósitos, nueva energía desde la planta de nuestros pies hasta el cuero cabelludo.
Soltar será la clave de empezar a sentirnos mejor. Muchas cosas están fuera de nuestro control, y si bien es muy difícil dejar que las cosas fluyan, tenemos que aprender por nuestra salud mental y física.
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