Buscan donaciones para restaurar el santuario de Nuestra Señora de Luján en Uribelarrea

A lo largo de sus 134 años, el edificio solo fue pintado en 3 ocasiones, variando en tonos desde ocre en sus primeros años hasta el rosa viejo en 2012. Hoy trabajan en las paredes, la pintura, el campanario y el pararrayos. Hay una cuenta para hacer contribuciones.

Interés general30/09/2024 Leandro Barni
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La restauración busca devolverle su esplendor al sitio sagrado, preservando la historia, con el compromiso de conservar su patrimonio histórico y religioso. 

El emblemático edificio del santuario Nuestra Señora de Luján, ubicado en Uribelarrea, dio inicio a su proceso de restauración, marcando otro hito sensible para la comunidad local. Al respecto, el cura párroco Ulises Nicolea confirmó la apertura de una cuenta destinada a recibir donaciones, fundamentalmente para cubrir los costos que implica esta importante tarea. 

La obra de restauración se centrará en la reparación del revoque, para lo cual se utilizará Tarquini, así como en la pintura y en el trabajo detallado de las molduras. El Tarquini es un revoque fino, más enduido, sellador y pintura, que tiene una excelente flexibilidad y es impermeable, disimulando las imperfecciones. Economiza costos de material y de mano de obra.

Al comenzar la tarea de desmantelar el viejo revoque, se constató que parte del material grueso se había desprendido, lo que disparó la necesidad de un gasto superior al previsto inicialmente. Para hacer frente a esto se solicita la colaboración de los fieles a través de sus donaciones. Algunas piezas tienen más de 130 años de historia y serán preservadas para su exhibición en el futuro. 

El párroco también destacó que, al comenzar la restauración, se dieron cuenta de que la estructura no se había colapsado “de milagro”, lo que subraya la urgencia de esta obra. Una atención especial recibirá la campana del santuario, la cual será restaurada para recuperar su aspecto y grabado originales. 

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Una atención especial recibirá la campana del santuario, la cual será restaurada para recuperar su aspecto y su grabado originales. 

La comunidad, liderada por el padre Nicolea, anhela que el santuario brille en todo su esplendor para el próximo aniversario de Uribelarrea, a celebrarse el 18 de diciembre. El profesional responsable de la restauración trabaja "ad honórem", mientras que la mano de obra y los materiales son financiados exclusivamente a través de las donaciones. Aquellos que deseen colaborar pueden hacerlo mediante una transferencia al alias de Mercado Pago SantuarioLujanuribe. 

El religioso explicó también que, durante el proceso inicial de limpieza con una hidrolavadora, se observó que el campanario se encontraba en un estado crítico. Aprovechando la colocación de los andamios, se decidió abordar su reparación, dado que su altura dificulta el acceso en circunstancias normales. Adicionalmente, se verificaron daños en los durmientes de quebracho que sostenían la campana, los cuales se encontraban quebrados y podridos, causando filtraciones en el interior del muro. 

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Se verificaron daños en los durmientes de quebracho que sostenían la campana, los cuales se encontraban quebrados y podridos. 

Estos durmientes, instalados hace 134 años, representan una parte fundamental de la historia del templo. Una vez restaurados, se conservarán como piezas históricas para ser exhibidas tras la finalización de la obra. La campana, con un peso superior a los cien kilos, será limpiada y devuelta a su estado original, ya que el bronce había sido barnizado en algún momento, ocultando sus grabados y opacando su brillo natural. Además, se planea la reparación del pararrayos, que, al no tener cableado ni descarga a tierra, perdió su funcionalidad. 

El proceso de restauración también incluirá la reparación de fisuras y molduras, con el fin de revestir la fachada del santuario con un Tarquini que impida el paso de la humedad. La pintura se aplicará en un color ocre claro, tal como el templo lucía al ser inaugurado a finales del siglo XIX, con columnas y la entrada en un tono algo más oscuro. 

Un dato a destacar señala que, a lo largo de sus 134 años de historia, el edificio solo fue pintado en tres ocasiones, variando en tonos desde ocre en sus primeros años hasta el rosa viejo en 2012. 

El templo católico, de estilo NeoGótico fue inaugurado el 18 de diciembre de 1890, donado por Miguel Nemesio de Uribelarrea en memoria de su esposa, Manuela Olaguer Feliú y Azcuénaga, con el diseño del arquitecto Pedro J. Benoit. En su aniversario número 120, el 18 de diciembre de 2010, recibió el reconocimiento como santuario, una categoría otorgada por el obispo Juan Horacio Suárez. 

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