El desesperado pedido de un hombre al que el hijo de tres años le quemó la casa

Interés general 10 de marzo de 2022 Por Jonatan Pedernera
Tras una travesura que terminó en accidente, Carlos Acosta perdió hogar por un incendio y ahora busca ayuda. El vecino trabaja como changarín.
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Chapas. Así quedó el rancho donde vive Acosta, de 44 años, con su familia. Pide ayuda.

Un juego que terminó en tragedia, pero de milagro, sin víctimas fatales. El pasado 31 de enero, el fuego hizo estragos en la casa humilde de Carlos Acosta tras un descuido. En un abrir y cerrar de ojos, Uriel, de 3 años, inició el fuego sobre los colchones y se desató un infierno para la familia, que perdió todo. “Sufrimos lo peor, pero mi nene y mi esposa están conmigo y eso es lo que importa”, valora Acosta, quien se gana el pan haciendo changas y aguarda por una ayuda concreta arrancar de nuevo en su casa.  

La constancia de actuación de los Bomberos Voluntarios de Cañuelas en la calle San Martín al 900 fue lapidaria: daños totales en la vivienda. El accionar de los uniformados y los vecinos de la zona no alcanzó para frenar a las llamas. Y para entender la tragedia, El Ciudadano se comunicó con una de las víctimas: “Nuestro hijo estaba jugando, como cualquier chico de su edad, y entre tanto revisar cajas y elementos de la casa, encontró un encendedor que teníamos guardado en un cofre. Después, la chispa se transformó en un fogonazo y la casilla se prendió en cuestión de minutos. Lo que vino después fue un verdadero desastre y no quedó nada”, cuenta entre lágrimas Carlos, que recibió el apoyo de todos los habitantes del barrio lindero a la ruta 205.  

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Acosta, con su hijo Uriel, que comenzó el incendio. 

El paso del fuego dejó un terreno pelado y la familia entera, con el pequeño Uriel y su mamá Claudia, arrancó la levantada: “Tuvimos que volver a empezar y fue muy difícil. De un día para el otro, no tuvimos hogar y nos fuimos a vivir a lo de un vecino. Nos apoyamos en un momento muy difícil y nos hicimos fuertes por nuestro hijo, así empezamos a recolectar chapas usadas, fierros y algunos elementos que acercaron los vecinos. Con todo eso comenzamos a armar las estructuras, pero se complicó ante la falta de materiales y encima las lluvias no aflojaron…”, cuenta la mujer del hogar.  

“Con las chapas negras que salvé del incendio comencé a armar el nuevo ranchito, pero es demasiado precario. Nos faltan colchones, ropa, agua caliente. Nuestro hijo es el primero en querer ayudar y en la inocencia de un nene, agarra la carretilla y nos da ánimo. El quiere que volvamos a levantar nuestro lugar”, dice Acosta, quien aprovechó algunos conocimientos de albañilería en la obra, como todo buscavidas: “Me las arreglé con todo lo que fui encontrando. La gente me donó algunas cosas pero es muy difícil ya que me ofrecen de varios lugares y no tengo transporte para trasladar los elementos. Necesitamos un flete que nos ayude”.  

De puño y letra, la familia elevó una carta al gobierno municipal y pidió ayuda para recibir los materiales básicos para la reconstrucción de la vivienda. Además, golpeó las puertas en Desarrollo Social, presentando todos los documentos pertinentes del siniestro para tener una ayuda con alimentos básicos. El hombre de 44 años también aprovechó el diálogo con este medio para extender su pedido: “Pongo a disposición mi número (1523113445) y agradezco a todas las personas que nos dieron una mano.  La gente de Cañuelas es muy solidaria y no tengo dudas de que me van a ayudar a mejorar mi situación para darle un hogar digno a mi hijo”.

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