El instante en el que todo se detuvo

Interés general 05 de septiembre de 2022 Por Miguel Wiñazki
El jueves, un hombre le gatilló en la cabeza a Cristina Fernández. Ayer, hubo una mulitudinaria marcha de apoyo. ¿Es un lobo solitario? La bala no salió disparada, pero hay un pozo de sombras.
Plaza 3
Imagen de la Plaza de Mayo, el viernes en la marcha que organizó el kirchnerismo en respaldo de CFK.

Por un momento, todo pareció detenerse y se detuvo. Los ojos de millones y la memoria de millones quedará fijada en ese momento inconcebible, pero real, en el que un arma se acercó a centímetros del rostro de Cristina Fernández. El desequilibrado que lo portaba gatilló y el proyectil quedó trabado. 

Un hombre, con antecedentes penales más bien menores aunque inquietantes, como la portación en su auto de un cuchillo de 35 centímetros, atravesó las abigarradas filas militantes y llegó hasta su objetivo y no la mató por azar. 

El clima estaba caldeado. La convocatoria, mitad orgánica y mitad espontánea de los militantes tras el alegato del fiscal Diego Luciani, aglomeró gente en Juncal y Uruguay bajo una consigna inquietante: “Si la tocan a Cristina que quilombo se va a armar”. 

Como sea, el portador de la Bersa parece haber actuado solo y movido por su sola patología. 

La demencia explota a veces, es cierto que la espiral de violencia puede detonar acciones aberrantes. 

El discurso del Presidente culpando a la prensa, a la oposición y a la Justicia no coadyuvó a la necesaria serenidad para momentos tan álgidos y la convocatoria al paro nacional tampoco. La mejor respuesta al horror que pudo haber acontecido era la de continuar con el país con todo en marcha, sin detenerse, sin suspender la vida cotidiana. 

CFK Pistola
El momento en el que el atacante le apunta con la pistola a Cristina Fernández.

Las marchas, de todos modos, atravesaron la Ciudad de Buenos Aires. 

La circunstancia acontecida fue gravísima. El demente, o presunto demente, era dueño de un predio en la Capital que les alquilaba a unos peluqueros. Ellos no sospecharon de él. Tenían un convenio comercial y nada más, según dijeron. 

Otro tema fue y es el de la custodia. No previeron nada. No rodearon como corresponde a la vicepresidenta. Ella siguió tras el intento de magnicidio saludando a los suyos. No había advertido lo que había ocurrido. 

Ahora viene el juego de la política que afronta un desafío mayor. O promueve la concordia que se necesita, o multiplica la escalada de acusaciones mutuas y de propagandizaciones partidarias ajenas al abismal problema que vive la sociedad. 

La situación es compleja y ‘CFK’ pudo haber sido asesinada. Es una locura que no ocurrió, pero que pudo haber ocurrido. 

De todas maneras, conviene esperar todo lo que investigue la Justicia. La vida te da sorpresas, y puede haber más de lo que se sabe hasta ahora detrás del presunto lobo solitario y potencial magnicida. 

Las oscuras alienaciones de un sujeto que no existía para el gran público hasta hace horas, son inescrutables prima facie. 

Los caminos de la sinrazón son subterráneas y de pronto hacen erupción como un volcán. 

Y caben muchísimas preguntas ahora. 

¿Cómo operará este hecho en el espíritu de los jueces que deben dictaminar sobre el caso vialidad y los demás, Hotesur, Los Sauces y los Cuadernos de Centeno?

La sociedad, en general, atraviesa graves incertidumbres y la inflación no es la menor. Se suman ahora las intrigas que suscita este caso. 

Lo que podría acontecer, y con seguridad sería deseable que ocurriera, es una convocatoria real a la calma, a la racionalidad y a la prudencia. 

Es este momento, lo que algunos estudiosos de la física y de la química trasladan a las Ciencias Sociales y denominan “caología”; el análisis del caos, de los momentos en los que todo se altera. 

Este tipo de situaciones coloca a una sociedad en un punto de bifurcación. O se recompone y fortifica en la racionalidad, o se descompone y debilita, hiriendo los lazos sociales, confrontando aún más a los unos contra los otros. 

Hay sectores extremos que ya están difundiendo sus posiciones beligerantes y convocando a pugnas irresponsables. 

Parecen predominar los más racionales que llaman a la moderación y la unión en la refutación de toda forma de violencia. 

A veces, la dinámica socio política resulta inmanejable, sobre todo cuando la economía atraviesa tantos abismos e incertidumbres. 

El mundo, a la vez, fijó su mirada en lo sucedido. Los medios planetarios posaron sus cámaras y micrófonos en Argentina. Es una convulsión que no pasa desapercibida para nadie.

En las manifestaciones de ayer, de todos modos, no había mayoritariamente rostros compungidos, sino más bien, bombos estentóreos como siempre y más que siempre, y una exaltación de ‘CFK’ contundente y masiva. 

Algo quedó de lado en los manifestantes, y son las imputaciones del fiscal Luciani. Es como si de pronto se hubieran conjurado.

Pero están allí. 

La sociedad no kirchnerista observa todo con asombro, y entre extremos sectores antikirchneristas tiende a predominar la idea de que todo esto es una ficción organizada para exculpar a la jefa. 

Es la Justicia la que debe decidir. Son momentos proclives a una exacerbación de las imaginaciones más delirantes, que desprecian a las pruebas y las evidencias, lo que yo denomino el imperio de la ‘Noticia Deseada’. 

Ahora estamos ante los umbrales del futuro. Mañana, pasado, el lunes. El país continúa su marcha. 

Todo se complica pero también hay compuertas que se abren a los acuerdos fundamentales que parten de la condena unánime a la violencia. 

Es un momento de decisión, una instancia clave, una circunstancia ardua, un sinfín de dudas y un instante que lo detuvo todo. 

Esa bala no salió disparada. Aún así, todo lo acontecido es un pozo de sombras, del que hay que salir.

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