Alejandro Meloño, aquel rudo zaguero uruguayo que hoy dirige la Cuarta

Alejandro Meloño es un trotamundos del fútbol. Como jugador, respondió a la regla de los defensores charrúas aguerridos. Así transitó por varias canchas del Ascenso y llegó a jugar en Europa. Su convocatoria en el equipo uruguayo Sub 20 y la final del mundo ante los argentinos, hace ya 26 años, fueron sus credenciales a lo largo de su carrera. Y ahora, como formador, repasa esa definición entre las promesas que despuntaron en el fútbol de elite.

Los pibes lo tratan día a día, pero ni se imaginan sobre el pasado del ‘profe’. Es que así como lo ven ellos, longuilíneo y con porte de buen uruguayo, Meloño se codeó con los mejores del mundo en una cancha y estuvo a un paso de levantar la copa en 1997. Sí, la misma que mostraron Juan Román Riquelme, Pablo Aimar, Esteban Cambiasso y toda esa bandita que era dirigida por José Néstor Pekerman.

Meloño recuerda una y otra vez esa final entre Argentina y Uruguay jugada en Malasia. El central charrúa fue una de las apuestas de Víctor Púa y a pesar de la edad, ya pintaba para referente. Los del otro lado del Río de la Plata se quedaron con las manos vacías. Fue 2 a 1 con goles del ‘Cuchu’ Cambiasso y Diego Quintana. Pablo García había abierto la cuenta para la ‘Celeste’.

La carrera del uruguayo surgido de Rentistas siguió en nuestro país, donde estuvo en San Lorenzo, Nueva Chicago, Almagro, Chacarita, Ben Hur, Boca Unidos, Rosario Central, CAI, Comunicaciones y Sportivo Italiano. En el exterior probó suerte en Deportivo Quito de Ecuador, Murcia de España y el Yeovil Town de la Tercera de Inglaterra. 

A pesar de aparecer en la foto de la bronca de un equipo que tuvo la gloria ahí nomás, a casi treinta años de ese partido, el ahora entrenador de inferiores se tomó el mate dulce. Es más, a principio de año se dio el gusto de recordar ese duelo en el predio de Ezeiza. Con la Cuarta de Cañuelas, disputó un amistoso ante la Selección y ahí hubo momentos para las risas con Pablo Aimar, Diego Placente y Bernardo Romeo. Ayer, rivales; hoy, colegas del fútbol formativo.

-¿De qué hablaron?
-De todo un poco, básicamente, de esa final en Malasia, de lo disputada y difícil que fue. Después, del presente de cada uno en el fútbol y del último Mundial de Qatar, obviamente. Pasamos un momento muy lindo, el fútbol siempre te vuelve a encontrar con los más grandes.

-¿Quién ‘atendió’ a quién en esa final recordada?
-Creo que un poco cada uno, je. Bueno, en realidad nos atendieron ellos, que nos ganaron. Sinceramente, tenían un equipazo: Aimar, Riquelme, Scaloni, Romeo, Cambiasso y muchos más. Ojo, aun así estuvo muy peleado el partido.

-Parecía que se llevaban la Copa a Uruguay, ¿no?
-Sí, arrancamos muy bien con el golazo de Pablo García y estuvimos a un paso de aumentar la diferencia con un remate de Nicolás Olivera que dio en el travesaño. Después, se despertaron y nos fueron metiendo en un arco. Para colmo, aprovecharon una pelota parada para el empate y más tarde pasaron adelante con el gol de Quintana. Es muy recordada esa final, había muy buenos jugadores de ambos lados. 

Aquella gran final. Scaloni y Meloño mano a mano, cuando no sospechaban ser entrenadores.

-¿Qué pensás de Lionel Scaloni?
-Es una gran persona, la tiene muy clara en el fútbol y es un tipo lleno de humildad y sabiduría. Hay algo muy importante en él: supo bancarse la crítica y el destrato. Y bueno, el final ya lo vimos todos, demostró lo que realmente es, un gran técnico. Argentina va a tener entrenador para rato con él.

-¿Y el fútbol uruguayo? ¿En qué momento está?
-La llegada de Marcelo Bielsa va a generar un cambio importante en todos lados. Seguramente, nuestro fútbol va a tener un salto de calidad y competividad. No tengo dudas de que va a potenciar el torneo interno y a la Selección misma.

-¿Te gusta su idea táctica?
-Sí, Bielsa es uno de mis referentes. Me gusta la manera en la que encara el día a día y su pasión por el fútbol.

-¿Cómo te picó el bicho por dirigir?
-En realidad, siempre tuve carácter de entrenador. Por eso me puse a estudiar, desde chico me interesó la táctica y los dibujos. Tuve a Germán Sassone como profesor y fue él quien me propuso sumarme al club a principios de 2022. Ni lo dudé y por suerte sigo muy cómodo, la división marcha bien y la mayoría de los chicos están integrando el plantel de la Reserva.

-¿Cómo juega tu equipo juvenil?
-Intento darles todas las herramientas para que ellos puedan dar lo mejor y poder aplicarlas. Me gustan los equipos ofensivos, que sepan entender la fase del juego ataque-defensa y viceversa. Quiero que mis equipos lo den todo siempre y más allá de los resultados, que busquen el buen juego y las formas, por supuesto.

-¿Te sentís cómodo en el día a día?
-Sí, muy bien. Sassone, el coordinador, nos da todas las herramientas y la libertad para que trabajemos a gusto y libres. Las instalaciones de Cañuelas son muy buenas y hay gente muy idónea trabajando en el club. Por ejemplo, a veces vamos a clubes de la Primera Nacional y no se acercan al predio que tenemos nosotros. La institución en sí está muy bien y es muy ameno el día a día.

-Y respecto a lo que ves en Primera, ¿cambió mucho el Ascenso respecto a la época en la que jugabas?
-En la ‘B’ Metropolitana se mejoraron los campos de juego, el alcance de los partidos, ahora se ven todos los encuentros y fundamentalmente el nivel de los jugadores.

-¿Cuáles son tus planes como técnico?
-Mi meta es crecer y llegar a dirigir de manera profesional. Me encantaría ser ayudante de campo para seguir capacitándome hasta llegar a ser entrenador principal.