Malestar por las montañas de tierra en los accesos

El bloqueo de algunas calles con terraplenes sigue provocando el fastidio de varios vecinos. Se trata de las arterias claves para el ingreso a la ciudad que fueron clausuradas para tomar recaudos y de esa manera proteger a la población por el COVID-19.  La medida fue una de las que desplegó el Gobierno municipal, luego del decreto nacional que establecía pautas para circular de los vehículos y las personas de cara la pandemia.
Al respecto esta semana el docente y psicólogo Agustín Boza se puso en contacto con esta redacción. “En primera instancia y ante el decreto de confinamiento, resultó una medida efectiva que contribuía al ‘quedate en tu casa’ y permitió un control de la circulación en pandemia. Pero los meses pasaron y el confinamiento llegó a su fin, cambiando esta medida a la de ‘distanciamiento social’. Desgraciadamente, los montículos de tierra que sirvieron en la etapa de confinamiento se transformaron en una acción contraria a la prevención en la etapa de distanciamiento. Los ciudadanos empezamos a circular y el embotellamiento de autos y acumulación de gente en los pocos accesos liberados fue inevitable”.
Con cierta ironía el vecino agregó: “Por momentos pensé en que sostener la obstrucción de los accesos era una medida inclusiva, ya que resulta un perjuicio para ‘todes’ por igual. Pero luego entendí que no es así, ya que hay quienes se benefician con esta medida, que es carne de cañón para motochorros, que encuentran en los montículos la posibilidad de desplazarse con total libertad esquivándolos y sabiendo que resultan un obstáculo para el desplazamiento de la Policía Comunal”. Y recordó que hay distritos vecinos que supieron levantar estos accesos cuando terminó la etapa de confinamiento.
“Le diría a la intendenta, que ningún especialista en epidemiología podría afirmarle que sostener esta medida favorece la prevención del COVID-19. Es más, solo genera –afirmó el profesional– aglutinamiento de autos (personas), accidentes de tránsito (sobre todo en el acceso de Uruguay y Ruta 205), alteración de la circulación diaria de los vecinos, riesgo de accidentes por los que optan por entrar en contramano a la ciudad y un fastidio general de los cañuelenses de todas las banderas políticas, porque, como verá, se genera un perjuicio colectivo”.
Por último, el vecino apuntó: “No queremos ser los vecinos los encargados de liberar los accesos con nuestras palas y que encima nos sancionen con una contravención por hacer valer nuestros derechos”.

Leandro Barni – [email protected]