Kevin Mancilla, el motochorro abatido, integraba 'La Banda del Sarro' que azota a la región

Los delincuentes operan desde hace mucho en Ezeiza, Cañuelas, Spegazzini y su zona de influencia. Siempre de a cuatro y en dos motos. El grupo solía juntarse a planear "las salidas" en la Plaza 'La Cautiva', en los Altos de Tristán Suárez. La historia detrás de la muerte.

06/02/2025 Leandro Barni
1d06abfb-bf66-4e12-a83b-54c00b60d34e
Por la muerte de Mancilla a manos de un policía retirado, la Justicia ahora busca a los otros integrantes de 'La Banda del Sarro', que serían de Tristán Suarez.

No era la primera vez que Kevin Mancilla salía a robar, pero fue la última vez. El delincuente de 19 años, que fue abatido por un ex policía la noche del sábado pasado a metros de la ruta 205, formaba parte de 'La Banda del Sarro', un grupo delictivo que azota a Cañuelas y toda la región. Sus cómplices escaparon.

La búsqueda de los prófugos por parte de la Justicia ya comenzó. Uno de los procedimientos más significativos tuvo lugar en Carlos Spegazzini, donde se sospecha que se encontraba el cabecilla de la banda, cuyo nombre es Cristian, más conocido como 'Sarro' o 'Sarrito'. Aunque no se logró dar con él, los agentes hallaron material relevante para la investigación: celulares, llaves de la moto usada en el ataque, una chapa patente y hasta tres plantas de marihuana.

'La Banda de Sarro' opera desde hace mucho tiempo en Ezeiza y su zona de influencia. Las fuentes policiales dijeron también que el grupo solía juntarse a planear "las salidas" en la Plaza 'La Cautiva', en Altos de Tristán Suárez.

Los habitantes de Ezeiza y sus alrededores se sienten cada vez más amenazados por esa organización delictiva. Ya fue reconocido por los investigadores su "modus operandi": se mueven en grupos de cuatro y en motocicletas, sembrando el pánico en áreas donde antes había un poco más de calma.

Legítima defensa 

Aproximadamente a las 20.30 del sábado, Mancilla y la banda de motochorros de Tristán Suárez intentaron llevar a cabo un atraco. Habían elegido como objetivo a una pareja que circulaba por la calle Rojas, entre Allende y la ruta 205.

Gabriel Alejandro Carletti, de 55 años y ex agente de la Policía bonaerense, iba con su esposa, Lidia Noemí Lizarazu (51), a bordo de una moto Honda Twister 250cc. Según pudo averiguar El Ciudadano, ambos se dirigían a una fiesta cuando cerca de las diez de la noche fueron interceptados por cuatro delincuentes también motorizados en dos rodados.

El grupo abordó el vehículo, derribando a Carletti de su Honda Twister y amenazándolo con armas de fuego. Lo que siguió fue un drama que culminó en un desenlace trágico. El ex agente, enfrentado a la inminente amenaza, hizo uso de su arma reglamentaria, una pistola Tanfoglio Forcé calibre 9 milímetros, y efectuó dos disparos contra Mancilla en un acto que la Justicia calificaría más tarde como "en defensa propia".

Los disparos atravesaron el pecho del joven, cuya vida se extinguió en cuestión de segundos. Tras ello, un detalle perturbador de que los tres cómplices de Mancilla se dieron a la fuga, dejando a su compañero a merced del destino, una táctica que en el mundo del delito se traduce en una fría premisa: "el que pierde, se jode..".

WhatsApp Image 2025-02-06 at 12.10.41
Kevin Mancilla quería ser futbolista. Se transformó en asaltante y terminó muerto.

Familiares y amigos de Mancilla, conmocionados por la noticia, recordaron al joven como un muchacho con sueños deportivos, que había jugado en el Club Altos de Tristán Suárez (en la categoría 2005). Sin embargo, según los directivos del club, todos los esfuerzos por alejarlo de la vida delictiva fueron infructuosos. Kevin había manifestado interés por el deporte durante cuatro años, pero sus malas elecciones pronto lo llevaron hacia un camino peligroso, donde la delincuencia y los consumos problemáticos se convirtieron en su nueva realidad.

La relación entre Kevin y el ambiente delictivo es un reflejo de una crisis social más amplia. Los jóvenes como él, a menudo se ven atrapados en redes de criminalidad que les ofrecen una lógica perversa de pertenencia y éxito, mientras que las instituciones intentan, en vano, contener esta ola de descomposición social.  

Foto Página 15 abajo
Kevin Mancilla y sus cómplices quisieron robarle la moto a ex policía Carletti, que le pegó dos balazos en legítima defensa.

El cortejo fúnebre de Kevin fue un símbolo de la criminalidad: una caravana de jóvenes motociclistas lo siguió en su recorrido por las calles de Altos de Tristán Suárez y San Javier para darle un último adiós que resonó por el ruido de los caños de escape de sus motocicletas. 

Lo más visto